El último canto de El Gallo: Ferrol dice adiós a un emblema hostelero

En 25 años pasan muchas cosas y eso es algo que saben bien en la actual gerencia de un clásico de la restauración de Ferrol. El Restaurante El Gallo, emplazado en la carretera de Valón y que atesora más de medio siglo de vida, se despide hoy de su clientela tras infinidad de comidas servidas, celebraciones atendidas y cervezas, cafés y vinos a los de todos los días.

Este negocio familiar, en el que Alfonso siempre ha sido una referencia, deja un vacío hondo entre los vecinos de la zona que encontraban en el local un punto de encuentro y un refugio en el que comentar las últimas novedades del día.

Cuenta este local con una dilatada trayectoria, que supera los 50 años desde su apertura, y en el que la actual gerencia estaba a punto de celebrar sus bodas de plata.

Bodas, comuniones, bautizos, domingos de vermú, en El Gallo se han vivido importantes momentos para muchas y muchos ferrolanos y, según han trasladado los responsables del local a este diario, hoy será el último día de faena.

Nuevos horizontes para la segunda generación

Los hijos de los fundadores del negocio, Icía y Adrián, habían ido cogiendo progresivamente el relevo en la gestión del local que los ha visto crecer y esta decisión ha sido complicada. Adrián relata a este diario mientras monta por última vez la terraza que "casi llora al mirar todo el frente. Da mucha pena y son muchos años".

Con emoción en la voz, Adrián afronta este cambio con vistas a poder "mejorar" porque la decisión ha venido motivada, según explica, por un aumento de los costes de alquiler que agrava todavía más la subida generalizada de precios y que ha motivado que se opte por cerrar el negocio.

Entre su madre, su hermana y él sacaban actualmente adelante un local con unas dimensiones considerables y, aunque confiesa Adrián que "nos da mucha pena porque nos criamos aquí", entiende que ha sido la decisión más acertada.

Así, El Gallo canta hoy por última vez tras 25 años de dedicación a su clientela y con la vista puesta, eso sí, en nuevos horizontes en los que desde este diario les deseamos la mayor de las suertes.