Las galerías de la ciudad de A Coruña.

Las galerías de la ciudad de A Coruña. Shutterstock A Coruña

Opinión

De Neno a Bro

Una reflexión sobre cómo el lenguaje refleja y ayuda a construir la identidad de una ciudad y cómo las influencias extranjeras pueden llegar a borrarla

29 junio, 2024 14:05

Al escuchar a los adolescentes en mi ciudad, A Coruña, noto con nostalgia que poco a poco se está perdiendo la jerga de la calle, esa forma tan característica que teníamos de hablar. Recuerdo claramente cómo, entre la chavalada de mi época, las palabras fluían con un ritmo y una cadencia particular, llenas de vida y de identidad local. Ahora, al observar a las nuevas generaciones, me pregunto: ¿qué está ocurriendo? ¿Será que me estoy volviendo mayor y las cosas están cambiando sin que yo lo comprenda del todo?

Las palabras que antes eran el alma de nuestras conversaciones juveniles parecen desvanecerse. ¿Dónde quedaron aquellos términos tan propios como "kel", "puril, ja", "pinrel", "ful" y muchos más? Estos vocablos no solo formaban parte de nuestro vocabulario cotidiano, sino que también eran símbolos de nuestra pertenencia a un lugar y a una cultura específica. Lo que más me llama la atención es la desaparición de la mítica palabra "neno". Esta palabra, que tanto usábamos para referirnos unos a otros, está siendo reemplazada por "bro", una clara influencia de la cultura estadounidense.

Este cambio no es solo una cuestión de palabras, sino que implica una transformación más profunda en nuestra identidad como ciudad. La palabra "neno" era más que un simple término, era un emblema de nuestro orgullo coruñés. Usarla nos diferenciaba, nos unía y nos hacía sentir parte de algo único. Ahora, al adoptar términos como "bro", siento que estamos perdiendo una parte esencial de lo que nos hacia ser lo que éramos, unos "Nenos".

Por ello, hago un llamamiento a todos esos chavales: no dejemos que las "americanadas" arrinconen nuestra propia esencia. Mantengamos viva nuestra jerga, nuestro dialecto, nuestra forma de hablar que es, en definitiva, un reflejo de nuestra ciudad y de nuestra historia. Las palabras que usamos tienen poder, el poder de conectar generaciones, de contar historias y de preservar nuestra identidad.

No permitamos que la globalización y las influencias extranjeras borren nuestro legado lingüístico. La riqueza de nuestras calles reside también en su lenguaje, en esas palabras que se transmiten de boca en boca y que, al hacerlo, fortalecen nuestros lazos y nos recuerdan de dónde venimos.

Así que, la próxima vez que vayáis a llamar a alguien "bro", pensad en "neno". Recordad que, al hacerlo, estáis manteniendo viva una parte de nuestra esencia callejera. Seamos conscientes de la importancia de nuestras palabras y disfrutemos de nuestra identidad con orgullo. Al fin y al cabo, la jerga de la calle es mucho más que un conjunto de términos, es el latido de nuestra cultura y nuestro sentido de pertenencia.