Equilibristas
Una reflexión sobre el alto ritmo de vida que llevamos y lo difícil que es llegar a todo y cumplir todas las expectativas
16 octubre, 2021 11:21Recientemente tuve la oportunidad de gestionar con mi familia de Hifas da Terra un panel de consumidores de esos en los que se analiza a gente anónima a través de un espejo para conocer su visión y percepción, en este caso sobre el bienestar y su concepto alrededor de la vida saludable. Una de las cosas que más me llamó la atención es que el 90% de los entrevistados describían su día a día con la familiar sensación de “intentar llegar a todo pero no ser capaz”.
La velocidad del día a día nos pone al frente del volante de un coche que circula a toda velocidad tratando de recorrer un circuito lleno de curvas y baches que pasa por ser el mejor en todo: el mejor padre/madre/hijo, el mejor profesional, el mejor amigo, el mejor amante… Circulamos muchas veces incluso por encima de la velocidad permitida o lo que es peor con los neumáticos bajos de aire (y sobrecargados de presión) para cumplir con los objetivos que marcan las expectativas sobre nosotros (las nuestras propias y las de los que nos rodean).
Vamos a tanta velocidad que apenas cambiamos de marcha, rara vez pisamos el freno y aún encima conducimos sin cinturón de seguridad, viendo pasar fugazmente por la ventanilla imágenes de los medios de comunicación o las redes sociales en las que nos muestran todo aquello a lo que debemos aspirar: una cena gourmet con estrella Michelin, el premio del año a tu labor profesional, un romántico viaje en pareja a una isla desierta con un mojito en la mano, una fiesta loca con tu sinfín de mejores amigos, un cuerpo perfecto pulido en el box de moda… lo queremos todo y lo queremos ya.
Esta situación nos lleva a hacer equilibrismos sobre la delgada línea de nuestra salud mental, tratando de sostenerse en la cordura y avanzar sin caer dañando a nuestro órgano mas poderoso pero también mas peligroso, el cerebro.
Asentamos nuestra vida sobre una silla con cuatro patas (como las 4 ruedas de un coche siguiendo el símil automovilístico): la primera de ellas es el YO, el “uno mismo” y el autocuidado del que puede llegar a ser tu peor enemigo, tanto desde una perspectiva externa como puede ser el deporte o la alimentación como en una interna como la reflexión o el relax. Nuestro segundo pilar es el AMOR, sentirse querido y querer estableciendo lazos emocionales sólidos y sin fricciones, tanto con tu pareja como con tu familia. Relacionado con ello está nuestro círculo y actividad SOCIAL, el conjunto de tus amistades y la forma de relacionarse con ellos y ellos contigo es vital para mantener un estado saludable. Por último, aunque no menos importante, está el desarrollo PROFESIONAL, seas estudiante, trabajador o emprendedor, sentirse realizado intelectualmente es una pata fundamental de tu estabilidad (económica y también mental). Debes de mantener todas tus patas fuertes y todas ellas en alturas equilibradas para poder aposentar tu propia vida sin correr el peligro de darte con el trasero en el suelo.
Desde que me explicaron este concepto, una vez que tuve que pasar por la ITV a revisar mis propias ruedas, trato de aplicarlo en mi día a día, no solo a nivel personal sino también en mi vida laboral y con mi entorno, porque en nuestro vehículo no vamos solos y un accidente dañará no solo al conductor sino que puede afectar a todos los que nos acompañan, familia, pareja, amigos y compañeros. No siempre es fácil (a mí me han quitado ya varios puntos del carnet) pero tratar de contribuir al equilibrio de los que nos rodean profesional, sentimental o socialmente tiene una influencia clave sobre nuestro propio estado emocional y el de nuestra y su salud mental.
La semana pasada fue (me niego a emplear el término “celebrar”) el día de la salud mental, una jornada promovida por la Organización Mundial de la Salud en la que visibilizar la enorme incidencia de estas enfermedades en la población, muchas de ellas silentes, y la importancia del cuidado psicológico como parte del sistema socio-sanitario (a ver si de una vez los gobiernos se dan cuenta de que la psicología debe de formar parte fundamental del catálogo público de servicios sanitarios).
Sufrir una enfermedad mental puede ser una de las peores experiencias a las que te enfrentes y acudir a tiempo al psicólogo al menor síntoma (o incluso diría que sin ellos) es sin duda la mejor idea que puedes poner en práctica. No pienses que porque tengas la potencia de un Ferrari y el depósito cargado de gasolina podrás llegar lejos si una de tus ruedas pierde aire o incluso se pincha. A veces, es necesario pasar por el taller o conducir mas lentamente para llegar seguro a tu destino permitiéndote disfrutar del viaje y su paisaje. Eso es la vida en realidad. Eso es la felicidad.