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Inmobiliario

El mercado inmobiliario de A Coruña asfixia a la gente joven: "Es imposible optar a vivir sola"

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Miles de personas salieron a la calle este domingo en Madrid para protestar por la subida de los precios de los alquileres y la imposibilidad de acceder a una vivienda. No obstante, el problema ya no atañe solo a las grandes ciudades: en A Coruña el precio del alquiler alcanzó su precio más alto en septiembre y los precios no han dejado de subir tanto en la ciudad herculina como en los municipios del área. La situación fuerza a muchas personas a tener que compartir piso en contra de su voluntad. "Es imposible optar a vivir sola", relata una afectada.

Marta tiene 24 años y es de A Coruña. Actualmente vive con sus padres y de momento  no se plantea buscar piso "a pesar de tener un trabajo fijo". "No me planteo siquiera irme de casa de mis padres porque la única opción que tendría, a pesar de tener un trabajo fijo, es compartir piso, y considero que con esta situación debería poder tener derecho a independizarme sola", relata.

En ese sentido, lamenta que la situación provoca que "dependas de amigos o de compañeros, o de una pareja, es una necesidad tener una pareja", indica. Por eso, prefiere quedarse en la casa familiar "y seguir ahorrando". "Espero que en el futuro amplíen la cobertura social a los jóvenes y al alquiler, porque los expertos recomiendan que no inviertas más del 30% del salario en tu alquiler, pero en A Coruña eso es imposible", añade.

Por su parte, Sara, de 25 años, vive con su pareja en Culleredo y asegura que lo han tenido "difícil" para encontrar piso. "Había cosas de mala muerte, súper mal amuebladas... el centro de A Coruña era imposible y pudimos encontrar en esta zona". Lo que más les llamó la atención es que los caseros "nos preguntaban cosas extremadamente personales, incluso cuánto tiempo llevábamos juntos".

"Los dos somos personas jóvenes, con trabajos estables, que podemos dar cierta fiabilidad... es decir, lo más normativo del mundo tuvo dificultades, no me quiero imaginar todo lo demás", señala. Además, tanto ella como su pareja coinciden en que los procesos más "intrusivos" fueron los que vivieron con inmobiliarias. "Hay mucha sobredemanda, estuvimos dos meses buscando, tuvimos suerte, conocemos a gente que estuvo mucho más tiempo, incluso años", añaden. 

Y es que el mes de septiembre cerró en A Coruña con una subida interanual del precio del alquiler del 14,8%, situándose el metro cuadrado en 10,1 euros, el máximo histórico, según el último informe de precios publicado por Idealista. Desde 2019, el precio del alquiler no ha dejado de crecer y se ha incrementado en un 31,16% en la ciudad, produciéndose las mayores subidas porcentuales en zonas como Os Castros, Castrillón, Eirís y Os Mallos.

Ría de O Burgo.

Ría de O Burgo. Turismo Culleredo

La situación no es diferente en el área de A Coruña, y en algunos municipios, como Arteixo, Culleredo u Oleiros, el alquiler se ha disparado aún más que en la ciudad herculina. En Arteixo el precio medio del metro cuadrado ha pasado de 5 a 7 euros; en Culleredo de 6 a 8,5 euros; mientras que en Oleiros lo ha hecho de 6,2 a 9 euros.

Este escenario, que ya se califica de crisis, obedece a razones multifactoriales, entre ellos, la falta de vivienda pública o el auge de los pisos turísticos, que ha producido un desplome en la oferta de vivienda para alquiler convencional: en A Coruña ahora hay un 39% menos de viviendas disponibles para personas o familias que buscan un alquiler permanente, un porcentaje superior a la media del país.

"Ahora está todo mucho peor"

Laura, de 34 años, vive en A Coruña y asegura que "encontrar piso fue súper difícil". "Vine por un contrato de trabajo, pero aún no tenía nóminas y en muchos sitios te las pedían", relata, por lo que tuvo que recurrir a que la avalara su padre, además de contratar un seguro de impagos. "Siempre me pidieron las dos cosas".

Ella fue el año pasado una de las beneficiarse de la ayuda de 250 euros del Gobierno central para el alquiler, una medida que agradece pero que considera insuficiente ya que "la gente acaba poniendo los alquileres más altos porque te dan una ayuda", lamenta.

A su llegada a la ciudad pasó varias semanas en casa de una amiga mientras buscaba piso. "Por la mañana trabajaba y por la tarde me recorría la ciudad buscando pisos, pero era difícil porque si no eras la primera persona en llamar a la oferta que acababa de salir lo normal es que no lo lograras", cuenta.

Al final consiguió entrar en un piso que ofertaba una inmobiliaria. Valora que el precio "no es muy alto", ya que son menos de 500 euros, pero se trata de un piso "muy viejo, que no tiene calefacción, tiene los muebles mínimos, y en invierno paso bastante frío". Pese a entrar en esta vivienda, Laura no ha desactivado nunca las alertas de las webs de alquiler por si encuentra algo mejor, "pero es imposible", asegura: "Cada vez salen menos cosas a un precio asequible, ahora está todo mucho peor".

"Imposibilidad de vivir sola"

Radiografía parecida comparte Iris, de 30 años, que viven en un piso compartido en A Coruña y se encuentra con que "es imposible optar a vivir sola en una vivienda, no solo en el municipio, sino también en los alrededores". En su caso es así a pesar de tener "estudios universitarios", así como "un salario que está por encima del salario mínimo", y de no ser "una persona racializada".

En los últimos años ha tenido que cambiar de piso en tres ocasiones, unos procesos que considera que fueron "frustrantes e incluso dolorosos". "Te quedas todo el tiempo pensando que no eres suficiente, porque el mercado no te permite algo tan básico como tener acceso a una vivienda digna, ya no tener una vivienda en el centro, o una de nueva construcción... sino una vivienda sin más", relata.

Eso provoca que muchas personas como ella tengan que recurrir a compartir piso en contra de su voluntad, algo que tampoco les salva dejarse gran parte del sueldo en el alquiler, ya que "los precios no bajan de los 300 euros por habitación".

De ese proceso, destaca lo farragoso de buscar vivienda a través de los portales de internet, donde las ofertas vuelan, y los precios no han dejado de aumentar. "Son precios para viviendas que ni siquiera tienen una gran calidad, son pisos con muebles viejos, sin calefacción, muchos sin ascensor, cocinas no reformadas... y cuando tienen una mínima mejora se multiplica el precio". Eso en barrios más "humildes", porque "en el centro tienen precios desorbitados".

Otra situación que se repite es "no tener opción a contrato porque ya hay gente dentro del piso", o que pidan "hasta dos meses de fianza". "Si la habitación cuesta 400 euros a veces tienes que pagar más de 1.000 para entrar", cuenta.

Iris lamenta que esta situación impide "la capacidad de ahorro", lo que a su vez elimina la "idea de futuro en la que poder salir de esta situación y tener un piso en propiedad, a no ser que cuentes con una familia que te ayude en la entrada. No conozco a nadie que esté en ese proceso que no recibiera ayuda de sus padres, por lo que es una desigualdad social estructural", incide.

Medidas de las administraciones

Las distintas administraciones han anunciado en los últimos días medidas para intentar amortiguar esta situación. El Concello de A Coruña anunció el viernes que solicitaría formalmente a la Xunta de Galicia ser zona tensionada, así como que sacaría a consulta pública la ordenanza para la regulación de pisos turísticos.

Por su parte, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, anunciaba un paquete de medidas entre las que se encuentra un "bono emancipación" para jóvenes, y la intención de fijar cuotas de reserva de vivienda pública (tanto en alquiler como en venta) para menores de 36 años.

También el Gobierno central anunciaba este lunes una nueva convocatoria del Bono Alquiler Joven, una medida que fija una ayuda de 250 euros al mes para cada persona de 18 a 35 años durante un plazo de dos años. Sin embargo, la medida podría no tener un impacto real en los precios, ya que algunos propietarios estarían a su vez "aprovechando" para subir al mismo tiempo el precio de sus pisos, según indica Laura, una afectada.