Vladimir Alvaroff: El taller-tienda lucense que reconvierte objetos en lámparas y espejos
El declive del sector cultural por la pandemia ha llevado al lucense Álvaro a hacer del que era su hobby su oficio principal y da una segunda vida a objetos para crear piezas exclusivas que vende sobre todo a nivel internacional
27 febrero, 2021 06:00Hace ocho años, un negocio fallido le dio la idea de lo que a día de hoy es su ocupación y gracias a ello existe Vladimir Alvaroff, que hasta hace escasos 20 días era un taller y se ha reconvertido también en tienda. Su responsable es el lucense Álvaro, que hace un tiempo decidió darse a conocer como Alvaroff y le añadió el Vladimir "para darle un toque ruso y más potente". Su labor no es usual, ya que transforma todo tipo de objetos en lámparas y espejos para dotarlos de una segunda vida.
El lucense tiene una larga trayectoria de más de 20 años en el mundo de la cultura como músico, productor, agente de artistas y promotor de eventos, aparte de tener su propio festival, pero la crisis del coronavirus golpeó muy fuerte a este sector y se vio obligado a buscar otras salidas. "Lo que era mi hobby ahora es mi trabajo", aclara, al mismo tiempo que destaca que es autodidacta porque la única formación que tiene fuera de la cultura en este sentido son nociones que le dio su padre, que era carpintero.
Manillares de bicicletas, maniquíes, tocadiscos o un sifón inglés de los 60
"Dar una segunda vida a través de la luz" es como resume el responsable de Vladimir Alvaroff su labor, algo que considera clave en los tiempos que vivimos e invita a "dejar de consumir tanto y recuperar más objetos". Su particular recorrido en este mundillo comenzó a partir de las adquisiciones que realizaba en anticuarios o por plataformas como Wallapop, aunque desde hace poco permite a sus clientes que le lleven objetos con historia, heredados o a los cuales les tengan un cariño especial para convertirlos en lo que ellos deseen. De momento, en poco días ya lleva tres transformaciones de este tipo.
"Tengo un centenar de piezas ahora mismo, desde un manillar de bicicleta de varillas o un sifón inglés de los 60 hasta un pistón de coche, maniquíes, cámaras de fotos antiguas, tocadiscos estilo pick up antiguos que se llevaban a los guateques", enumera. "Yo decido en qué convierto mis piezas y si el objeto lo trae el cliente es él quien decide en qué quiere transformarlo", asegura.
A su vez, subraya que "todo lo que tenga que ver con transformación de instrumentos le interesa" como trompetas o trombones, al margen de que hace hincapié en que "el proceso es costoso porque se trata piezas antiguas, vintage o de coleccionista". "Procuro que el estado del objeto sea el mejor posible y los materiales que utilizo para la transformación son de alta calidad. Empleo enchufes, interruptores, cables que suelen ser de tela o bombillas de filamentos y led de estética antigua que pueden costar hasta 50 euros", concreta. Debido a esto, los precios de sus originales y exclusivas creaciones oscilan entre los 80 y los 500 euros, la mayor parte de ellos piezas únicas de las que solo existe una unidad.
Clientes internacionales y las redes como escaparate
Álvaro reconoce que tiene algunos clientes en Galicia y a nivel nacional, pero que el grueso de su mercado se centra en envíos a Alemania, Francia y Portugal. "Mis piezas viajan", apunta, al mismo tiempo que se muestra esperanzado de que con la conversión del taller también en tienda se acerque más público a visitarle y conocer de cerca a lo que se dedica.
Sobre su perfil de cliente, comenta que un 75% son mujeres y el 25% hombres, pero "muy diverso", porque se acercan desde mayores "hasta jóvenes curiosos que ven objetos en el escaparate que no saben lo que son y entran para saber más". En las últimas semanas, cuenta que le han visitado diseñadores de interiores y decoradores para hablar sobre la realización de piezas de cara al futuro y el lucense critica que desde que empezó la pandemia "no haya podido recibir ninguna ayuda" y confía en contar con alguna a partir de ahora ya que está emprendiendo en tiempos difíciles.
Las redes sociales son el mejor escaparate para su trabajo, sobre todo instagram y facebook, unos medios a través de los cuales intenta concienciar a su vez sobre el cuidado del planeta. "Debemos dejar de lado el capitalismo y el consumismo, dejar de comprar compulsivamente y optar por arreglar cosas que siguen siendo útiles aunque tengan tiempo, que muchas veces son mejores y tienen más calidad", opina. "Hoy en día excedemos de cortar árboles, del plástico, del coltán…y el planeta se rebela porque lo estamos maltratando constantemente, debemos levantar un poco el pie, a ver si con esta pandemia la gente deja de ser tan consumista y recupera cosas útiles, con historia o una estética curiosa", concluye esperanzado.