Los jóvenes gallegos en tiempos de pandemia: navegando en un mar de incertidumbre
El covid – 19 ha destapado la precariedad y el estado alarmante de un sector clave para la sociedad
22 julio, 2021 06:00"Si el mercado laboral ya es complicado de por sí, las consecuencias de la pandemia todavía agravaron más la situación: hay menos trabajo y las condiciones cada vez son peores", comenta Jorge Riveiro, recién graduado en periodismo. "La situación es lamentable", declara el mismo, quien trabajó durante un año en un restaurante donde le pagaban 300 euros por 20 horas semanales.
En la mayoría de los casos, los estudiantes se cuestionan si realizar una carrera es la mejor vía para acceder a un trabajo. Los jóvenes concuerdan en que la educación es fundamental para poder desarrollar una actitud crítica y unas capacidades determinantes para la vida. Sin embargo, anteponen el crecimiento personal al laboral.
Cada vez más jóvenes dejan los estudios por no apreciar la luz al final del túnel. Es decir, por comenzar una carrera con escasas salidas laborales y estudiarla con desánimo. La falta de motivación, sumada al cansancio abrumador que ha dejado el modelo mixto o telemático de las universidades y centros de formación, ha causado un gran impacto social y psicológico en los jóvenes:
Requisitos económicos
Otro de los factores que también preocupa a muchos estudiantes es la capacidad económica de la que hay que prescindir para estudiar, ya que no todo el mundo puede permitírselo. Además, las becas que proporciona el Estado son insuficientes y no llegan hasta pasados varios meses del comienzo de curso. De hecho, según los últimos datos del Instituto Gallego de Estadística, de 552.000 estudiantes gallegos, aproximadamente 65.000 dejaron los estudios para ponerse a trabajar. Los jóvenes se plantean la posibilidad de tener que emigrar para conseguir un empleo digno. Aunque la mayoría recalca que "en un futuro les gustaría vivir y trabajar en su tierra".
Los ciclos de Formación Profesional, en cambio, suelen obtener mejores resultados a corto plazo que las carreras. La falta de prácticas y de experiencia laboral son los principales obstáculos de los grados de hoy en día. "La FP es más metódica y con ella sueles conseguir más destrezas". Así lo explica David Torreiro, después de realizar el Ciclo Superior de Administración y Finanzas.
Paro y precariedad juvenil
La precariedad juvenil se ha institucionalizado en España por varios motivos. En primer lugar, porque el propio mercado tiene normalizadas una serie de prácticas que explotan a cualquier trabajador: puestos rotatorios, contratos de formación o temporales, horas extras que no se pagan y becarios utilizados como "conejillos de indias" que pasan por largos procesos instructivos. Por otro lado, existe un problema de divulgación o una estimación de la FP. Sin embargo, esto viene dado por la mentalidad de la sociedad española y el contexto político que se vive: un país en el que siempre ha costado acceder a la universidad, a una educación superior, que prolifera un mensaje obsoleto con el que pretende mejorar la calidad de vida de la población en general.
Ahora bien, la principal desventaja de la sociedad actual sigue siendo el machismo que perpetúa en las mujeres a la hora de buscar un trabajo. Estas todavía deben enfrentarse a entrevistas duras, con preguntas fuera de contexto, tales como si se plantean quedarse embarazadas en un futuro. Dichos agravantes, sumados al techo de cristal y a las perspectivas de género, son los que explican por qué la cifra de mujeres en paro es superior a la de los hombres (14, 3% frente a 11,82%).
En definitiva, España tiene la tasa de paro más alta de todos los países miembros de la Unión Europea. Según datos de Eurostat, incluso duplica la media de la UE, alcanzado el 38% de paro juvenil cuando la media está en 17,1%. Es decir, casi 4 de cada 10 menores de 25 años en España están en paro. Mientras, en Galicia, la tasa de desempleo juvenil se encuentra actualmente en un 37,12% , siendo una de las más reducidas entre comunidades, después de Cantabria (27%), Navarra (31%), Madrid (31%), Castilla y León (32%) o Aragón (34%).