Día del Medioambiente: No nos olvidemos, también el ser humano es naturaleza

Día del Medioambiente: No nos olvidemos, también el ser humano es naturaleza

La tribuna

Día del Medioambiente: No nos olvidemos, también el ser humano es naturaleza

Ana Rodríguez, de Alén Soluciones en Economía Circular y sostenibilidad, nos habla de cómo la economía circular puede ayudar a mejorar el medio ambiente.

5 junio, 2021 13:59

Hace ya unos años, en un voluntariado con Ingeniería Sin Fronteras en Camerún, decidimos hacer una escapada y subir el Monte Camerún, un volcán de 4000m de altura situado al suroeste del país. Dos días después, cuando descendíamos con bolsas de basura llenas de latas y botellas de plástico aplastadas para disminuir el volumen , le preguntamos a uno de los sherpas dónde podíamos depositarlas, esperando, ilusos, que hubiera contenedores en algún punto del recorrido. Sin mediar palabra uno de ellos cogió las bolsas y las lanzó con fuerza al medio de la vegetación. Nadie hizo nada. Nos quedamos asombrados pero no dijimos nada a pesar de que pensamos en que además de tener un impacto ambiental directo, ese tipo de residuos podría desencadenar un incendio e impactar directamente en sus vidas que dependían del turismo y de los ascensos al Monte Camerún.

Quiero creer que en muchos casos probablemente la manera en la que actuamos, cómo y qué consumimos vienen determinados por la desconexión que tenemos de los impactos que generan nuestros actos…y es que parece que hubiéramos perdido la capacidad de unir los puntos, de ver las conexiones entre nuestros actos y sus consecuencias a nivel global. Y es que, aunque nos cueste verlo, el ser humano es parte de la naturaleza.

Los días de “celebración” de diferentes causas siempre me han parecido un recordatorio puntual, de sensibilización, pero que a nivel individual deben ir más allá con compromisos personales. Este año el tema del día del medioambiente se centra en la restauración de ecosistemas con el lema “Reimagina, recupera, restaura”. En estos días se nos suele animar a plantar árboles o limpiar ríos y playas. Pero no basta con esto. A nivel individual y como sociedad debemos repensar nuestros modelos de producción y consumo. El modo en el que consumimos tiene también un impacto directo en la biodiversidad, en el uso de recursos, en la contaminación marina, el calentamiento global, etc., y los motivos para actuar no son pocos: el mundo pierde una superficie de bosque equivalente a un campo de fútbol cada tres segundos y en el último siglo, se han destruido la mitad de los humedales.

Cuando hablamos de sostenibilidad nos referimos a la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Sin embargo, con nuestros modelos y ritmos de producción actuales estamos comprometiendo no solo el futuro de las generaciones futuras sino también de todos los seres que habitamos el planeta.

Y es que la disponibilidad de recursos de nuestro planeta es limitada. Parece que por el momento aunque hayamos amartizado ya, no contamos con recursos más allá de los que dispone la tierra. De hecho, cada año superamos la biocapacidad del planeta, es decir, la capacidad que tiene de regenerar sus recursos. Se dice que en el futuro acabaremos volviendo a los vertederos para recuperar los materiales valiosos que hoy desechamos sin miramientos…

Como consumidores, parece que aliviamos nuestras conciencias haciendo una correcta gestión de los residuos que generamos depositándolo en el contenedor correcto (con suerte). Sin embargo el porcentaje de reciclaje de los residuos es mucho menor de lo que seria deseable y de lo que con frecuencia se cree, y gran parte de los residuos acaban siendo incinerados (perdiendo el valor que tienen ya que podría recuperarse), o en un vertedero, con el impacto que ello conlleva ambientalmente: impacto visual, en el ecosistema y la correspondiente generación de gases de efecto invernadero como consecuencia de la descomposición de la materia orgánica. 

En este sentido, para hacer frente al cambio climático (no hay duda de que la actividad humana ha repercutido en la temperatura del planeta y hay datos científicos que lo respaldan ampliamente), las iniciativas se han centrado hasta ahora en la transición hacia las energías renovables y la eficiencia energética. Sin embargo, hoy se sabe que esto sólo incide en un 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y que el 45% restante proviene de la producción automóviles, ropa, alimentos y otros productos que utilizamos a diario. Es por esta razón que la economía circular puede jugar un papel clave  ayudar a reducir nuestras emisiones, al transformar la manera en que producimos y usamos los productos.

Pero debemos ir más allá…por eso surgió Alén como empresa, porque nuestro objetivo es acompañar a organizaciones y administraciones en esta transición tan necesaria hacia un modelo circular, dejando atrás el modelo lineal que nos ha traído hasta aquí, basado en extraer recursos, producir, consumir y tirar. 

La economía circular, que busca abandonar esa idea de que el desarrollo económico tiene que ir asociado a un mayor consumo de recursos y propone comenzar a ver los residuos como recursos, y mantener su valor en el tiempo tomando ejemplo del uso que la naturaleza hace en sus ciclos naturales, nos propone alternativas que van desde rechazar aquello que no necesitamos, reducir nuestro consumo, reutilizar productos en buen estado desechados por otro consumidor, reparar para alargar la vida de los productos, refabricar aquellos que se pueden actualizar, rediseñar con criterios de sostenibilidad, y finalmente reciclar las materias primas como última alternativa, únicamente cuando hemos agotado todas las opciones anteriores.

En Alén queremos ser parte del cambio desde lo individual a lo colectivo, queremos comprometernos con el medioambiente, con el planeta ¿y tú, te sumas?

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