Lendoiro: "La plantilla del Súper Dépor hoy valdría 4.000 millones de euros"
El presidente de la época más brillante del Deportivo compara el Súper Dépor con el fútbol actual en una extensa entrevista.
5 abril, 2019 09:36Augusto Joaquín César Lendoiro (Corcubión, 1945) presidió durante algo más de veinticinco años el consejo de administración del Real Club Deportivo de La Coruña, convirtiéndolo en uno de los equipos referentes de la Liga española de fútbol y de las competiciones europeas: el Super Dépor y el Euro Dépor. En esos cinco lustros (desde junio de 1988 a enero de 2014) el equipo coruñés alcanzó las más altas cimas de su historia: ganó una Liga, dos Copas del Rey y dos Supercopas y fue semifinalista en la Liga de Campeones. Esa trayectoria ascendente empezó a quebrarse en la temporada 2005-2006.
A partir de ahí el equipo fue perdiendo fuerza, lo que trajo consigo problemas económicos y fiscales que afectaron muy negativamente a su trayectoria -descendió a Segunda División en 2011 y solicitó concurso voluntario de acreedores al inicio de 2013- y obligaron a Augusto César Lendoiro a ceder el testigo el 21 de enero de 2014. Analizada en su conjunto, la era Lendoiro cabe calificarla como la más brillante de R.C. Deportivo: además de los títulos conseguidos, ha sido la etapa en la que el equipo estuvo más años seguidos (19) en Primera División.
El Dépor en el fútbol actual
¿Subirá a Primera este Dépor?
Yo creo que sí. No está fácil, aunque creo que el Deportivo tiene una plantilla suficiente, claramente suficiente, como para superar las dificultades que hay en este momento, incluidos los puntos que nos llevan los que van de primeros. Pero vamos a sufrir. Siempre se sufre en el mundo del fútbol, y quizás en este caso un poquito más. Ahora bien, si al final se gana, todavía se disfruta más.
El equipo va camino de cumplir un nuevo récord en número de empates en una competición liguera.
Eso hoy en día no es bueno. Además, yo tengo muy mal recuerdo de los empates. En 1994 decían que el empate era muy bueno, porque en aquel momento ganar valía dos puntos y el empate uno; comparativamente era mucho mejor en ese sentido que hoy que la victoria vale tres puntos. Sí, pero no ganamos esa Liga, que al final se la llevó el Barcelona, porque el empate nuestro con el Valencia en Riazor, por el fallo de Djukic en el penalti, nos dejó sin el título. Yo a los empates les temo mucho y más en el momento actual, porque no es lo mismo empatar tres veces que perder una y ganar dos.
¿Qué relación guardan los resultados deportivos con la gestión del equipo humano que conforma un club, el presupuesto y la gestión financiera?
Al final, el vector principal son los jugadores. Si quieres tener un gran equipo, si quieres aspirar a algo, tienes que tener grandes jugadores. En los momentos que pudimos, nosotros tuvimos grandes jugadores, y en otros momentos tuvimos los jugadores que podíamos tener. Siempre me hago una pregunta: ¿Qué hubiese ocurrido si no hubiese presidente o entrenador en los clubes de fútbol? Que, como diría Molowny, se organizasen los jugadores, y hala, a salir y a jugar. Quizá hubiera sido interesante saber lo que pasaría.
Usted asegura que otro Súper Dépor es posible. ¿Qué presupuesto debería tener el Deportivo para jugar en la Champions League?
Eso que digo yo de que es posible otro Súper Dépor no está ligado exclusivamente al Deportivo, sino que puede surgir otro Súper Dépor, llamémosle un Súper Villarreal, un Súper Celta o un Súper Real Sociedad, o incluso un Súper Eibar o un Súper Getafe. ¿Por qué? Porque la gestión económica no existe como tal; en realidad lo que existe es la gestión deportiva. Si tú tienes una gran gestión deportiva, si tú tienes un equipo en los primeros puestos de la tabla, si el Deportivo de aquel entonces hubiese tenido la distribución económica que hay ahora de los recursos de las televisiones, el Deportivo hubiese tenido un presupuesto infinitamente mayor que el que tuvo y habría podido discutirles, con mucha mayor amplitud y probablemente durante muchos más años, los títulos de Liga al Real Madrid y al Barça. Esa es la realidad. ¿Por qué? Porque la distribución de los recursos económicos totales de un equipo como el Deportivo, de mitad de tabla para arriba a o de mitad de tabla para abajo, viene derivada en el 80 u 85 % de lo que hagas en la competición de Liga: las televisiones te van a pagar en función de la clasificación. Por lo tanto, la gestión económica sin la gestión deportiva no existe. La verdadera gestión es la deportiva y derivada de esa, la gestión económica. Nosotros cuando peleábamos de verdad nunca fuimos cuartos; siempre fuimos o terceros o segundos y una vez primeros. Hoy, en función de eso, hubiéramos percibido, a lo mejor, 130, 150 o 160 millones de euros, solamente por ese detalle.
Es decir, los buenos resultados deportivos establecen una relación casi directa con mayores presupuestos y mayores probabilidades de participar en la grandes competiciones.
Claro. Además, al quedar en la clasificación en esos primeros lugares hay equipos que sobrepasan los 100 millones de euros sólo en derechos de televisión. Antes teníamos 15, 16 o 18 millones. Nosotros fuimos campeones de Liga, me parece recordar, con 68 millones de presupuesto. Y de aquella el Real Madrid y el Barcelona ya rondaban los 400 millones de euros. Hoy sobrepasan claramente esas cifras.
¿A día de hoy, cuál es el peso real de la afición en los clubes de fútbol?
A nivel económico no pinta nada. Es la realidad. En un presupuesto, como el del año pasado del Deportivo, que bordeaba los sesenta o los sesenta y tantos millones de euros, la aportación de la afición es como mucho el 10 %. El 85, 80 o 75 restante, dependiendo de cada club, deriva de los derechos televisivos, que están en función de la clasificación.
¿El fútbol profesional es un mercado cada vez más dominado por el gran capital multinacional?
Por supuesto. Eso es real como la vida misma. Desgraciadamente, nos encontramos con cosas como que aparece el indio del Racing de Santander, que llevó al club a una situación muy complicada. Lo del jeque del Málaga, que nadie sabe muy bien cómo está la cosa. Pero, también, al menos a primera vista, aparece gente seria, sensata, que puede aportar cosas. Por ejemplo, los americanos que están en el Mallorca apuntan bien; tampoco parece que lo esté haciendo especialmente mal la gente del Espanyol, en concreto, que son chinos. Es decir, hay un poco de todo. Pero es una situación muy peligrosa. Por eso nosotros intentamos en su momento blindar el Deportivo, y que nadie pudiese tener más del 1 por ciento del capital social. Y hoy sigue siendo uno de los equipos que está mejor en ese sentido, porque nadie tiene más del seis, siete y ocho por ciento del capital. Pero esto que parece que es muy poco, es mucho.
¿El mercado del fútbol tiende a ser un oligopolio?
Por un lado la suerte, por el otro la sapiencia deportiva, por el otro el riesgo que quieren correr los clubes. ¿Nosotros por qué fuimos grandes en unos momentos determinados? Porque cuando teníamos algo de dinero lo invertimos en dos grandes jugadores: Bebeto y Mauro Silva. ¡Vengan para aquí! Entonces, alrededor de ellos, fichamos también a otras grandes figuras. La gente, a veces, se olvida de que los Aldana, Claudio, López-Rekarte, Nando o Fran eran buenísimos. Hicimos un gran equipo que se mantuvo perfectamente en esa situación y cuando eso comienza a romperse y crearse una situación económica difícil, aparece la televisión con los ingresos especiales de la lucha entre Canal Plus y Antena 3. Hay una pelea. Y nosotros esperamos hasta el último momento, jugándonos el pellejo de que no hubiese dinero para el último que quedaba. Jugamos fuerte, y acertamos en ese sentido. Y es cuando pudimos traer a Rivaldo, a Djalminha, y decir: volvemos a invertir todo ese dinero en grandes jugadores. Eso nos catapulta después a los Makaay, a los Tristán… Y, entonces, con Naybet, Andrade, Valerón, Molina configuramos un equipo que viene derivado de eso, de que has invertido y si tienes suerte, te sale bien; y si no aciertas, te sale mal.
Se está hablando últimamente de crear una Superliga europea. Esa idea hace años partió de un coruñés…
Sí. Partió de Carlos García Pardo, que es el precursor de la Superliga europea.
Por los primeros datos que han sido publicitados, en el primer grupo de la Euroliga únicamente habría tres equipos españoles: Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid.
Sí, y en aquella primera Superliga entraba el Deportivo, y a lo mejor no el Atlético de Madrid.
Ni siquiera está claro que en el segundo grupo de esa Superliga tenga garantizada la entrada el Sevilla y el Valencia. ¿Será una competición muy selectiva?
Hombre, si al final es una Euroliga, estarán los mejores. Imagino que habrá un sistema justo en ese reparto. En ese aspecto, la que nos lleva mucha ventaja es la Premier, que tiene unas condiciones económicas mucho más fuertes, y ha podido fichar a muchísimos jugadores, incluso por el valor de lo que no valían. Tiene grandes equipos, y se está empezando a ver que mientras España se está descapitalizando en el aspecto futbolístico, este año la Premier nos da un palo muy fuerte precisamente en la clasificación para el tramo final de la Champions League. De continuar en esa misma línea, es evidente que equipos como el Valencia o el Sevilla no puedan mantener el ritmo que marca un Chelsea, un Mancheste o un Liverpool.
¿Vamos hacia una competición futbolística planetaria?
No. No creo que sea una cosa inmediata, se habla del año 2024 o 2026. A lo mejor ahí estamos en los albores de lo que puede ser una competición muy importante en Europa. Que lo midan muy bien, tanto los clubes como las ligas, o habrá un desfase terriblemente peligroso en las ligas nacionales. Porque estas, les guste o nos les guste, son las de verdad. A partir de ellas se generaron competiciones que estaban determinadas no por liguillas sino por eliminatorias, aunque fuesen por grupos. Me acuerdo de que nosotros no jugamos más la Champions League porque solamente el campeón de Liga se clasificaba para jugarla. Después se crearon los grupos, lo que viene a determinar cuáles son los fuertes deportivamente y también económicamente.
Ahí, en la Superliga, habrá una pelea enorme para que no se piensen que es tan fácil para la competición europea ganarle a las competiciones locales. De hecho podrían llegar a decirles: pues ustedes no entren en la competición nacional. Cosa que sería malo para los restantes clubes desde el punto de vista económico, aunque no desde el punto de vista deportivo: sin un Real Madrid, sin un Barcelona, sin un Atlético de Madrid, cualquiera podría ser campeón [en la Liga española].
Pero, desde otro punto de vista, perdería la competición europea porque si el Barcelona, el Real Madrid y el Atlético de Madrid no están ganando, no están en las primeras posiciones, la gente dejaría de ir al campo. El fútbol es de resultados, y el aficionado eso lo tiene muy en cuenta, y no solo desde el punto de vista económico. Ahora mismo, la Liga española, con Javier Tebas, debe tener cuidado, que no todo es economía. Es más, el fútbol, de entrada, es deporte, es la afición, y si nos olvidamos de ello, y pensamos que la economía es la única solución a sus problemas, es muy fácil que en muy poco tiempo los estadios no es que estén vacíos, es que mucha gente irá sin ilusión a los campos y se convertirá en algo así como ir a ver una película o una obra de teatro, y ya no digamos una ópera.
¿Faltaría esa tensión emocional?
No estoy hablando de sentimientos ultras, pero el día que desaparezca la gente que anima en los estadios el fútbol se habrá convertido en otra cosa… No será el fútbol de siempre. Ahora, tampoco se puede permitir que los ultras campen a sus anchas y hagan lo que les dé la gana. Ahora mismo el fútbol se está pareciendo, para los que somos ya no mayores sino muy mayores, a la época de la sesión continua [en el cine]: primero era una sola película que la veías muchas veces, después eran dos películas y llegó a haber tres películas. ¡Que ahora haya, desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche ‘películas’ de fútbol ininterrumpidas, es una sesión continua que creo que puede desgastar a la gente! ¡Un partido a las dos de la tarde, señor Tebas, es muy mala hora! España no es Inglaterra ni es Italia.
Las plantillas de los equipos acabarán teniendo 50 jugadores, entonces.
La gente se empieza a dar cuenta hora de esas dificultades…En otros deportes no hay contacto [entre los jugadores], pero en el fútbol, aparte de estar corriendo, acelerando y frenando constantemente en un campo muy largo, hay mucho choque, mucho contacto, patadas. Entonces si, de verdad, no se cuenta con eso, corremos graves riesgos, y se está notando. El Atlético de Madrid lleva 44 lesionados en la temporada, que vienen derivados de que la pretemporada de siempre, de cuando cogías fuerza y la hacías normalmente en un sitio y después jugabas algún partido amistoso, predominando la preparación física del equipo, no se está haciendo porque hay que ir China, a Japón, a Estados Unidos o México a ganar dinero. Así no hay preparación y cuando después llegan los momentos difíciles, la exigencia de la propia competición con muchos partidos de clubes y de selecciones, rompen los jugadores. Es normal.
El Súper Dépor
¿Cuánto se pagaría hoy por dos jugadores como Bebeto y Mauro Silva?
Nosotros teníamos 400 millones de pesetas y pagamos por ellos algo más. Hoy pagaríamos, a lo mejor, unos 600 millones pero de euros. No tanto, quizás 500 millones de euros, por ahí. Están pidiendo por Kane 250 millones de euros, por un medio centro corrientito, que no tiene nada que ver con Mauro Silva, 170 o 180 millones. Así que, probablemente, sí podían pagar por dos jugadores como Bebeto y Mauro Silva entre 400 y 500 millones de euros. ¡Ojo!, también se está pagando mucho por jugadores jóvenes que tienen que demostrarlo. Y eso es distinto. Nosotros cuando los traemos, Bebeto ya tiene 27 años y Mauro Silva, 24 años, más o menos.
Rivaldo le costó al Deportivo mil millones de pesetas (seis millones de euros) en 1996.
Benjamin Toshack, que era un tipo simpatiquísimo y muy listo, le decía a José Manuel Corral: “¿Y este es el que costó 1.000 millones?” A los pocos meses valía 4.000 millones de pesetas.
¿Qué precio alcanzaría hoy un goleador como Rivaldo?
Estamos hablando de uno de los mejores jugadores del mundo, que ganó el Balón de Oro… No lo de Messi ni Neymar, pero para que valiese 250 o 300 millones de euros, fácil.
¿En algún momento, cuando el Barça ficha en el último minuto a Rivaldo, el presidente José Luis Núñez le avisó de la operación?
¡Qué va! Es una auténtica casualidad. Es más, el que me pide después disculpas, y creo que lo hizo públicamente, es Joan Gaspart. En esos temas tampoco es que Núñez participase mucho. No iban a por Rivaldo, fue un amigo mío, Alberto Toldrá, que le da el chivatazo de que por el precio que le pedían por Steve McManaman , que quedaba libre, prácticamente pagaban la cláusula de Rivaldo. Y en unas horas desaparece Rivaldo… No nos avisaron, en absoluto.
En unas fuentes estadísticas, Tristán aparece como máximo goleador del Dépor con 110 goles, y en otras aparece Bebeto con 118. ¿Cuál fue el máximo goleador del equipo?
No lo sé, pero podemos hacer un tanto monta, monta tanto.
Lo que no ofrece duda es que Bebeto casi duplica a Tristán en el coeficiente de goles marcados por partido, y el segundo es Makaay…
Bebeto es una bandera. Es curioso que el único equipo en el que triunfa de verdad Bebeto es en el Deportivo. Anteriormente, a su manera, triunfa en el Flamingo y en el Vasco de Gama, ambos de Brasil, pero tras marcharse del Depor está en siete u ocho equipos, y en ninguno de ellos funciona bien. No resuelve al nivel que estaba con nosotros. Makaay y Tristán no mantienen el nivel de Bebeto. Bebeto le marca un gol como mínimo a todos los equipos de la Liga española menos al Valencia. Y curiosamente el único gol que marca Mauro Silva en Primera división es contra el Valencia.
¿Y Djalminha?
Djalminha es un fenómeno. Es un punto y aparte. Es el del circo…
Sí, pero usted le decía: “A ver cuándo me demuestras que eres el mejor jugador”
Él me decía a mí: “Presidente, eu son o mellor do mundo”. Y yo le respondía: “Pois a ver se o demostras dunha vez”.
¿A Djalminha se le podía poner como epitafio deportivo: “No fue lo que podría haber sido”?
Seguro. Él pudo ser el mejor jugador del mundo. Lo que pasa es que hay jugadores que disfrutan a su manera, porque quizás no sufren lo que hay que sufrir en el fútbol para poder alcanzar el máximo nivel. Otro que debió llegar a ser un Luis Suárez o un Amancio fue Fran. Pero por las circunstancias de cómo son las personas y los esfuerzos, se perdió en ese aspecto. Nadie duda de que fue un gran jugador, pero pudo haber sido otro Luis Suárez, otro Amancio. Le faltaba, quizá, la raza que tenían esos dos jugadores [Suárez y Amancio], la dedicación y el poner el fútbol por encima de todo, porque el fútbol es muy sacrificado.
Si se toma en conjunto sus 25 años en la presidencia del Deportivo, ¿cúal sería su once ideal?
Uf. Estoy preparando mis Memorias y aún no lo tengo claro. Es más, el día que la dé me da la impresión de que en vez de dar un once voy a tener que dar una plantilla o algo por el estilo. Es tremendamente difícil y seguramente sería muy injusto poder decir estos y no los otros.
¿Cuál sería hoy el precio de mercado de la plantilla del Súper Dépor?
Pues podría ser una valoración de 4.000 o 5.000 millones de euros. Yo ahí ya no llegué, pero por lo que se está hablando de jugadores que interesen al Real Madrid, al Barcelona, al Atlético de Madrid, y el Deportivo tenía jugadores de ese nivel, el precio oscila entre los 150 o 180 millones y el que se dice de 100 millones es una medianía. Subes un poco el nivel, Neymar, por ejemplo, y Djalminha podía valer 300 o 350 millones. Y Neymar no llega a ser en este momento un Rivaldo, por ejemplo. No, no llega al rendimiento de Rivaldo. Rivaldo era un gran profesional. Si Rivaldo se hubiese quedado aquí, nosotros habríamos ganado dos o tres Ligas más. Y cuando se va Rivaldo no descendemos casi de casualidad, porque nos rompe por completo el esquema que teníamos hecho: desaparece Rivaldo y Martins, otro gran goleador y hombre de referencia, tiene un problema grave de pubis y, de repente, nos encontramos sin dos jugadores de los importantes.
De los entrenadores de esa etapa, ¿cuál conectó mejor con el perfil de lo que usted entendía que debía tener el Dépor?
Yo creo que cada uno ocupó su puesto en su momento. Por ejemplo, los comienzos con Arsenio fueron muy buenos, muy buenos. Después se creó un equipo llamado Súper Dépor que reunía una serie de valores en todos los sentidos, y que encajaba perfectamente con la figura de Arsenio. Era un equipo trabajador, serio, humilde, que se fue haciendo a sí mismo y llegó a esos niveles impresionantes, hasta el punto de que fue noticia no sólo del fútbol español sino del fútbol mundial. Cuando comenzamos con el Súper Dépor, aquí venían los grandes periódicos franceses, ingleses e italianos a hacernos entrevistas. Después tuvimos a John Toshack, un hombre que cambió por completo el sentido de lo que era esa idea del fútbol en España. Precisamente [Marco Antonio] Boronat trabajó en esa línea. Y está Javier Irureta, con el que el equipo ganó una Liga, una Copa del Rey, dos Supercopas de España y llevó al Deportivo a la semifinal de la Copa de Europa, después de haber eliminado nada menos que al Milán. Ya digo, cada uno hizo su función en un momento concreto.
¿Los clubes europeos cuidan bien su cantera o prefieren ‘pescar’ en el mercado de talentos extranjeros?
Yo creo que hoy la cantera se cuida más que nunca. Y no lo digo simplemente por el Deportivo, el Celta o el Lugo, los tres equipos punteros de Galicia. En toda España se cuida mucho la cantera. La prueba es que todas las categorías inferiores del fútbol español están representadas en las selecciones los campeonatos de Europa y del mundo y son capaces de llegar a las fases finales. Eso antes no había ocurrido nunca y ahora se da. Ocurre que cuando llega la ley Bosman [que estableció los cupos de extranjeros en los clubes europeos], España se convierte en un paraíso para todos los jugadores europeos que pudieran llegar.
Nosotros somos los primeros en aprovechar la ley Bosman: ya nos decían que éramos una Torre de Babel, porque aquí había de todas las ideologías, de todas las religiones, de todo tipo de países… Era una cosa realmente curiosa. Antes, en cambio, estaba superlimitado a un número de dos, tres o cuatro jugadores nada más. Con la ley Bosman eso explota, pero al tiempo también nos damos cuenta de que por mucha gente que traigas de fuera, salvo que aciertes muy bien, no puedes perder la sintonía con lo tuyo. De ahí que se cuide muchísimo la cantera. Lo que pasa es que algunas veces hay mejores camadas y otras no. Por ejemplo, siempre hemos tenido equipos que peleaban de tú a tú con el Celta, y a nosotros nos salían centrales y a ellos, delanteros. Sin embargo, el nivel de los equipos -juvenil, cadetes o segundo equipo- era similar en los dos casos. Sí se cuida la cantera, y es una pena que no se cuide más o no salgan más jugadores.
Hay dato curioso sobre lo difícil que es sacar de la cantera un jugador de Primera. En La Liga hay, más o menos, quinientos futbolistas -veinte equipos por veinticinco jugadores-; la mitad son extranjeros, entonces quedan doscientos cincuenta con una habilidad media, como mínimo, de diez años en España. Pongamos que entran 25 canteranos al año en Primera , y no todos son jugadores del alto nivel. Jugadores excepcionales como Valerón y Silva pueden nacer en un pueblo como Arguineguín, en Gran Canaria, de cinco mil habitantes. ¿Cómo haces para saber dónde está ese jugador que va a sobresalir? Es muy difícil, muy difícil, y por eso tiene tanto mérito cuando aciertas.
¿En el Dépor, Fran fue la gran última aportación de la cantera?
Decía Bebeto que Fran tenía la calidad de un buen jugador brasileño.
¿Cuánto tardarán hombres y mujeres en jugar en los mismos equipos y en las mismas competiciones?
Primero, eso tendría que aprobarse. Y en segundo lugar, de momento todavía hay muchísima diferencia. Lo que sí es un momento álgido del fútbol femenino, donde yo le pongo sólo una pega a los clubes, y es que no se puede ir a batir un día un récord de 60.000 espectadores y al día siguiente que no haya más de mil o dos mil espectadores. Creo que los equipos que se están lanzando en el fútbol femenino deberían hacer lo mismo que hacen con el fútbol masculino: potenciar las canteras, cuidar de las niñas, y que haya equipos de alevines, infantiles, cadetes, juveniles en el fútbol femenino. Sería espectacular, porque España, que está a un buen nivel, tomaría ventaja a nivel internacional. El espaldarazo del fútbol femenino tiene que venir desde abajo y con fuerza.
¿En ese sentido, el Karbo Deportivo fue un adelantado a su tiempo?
Lo fue. Entre las jugadoras destacaba -creo que fue varias veces internacional- la hija de Rafael Franco, del ‘Piojo’ de la Orquesta Canaro, uno de los grandísimos jugadores de la historia del Deportivo, y la hija no le iba detrás. Lis Franco, periodista también, estaba en ese equipo. Creo recordar que el entrenador era Javier Mañana, una persona supervolcada en un club que llegó a ser campeón de España en una época con muchas dificultades. Yo me acuerdo que el fútbol femenino en A Coruña, mucho antes de la fundación del Karbo, jugaba un partido en Carnaval en el campo de Elviña, el del pueblo, no el actual. Un partido de solteras contra casadas al que iba mucha gente.
¿La experiencia que usted acumuló como presidente del Liceo, un conjunto de reconocida fama internacional y con un palmarés impresionante, la trasladó después al Deportivo?
-Bueno, yo soy del fútbol porque a los quince años fundé el Ural, que todavía está ahí, a un grandísimo nivel. Lo están llevando muy bien. de hecho, este año, en juveniles, puede quedar por encima del Deportivo. El Ural, en el que jugué a los doce años, desapareció, y yo lo refundé cuando tenía quince años, y me convertí en su presidente. Me gustaba el fútbol y jugué con los juveniles del Deportivo, donde llegué a ser su capitán. Nunca me puse unos patines, lo cual no quiere decir que no haya patinado muchas veces, pero el hockey si me gustaba verlo. Y quise ser ganador desde los niños. Con el equipo del Ural llegamos a ser campeones de España peleando con el Madrid y el Barcelona. Un equipo de barrio que no teníamos nada.
Y eso lo trasladamos después al hockey. Precisamente uno de los fundadores conmigo del equipo fue Javier Chaver, exjugador del Ural, y fue él el que me ofreció que en el Colegio Liceo se jugase el hockey sobre patines. Llegamos al máximo que se podía llegar. Creo que la gente hasta se aburrió de ganar, porque llegó un momento que dejó de ir al pabellón, salvo unos partidos determinados, pues lo demás era si ganábamos por ocho o por cinco goles de diferencia. Llegamos a ser campeones de España, de Europa, del mundo, varias veces. Y, efectivamente, cuando llego al Deportivo voy con esa idea también de hacer algo grande, aún sabiendo que el fútbol español no es el hockey.
¿Usted siempre fue muy competitivo?
Yo siempre salgo a ganar. Y gané muchas veces y perdí también muchas veces. Pero no pasa nada, porque al día siguiente, ganes o pierdas, empieza otra. Esa es la realidad. Yo siempre tuve un espíritu muy competitivo en todos los aspectos. En el fútbol, en la política, en todo. Yo salía a ganar sabiendo que iba a perder.
¿El VAR ha llegado para quedarse y los jugadores y los árbitros deben asimilarlo y actuar en consecuencia?
Para los árbitros es fenomenal: esperan a que les digan si acertaron o no acertaron, y después hay un debate de si deben o no entrar en ese tema. Ahí es donde está el quid. A la gente le despista mucho que esté viendo que hay penalti y le digan que el árbitro, como no lo ve superclaro, no entra en si fue o no fue penalti. En esos temas, lo normal sería adelantarse y que quien esté viendo el VAR le diga al árbitro: mira, no lo pitaste pero creo que es penalti, por lo tanto, ven a verlo y decide tú si, a la vista de las imágenes que te ofrezco, es o no es penalti. Creo que el VAR irá mejorando. Es un gran apoyo para los árbitros, en muchas cosas les da resueltos problemas enormes, porque en muchas ocasiones lo de acertar en las decisiones es cuestión de unos centímetros, y eso es muy difícil de medir por los ojos de un linier.
Después del VAR vendrá el VIR. Porque después del VAR vendrá la vigilancia del tiempo. Yo soy partidario de que los tiempos en el fútbol sean a reloj parado, y en vez de los 45 minutos serán 30 o 35, pero que todo el mundo sepa que ese tiempo se va a jugar. Igual que en baloncesto, que en hockey sobre patines… Eso por una parte, porque se evitarían muchos problemas a los árbitros. Hay veces que es una tomadura de pelo. La violencia que muchas veces surge en la gradas viene derivada de las pérdidas de tiempo, que el árbitro las tienes unas veces en cuenta y otras no. Todo el mundo se da cuenta. Así que se juegan 30 o 35 minutos a reloj parado y tres, dos, uno, cero. Se acabó, señores, aunque sea en una jugada del gol.
Otro tema es que los campos sean exactamente iguales. No cabe en mente humana que unos campos puedan tener unas medidas y otros campos otras. Unas medidas de seguridad incluso par no ir contra una valla o contra unos banquillos, como se ve cada dos por tres en algunos campos. Porque estamos hablando de presupuestos de 50 millones el que menos, por tanto si tienen que hacer unas obras para acondicionar un campo a esas medidas, háganlas, de lo contrario ahí no se puede jugar. Yo me acuerdo que cuando fui secretario de Deportes de la Xunta de Galicia nos obligaron a hacerle un polideportivo al Breogán en Lugo, porque de no ser así no podría continuar. Era un pabellón de más de cinco mil espectadores para baloncesto en Lugo, en el que cabía casi media ciudad. Me parecía una exageración, pero debía tener unas medidas determinadas. En eso, el baloncesto nos lleva mucha ventaja.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano sostenía que el fútbol es la única religión que no tiene ateos en determinado países. Y añadía: “Díme cómo jugar y te diré quién eres”. ¿Quién es Lendoiro?”
Estoy de acuerdo con él. Lendoiro juega al ataque. Yo juego siempre al ataque.