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‘Mundobasket 86’: 35 años del hito que hizo desfilar a la élite del baloncesto en Ferrol

La ciudad de Ferrol se convirtió, entre el 5 y el 10 de julio de 1986, en epicentro del baloncesto mundial y la cancha de ‘ A Malata’ acaparó las miradas de medio mundo.

5 julio, 2021 09:34

Ferrol tiene una especial relación con el baloncesto gracias, en gran medida a las hazañas del OAR, y, actualmente, al buen juego que las jugadoras del Universitario despliegan sobre el parqué.

Muchas y muchos adolescentes se enfundan sus zapatillas y bajan a echar la partida a la calle. Algo, que se ha repetido durante generaciones en la ciudad departamental y que, afortunadamente, no ha cambiado en los nuevos tiempos.

Este amor por el ‘basket’, llevó a un grupo de ferrolanos a insistir en que convertir a la ciudad en capital mundial del baloncesto era posible y el 5 de julio de 1986 el ‘Mundobasket’ arrancaba en Ferrol, atrayendo buena parte de las miradas de los amantes de este deporte hacia ‘A Malata’.

El sueño se hacía la realidad y Ferrol, en pleno proceso de reconversión industrial, olvidaba las cifras de paro y la desaceleración económica para centrarse en la magia del deporte.

Hoy se cumplen 35 años de esa fecha tan señalada en el calendario de efemérides de Ferrol, cuando jugadores de países como la Unión Soviética, Israel, Cuba, Australia, Uruguay o Angola desfilaron por las calles de la ciudad.

Huella indeleble

En Ferrol la presencial, en particular, de los jugadores soviéticos, aún no había caído el Muro de Berlín, generaba un alto grado de expectación. Las crónicas de la época recogen que fue el hotel Almirante el que se convirtió en la residencia de las plantillas de los distintos equipos y con gran despliegue de seguridad en el caso de la selección de Israel.

Esas anécdotas, como las de la contra-crónica, la de la ciudadanía que recuerda como los jugadores de la URSS, que venían de un país que se mantenía encorsetado en un régimen austero, también en el vestir, se hicieron con algunos productos de lencería del mítico establecimiento ‘El Cisne’ para obsequiar a sus esposas, se van diluyendo por el paso del tiempo y de la memoria de los que vivieron ese momento histórico.

La huella que permanece indeleble al paso de los años es la de los árboles, autóctonos de cada país, que las diferentes selecciones obsequiaron a la ciudad y que podemos encontrar paseando por el Cantón de Molíns.

Testigos imperturbables de una semana frenética, en la urbe naval, que permitió que las gradas de ‘A Malata’ vibrasen con la ilusión de una ciudadanía necesitada de alegrías. Algo que no dista mucho de la situación actual. En esta ocasión, para ahogar las penas, no nos quedará otra que tirar de la hemeroteca del recuerdo.