Novios con marcarilla (foto de archivo)

Novios con marcarilla (foto de archivo) iStock

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Bodas postcovid: Invitados con mascarilla, DJ con libreta, mesas separadas y aplazamientos

La pandemia ha provocado que las bodas como las conocíamos hayan desaparecido y los eventos multitudinarios llenos de abrazos y besos han dejado paso a las mascarillas, la distancia social y las restricciones de aforo

30 julio, 2020 06:00

Los novios que tenían programada su boda para este 2020 se han encontrado con el desagradable obstáculo del coronavirus en su camino, pero las maneras de gestionar este contratiempo son diversas según las parejas, los wedding planner que hayan contratado, los proveedores y el tipo de ceremonia soñada que tenían preparada.

La pandemia y los continuos rebrotes que surgen en la comunidad y a nivel nacional e internacional no están facilitando las cosas, lo que ha provocado que la gran mayoría de las parejas aplacen su enlace a 2021, que otras se arriesguen a celebrarla en otoño confiando en que la situación epidemiológica estará mejor y también están aquellos casos de cambios de fecha que han quedado en el aire o directamente quienes han decidido que casarse ya no está en sus planes por diferentes motivos.

A su vez, un documento que tienen muy presentes estas semanas tanto las futuras parejas que se convertirán en marido y mujer como todos los trabajadores implicados en las bodas, es la "Guía ISSGA de recomendaciones preventivas en el ámbito laboral ante el coronavirus: ceremonias nupciales y otras celebraciones religiosas o civiles". La guía, creada por el Instituto de Seguridad y Salud Laboral de Galicia, se ha elaborado en respuesta a la solicitud de asesoramiento de la Asociación de profesionales de Galicia de bodas y eventos (APROGABE) y se actualiza periódicamente en función de la normativa e indicaciones de las autoridades.

Entre las indicaciones específicas de la guía, se encuentran las referentes a la ceremonia, el banquete, el aperitivo, la barra libre y hasta la animación musical y el baile. Como se puede comprobar con estas normas ya nada volverá a ser como antes, ya que por ejemplo se establece el uso obligatorio de mascarilla si no se puede mantener la distancia social de 1,5 metros o la regla que obliga a la que la zona de la barra libre debe estar suficientemente alejada de la pista de baile para evitar aglomeraciones, entre otras situaciones a las que poco estábamos acostumbrados hasta ahora.

Dentro de los enlaces en época de coronavirus postcuarentena, las partes más afectadas son:

Los novios: Isabel Peñalver y José Vizoso

La joven pareja se casa en una ceremonia religiosa el próximo 29 de agosto, la fecha original en la que iban a contraer matrimonio antes de la pandemia. Se decidieron fácilmente por este día porque cuentan que era el único sábado libre que quedaba en el Pazo de Sergude para este verano cuando empezaron a programar todo, lejos de imaginarse que el mismo año que se casan estallaría una pandemia mundial que ha hecho de las mascarillas un elemento más de la vestimenta del día a día para todos.

Los novios reconocen que durante el confinamiento no sabían si iba a ser posible que se celebrase el convite pero siempre tuvieron claro que querían que fuese en la Iglesia de Santiago de la Ciudad Vieja de A Coruña "con coronavirus o sin él porque es un paso importante para ellos que no querían aplazar más". Peñalver cuenta que gracias a la paciencia y tranquilidad de Vizoso ha vivido esta difícil situación de incertidumbre "de otra manera". "Había días que lo llamaba desesperada diciéndole que había que empezar a buscar otras opciones pero él siempre apostó por seguir adelante. Me decía que a las malas la celebración para 2021", detalla, a la vez que rememora que desde el pazo les ofrecieron posponer la celebración al 28 de agosto de 2021, al igual que los proveedores les confirmaron que les guardaban la fecha de este año y del que viene sin problemas.

Según los planes de los novios, en el pazo coruñés primero tendrá lugar un aperitivo al aire libre para posteriormente pasar a la cena en un espacio cerrado, pero apuntan que se tuvieron que aplicar las medidas de reducción de aforo establecidas por ley (entorno al 30% de capacidad). "Lo que cambia principalmente es en la parte del aperitivo, los comensales ya no pueden coger directamente la comida de la bandeja, sino que será el camarero quien ofrezca y ponga los tentempiés en un plato individual", aclaran, a la vez que confirman que en la iglesia que han elegido el aforo máximo es de 148 personas "que tendrán que llevar obligatoriamente mascarilla".

La pareja apunta que ellos no están obligados a llevar esta protección por lo que no se pondrán mascarilla en el momento de la ceremonia pero tomarán todas las precauciones, ya que en el pazo se instalarán dispensandores de gel hidroalcohólico y los obsequios de recuerdo de la boda se pondrán en las propias mesas en el sitio de cada invitado ya que lamentan que "no está permitido entregarlos de manera individual". Otras de las medidas excepcionales que habrá en la fiesta, aunque son conscientes de que pueden cambiar según avance la situación sanitaria, son la instalación de pantallas en la barra donde se servirán las copas y la norma de que sólo se podrán acercar a pedir un máximo de 3 personas por barra.

Durante el confinamiento, reconocen que llegaron a plantearse un cambio radical de evento y "hacer una boda en familia con 10 o 20 invitados para en 2021 hacer una fiesta a lo grande", pero aseguran que de esa manera "se quedaban con la espinita de vivir una boda como las de siempre, las de la "antigua normalidad". "Decidimos quemar todos los cartuchos y apostar por una boda en tiempos de coronavirus y aquí estamos ahora, a contrarreloj y sin saber aún que va a pasar en un mes", afirman.

Estos meses de organización y eternos contratiempos los han vivido "con mucha organización, paciencia e infinitas tardes de Excel" y poco a poco mientras corrían las semanas de cuarentena, fueron retomando temas pendientes como la decoración floral para la nueva organización de las mesas, la decoración de espacios, los certificados de bautismo y de nacimiento, retomar las pruebas del traje y del vestido o imprimir las invitaciones (que las habían dejado encargadas una semana antes del estado de alarma). "Tuvimos que organizar de nuevo una boda en 3 meses. Hemos decidido prescindir de muchos detalles porque en estas situaciones, te das cuenta de que lo importante es vivir el momento con los que más quieres de una forma responsable dejando de lado todos los extras", concluyen ilusionados.

Animación musical: Dj Dani

Daniel Fernández empezó a trabajar en su empresa de animación musical, DJ Dani, hace una década y a día de hoy él se dedica por entero a su negocio y cuando hay varios eventos a la vez contrata a seis dj que tiene en plantilla. El profesional, cuya empresa ha ganado durante siete años consecutivos el wedding awards de Bodas.net, tenía un total de 156 bodas contratadas para el 2020 y muchas esperanzas depositadas en las ganancias de este año, algo que se ha ido al traste a causa del coronavirus.

"La gran mayoría de los enlaces se ha cambiado al año que viene y nueve bodas han sido canceladas, algo llamativo porque de estos casos sólo suelo tener dos al año", comenta, a lo que añade que habitualmente su empresa solía hacer siete bodas diarias y un total de entre 150 y 170 al año, algo que en 2020 finalmente se ha quedado en un total de alrededor 20 enlaces. Fernández se muestra en parte afortunado a que debido a la complicada situación que está viviendo el sector ahora "puede vivir de los ahorros un tiempo" pero alega que la ayuda de 600 euros que recibía del Gobierno debido a la situación sanitaria, ahora que ha comenzado a facturar al trabajar en algunas bodas ya no la tendrá.

"Vamos tirando, el cambiarlo casi todo para 2021 implica que lo que ibas a tener nuevo ya no lo tendrás porque no tienes capacidad. Si me llaman parejas nuevas no voy a estar disponible porque no tengo personal suficiente y en realidad estoy perdiendo con esta situación", asegura. Entre las nuevas rutinas que ha tenido que introducir a la hora de realizar su trabajo, destaca el uso de mascarilla en todo momento, mantener estrictamente la distancia de seguridad (pone a disposición de los invitados una libreta en la que pueden ir apuntando las canciones que quieren escuchar sin tener que acercarse a la cabina del dj) y las esponjas que recubren el micrófono se cambian continuamente cuando cambia de manos de invitado en invitado. "La fiesta no es lo mismo pero no queda otroa, los novios que deciden casarse en estas fechas ya cuentan con eso", comenta.

El importe medio por sus servicios es de 600 euros y más elevado dependiendo del número de horas. De cara a 2021, a parte de las decenas de bodas que se iban a celebrar este año y que pasan para el que viene, Fernández tiene una decena más de novios nuevos que le han llamado para contratar sus servicios. "Tengo esperanza de que salga una vacuna, que todo remonte y se pueda seguir con normalidad", reconoce.

Wedding planner: El Sofá Amarillo

Marta Rivadulla es una de las socias igualitarias de la empresa organizadora de eventos El Sofá Amarillo, que tiene sede en A Coruña y en Madrid (donde trabaja la otra socia, Celia Torres) y la profesional reconoce que la opción mayoritaria entre los novios ha sido aplazar las bodas. "En nuestro caso el 80% de los enlaces han pasado a 2021 y el 20% restante, que son unas cinco o seis, se mantienen para este año. La primera fue la semana pasada con un evento de 40 personas", afirma.

La crisis sanitaria no sólo ha afectado a las contrataciones que tenían para bodas en Galicia sino que trabajan a nivel nacional y comenta que los novios de lugares como Cataluña y Andalucía "tienen presente que es posible que sus enlaces no puedan seguir adelante y ya disponen de fechas alternativas para 2021 en el caso de necesitarlas".

Entre los obstáculos que la pandemia está produciendo para su trabajo, Rivadulla apunta que ya tenían muchas bodas contratadas para 2021, lo que implica que para las que se han movido de este año al que viene tienen que realizar complicadas gestiones con los proveedores (floristas, decoradores, catering, responsables de espacios…) e intentar conseguir que estén disponibles para la nueva fecha elegida por los novios. "El inconveniente más importante para nuestra empresa ha sido el económico, porque hemos dejado de ingresar el 80% de las bodas que íbamos a facturar este año. Afortunadamente somos una empresa con años de experiencia y saneada y podemos sobrevivir un tiempo con una tesorería estable pero los cambios de fecha, aplazamientos, suspensiones, reducciones de invitados… suponen un perjuicio muy grande", lamenta.

El confinamiento ha supuesto una época de intenso estrés personal tanto para ella como para su socia, ya que ambas son madres de familia con niños. "Ha sido una temporada muy intensa de trabajo durante las primeras semanas de la cuarentena y lidiando con el estrés de que la gente en abril se enteraba de que no se podíaa casar en mayo y tampoco en junio y así sucesivamente", dice. "Teníamos comprometida la contratación de gente que colabora con nosotros en las bodas y hemos tenido que prescindir de esos autónomos que nos ayudan anualmente", añade, al mismo tiempo que da algunos detalles de las bodas que actualmente se están celebrando en Galicia, como por ejemplo que a día de hoy el aforo máximo es de 150 personas en un espacio interior y 250 en exterior.

A parte, hay condicionantes como que la barra y la pista de baile tienen que estar separados y todo el mundo con mascarilla en todo momento salvo cuando se esté comiendo o bebiendo. A su vez, desde Sofá Amarillo trabajan para garantizar una higiene pormenorizada con un control estricto de los proveedores, la disposición de geles hidroalcohólicos y mascarillas para todos los invitados. "La gestión es estricta y supone más trabajo porque hay parámetros que no controlábamos en cuanto a número de camareros o separación de mesas", aclara, sobre lo que especifica que "entre mesa y mesa tiene que haber metro y medio de separación y está permitida la cobertura del 75% del espacio donde se celebre la boda", entre otras normas.

En cuanto al futuro del sector, Rivadulla lamenta que "está muy afectado, porque están vinculados a la restauración", otro de los ámbitos que define como "uno de los grandes agujeros de la pandemia". "Somos una empresa alegre que intenta hacer eventos para gente feliz, pero somos conscientes de que si no podemos hacer bodas no podemos seguir viviendo de esto. Las bodas han cambiado para siempre tal como las conocíamos como eventos multitudinarios y con gente que se abraza y se besa", concluye.