El Penique: ni el fuego pudo con el pub más cervecero de A Coruña
Charlie Estévez lleva desde el 2000 con este local de Juan Flórez. El Penique perduró hasta a un voraz incendio que lo mantuvo cerrado medio año. Hoy, es referente en cervezas internacionales en la ciudad
21 junio, 2019 15:30En el 2020 el Penique cumplirá 23 años y Carlos Estévez, conocido por sus amigos como Charlie, llevará dos décadas al frente de este icónico bar con esencia de pub irlandés. Este local se encuentra en la rúa Costa da Unión, a escasos metros de Juan Flórez. Por él han pasado políticos, jugadores del Dépor, escritores y trabajadores de todas las condiciones e ideologías.
Al entrar al Penique nos reciben Bruce (por Springsteen) y Clarence (por Clemons, el inseparable saxo del Boss). Son los dos perros de Charlie. En casa están Alice Copper y Rob Stewards, sus otros canes. Si hablasen, contarían todos los secretos de un local con mucha historia. En el 2005, el local ardió por completo. Medio año tardó Charlie en poder reabrir. Pero los clientes lo entendieron, y continuaron llenando esta "borrachería", como su dueño la conoce. Podríamos llamarlo el pub ignífugo, que resurgió de sus cenizas como un ave fénix.
En el Penique uno se transporta a Irlanda. A un pub de Belfast o Dublin. 100 referencias y 8 grifos de cerveza acreditan la calidad y diversidad de los brebajes que se sirven. Sobre la barra, vuelan cerdos rosas. Una de tantas referencias a Pink Floyd, la banda favorita de Charlie, que esconde el local. Sobre la vitrina de bebidas hay una hilera en la que no se distingue la etiqueta. "Son las únicas que sobrevivieron al incendio", cuenta.
Charlie me ofrece una cerveza y una canción para acompañar la charla. Le pido que escoja la primera, y también la segunda. Sirve una BrewDog bien fría y coge un vinilo de la estantería. Es el álbum Black Smoke Rising, de los americanos Greta Van Fleet. Comienza a sonar Highway Tune y Charlie cuenta: "¿Sabías que esta banda se llama así por una vecina a la que no le gustaba su música? Es curioso". Y el Penique, ¿por qué se llama así? "Es la moneda de Irlanda. No le doy muchas vueltas, siempre me gustó el nombre".
Un rincón para los amantes de la cerveza
¿Mantiene el Penique la esencia de cuando abrió?
Sí, solo hubo cambios tras el famoso incendio del 2005. Ahora está de moda Juego de Tronos y Canción de hielo y fuego. Pues, a nosotros, nos ardió el bar por un fallo en la máquina de hielos. Fue el hielo el que provocó el fuego. Es muy curioso (se ríe). Fue un momento muy duro. Hubo problemas con el seguro y tardamos 5 meses en abrir. Me tuvieron muy puteado. Fue mucho tiempo cerrado. De hecho, la reinauguración fue el día de fin de año.
¿Sobrevivió algo a las llamas?
Pusimos una frase en recuerdo a aquel incendio sobre la puerta de entrada. También quedaron unas botellas, que mantenemos en la vitrina como homenaje.
Por suerte, siempre tuvisteis una clientela fija
Sí, eso sí. Y gracias a Dios, se va renovando, va entrando gente nueva, más joven. Aquí coincide todo dios, desde futbolistas del Dépor a diputados del Congreso, profesores de universidad o incluso un teniente de alcalde coruñés. Es un ambiente muy variopinto y ecléctico, aquí hay fachas y comunistas a partes iguales. A veces se pone la cosa muy divertida. Hay anécdotas de todos lo tipos.
Seréis los más conocidos del barrio.
Como somos los últimos que cerramos, cada vez que pasa algo todos miran hacia nosotros. Incluso nos han hecho varios reportajes en la televisión por sucesos. Por ejemplo, un día que atracaron una tienda de informática en esta calle, y detuvimos nosotros al ladrón. Era de noche y solo estábamos nosotros abiertos. Empezó a sonar la alarma y lo descubrimos dentro del local.
¿Qué día hay más ambiente aquí?
Como norma general, los viernes. Esta zona está llena de oficinas y bancos, y mucha gente se toma algo al salir de trabajar. A partir de las 11 de la noche, hasta las 2 o 3 de la mañana, siempre hay mucha gente.
Hay pocos locales con estética de pub británico en A Coruña.
Creo que hoy en día hay un repunte, por la moda de la cerveza artesanal. Han abierto varios locales como el Black Dog, el Malte o Caneca Furada. Son unos fenómenos y trabajan muy bien. Es cierto que al principio éramos pocos, creo que los más veteranos somos la Rochester y el Penique. También estaba el Dublin.
¿Se puede decir que sois los precursores de este tipo de local en la ciudad?
Creo que lo fuimos nosotros, la Rochester y el Dublin. Hasta donde yo sé, somos los tres locales que levantamos esto.
¿Hubo algún viaje a Irlanda o Inglaterra que motivase que el Penique tenga esta estética?
Yo todos lo viajes que hago a Londres, Dublin, Glasgow o Edinburgo es para probar cervezas nuevas. A mí me encanta este rollo. Cuando me empezó a gustar esto de las cervezas internacionales fue en un pub que se llamaba El Sótano, que estaba donde acabaría abriendo el restaurante O’Secreto. Las primeras Franziskaner que probamos, fueron allí. Te hablo del año 1992, más o menos.
Ahora supongo que será más fácil que antes conseguir cervezas de todo el mundo.
Siempre hubo cervezas internacionales. Fueron entrando empresas poco a poco a distribuir cervezas. Ahora, sí que pienso que hay un bum desproporcionado de cervezas artesanales. Es una moda que viene de Estados Unidos. Todo el mundo dice que su cerveza es cojonuda, la más rica, pero es mentira. Está muy bien, pero es algo desproporcionado. Dentro de unos años, solo quedarán unas pocas de todas las que han aparecido. Las que lo hagan mejor serán las que sobrevivan.
¿Tenéis en el Penique una cerveza propia?
La tuvimos, la Peni Ale, pero estamos justo ahora en un cambio de grifos y la tengo apartada. Un conocido de la casa es quien nos la hizo, y a la gente le gustó. Antes, te hablo del año 2005 más o menos, vendíamos de todo. Había que rellenar a diario las neveras. Ahora es más complicado. En A Coruña somos muy de la Estrella Galicia. Tiene un enorme mérito lo que han hecho. Yo mismo he cambiado a Estrella, que tiene una división de cervezas importadas muy buena. Pero antes teníamos que buscarnos la vida para importar marcas como Guinness. Pese a ello, sobrevivimos. Algo estaremos haciendo bien.
¿Qué marca me recomendarías?
Ahora hay una casa escocesa que es acojonante. Se llama BrewDog y ha roto todos los cánones sobre la cerveza. Hacen lo que les sale de las narices. Tienen 160 referencias diferentes, es una pasada. Hacen cerveza con todo lo que se te ocurra. Aquí tenemos una Punk Ipa, con mucho lúpulo, que tiene un sabor muy resinoso. También tenemos otra Ipa, pero con pomelo.
¿San Juan es también una celebración destacada en el Penique?
Es bestial. Hace 20 años, cuando empezamos, no hacía ni Dios parrilladas en el barrio. Tenía un amigo en Porto do Son que nos regalaba 100 kilos de sardinas. Con el tiempo, se fue popularizando. Se monta la de Dios.
Imagino que San Patricio será también importante.
Es el día del año que más trabajamos. Este año coincidió muy mal, fue un domingo. Es nuestro patrón. Las cervecerías coruñesas tenemos la tradición de visitarnos los unos a los otros ese día. Hay compadreo. Lo pasamos de puta madre en San Patricio.
El Penique también tiene fama de ser un lugar al que ir después de los partidos del Dépor.
Yo odio el fútbol. Eso lo lleva mi hermano. Muchas veces ya no abrimos a propósito para partidos del Dépor.
Otro de los puntos fuertes del Penique es la música. ¿Viene mucha gente por ella?
Viene bastante gente a escuchar música. Además, el hecho de pinchar en vinilo les gusta mucho a los clientes. Me piden que ponga discos. Últimamente me piden mucho a Queen, por la moda de la película. A mí me gustaban de chaval y ahora está todo dios súper pesado.
¿Quién hizo el cuadro del local que tenéis colgado en la pared?
Fue un cliente colombiano llamado Carlos Santos que andaba por los bares pintando. Hay muchos sitios por el barrio con cuadros igual. Lo que pasa es que el nuestro es especialmente chulo, por la cantidad de detalles que recreó. Creo que fue un pintor que pasó una época en la ciudad y se piró, como hizo Picasso (se ríe).
¿Y el de Pink Floyd también lo hicieron para el local?
Ese lo encargué yo. Es mi banda favorita y quería tenerla muy presenta aquí. También hay cerdos volando sobre la barra. De hecho, muchos de los viajes que hacemos para probar cervezas son con la excusa de ver a Pink Floyd o a Roger Waters en Inglaterra, Edimburgo…
Cuentan que jugabais a la Playstation los empleados cuando cerrabais.
Fue durante una época, para sacarle partido al proyector. Hay una buena anécdota relacionada con eso. Había varios jugadores del Dépor que se juntaban aquí para jugar al mus. Víctor Sánchez del Amo, Molina o Valerón. Y se animaban a jugar partidos al Pro Evolution Soccer en el proyector. Recuerdo un partido que Víctor me ganó 3-2 con un penalti injusto. Pero, claro, él venía del Madrid y el árbitro estaba comprado (se ríe).
¿Hay alguna anécdota que recuerdes con especial cariño?
Hay una muy divertida. Un día entró un tío y pidió una consumición. Cuando se la pongo, un cliente habitual que tenía un ciber en el barrio me cuenta que esa persona le había faltado al respeto a Katy, la camarera que teníamos, hacía una semana. Era como una hermana para nosotros. Así que voy a donde el tipo, le quito la copa y le digo que no es bienvenido. Él se revuelve y protesta, así que al final lo agarro y trato de echarlo. Fue casi una pelea hasta que consigo tirarlo a la calle y volver a dentro. En esto, viene a mí el cliente que tenía un ciber y me dice: "Charlie, que no era ese. Era el de al lado". Yo me quedé pálido (se ríe). Ya no me quedaban fuerzas para echarlo a él también, así que allí quedó. Hay mil historias así.
Y las que quedan por pasar, ¿no?
Eso esperamos. Hubo años muy jodidos, con la crisis económica. Pero hoy, por suerte, vuelve a ir bien y la gente responde. Además, Estrella Galicia nos ayuda un montón. Compraron una parte de O’Hara, mítica cerveza irlandesa, y esa marca nos nombró embajadores oficiales e, incluso, montamos nosotros el estand del Fórum Gastronómico. La hostelería es un mundo muy bonito, pero hay que tener buen humor y hay que valer.