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Estas Navidades, las cenas y comidas se acompañan con espumosos gallegos
Las bodegas gallegas añaden nuevos enfoques y variedades al tipo de vino más vendido del mundo, cuya popularidad sube como la espuma (nunca mejor dicho)
22 diciembre, 2020 06:00Estas fechas suelen ser una buena excusa para juntarse (los que permita la pandemia) y conmemorar haber superado con más o menos alegrías este año tan atípico. Y para celebrarlo no hay nada mejor que un buen vino gallego. Ya hemos hablado más de una vez de la extensa variedad de los tipos de uvas que tiene Galicia, lo que deriva también en una amplia variedad de vinos y bodegas, que cada vez más optan por nuevas vías de mercado.
Un mercado en expansión, que en los últimos años ha crecido hasta posicionar a Galicia entre los más altos productores de vinos mundiales. Y dentro de los vinos, no debemos menospreciar al tipo más vendido de todos: los espumosos. A pesar de que es el tipo de vino que menos dominan los productores gallegos (comenzaron a hacerse en el año 2000 y su producción numérica todavía palidece ante los cavas catalanes), tras 20 años de especialización e innovación, ya contamos con vinos espumosos gallegos de alta calidad que se merecen un sitio en nuestra mesa.
Pero primero, algo de historia. Si hablamos de espumosos, no podemos no mencionar el champán francés y el cava español. En el caso del espumoso francés, se fechan sus inicios en el siglo XVI. La técnica para crear la burbuja del vino se le atribuye al monje Dom Pierre Pérignon, de la abadía francesa de Hautvilliers. En España, el vino espumoso lo introdujo José Raventós en el año 1872 tras visitar Francia y aprender la técnica de la doble fermentación, con la que se crea la burbuja del vino. La empresa de la familia Raventós, Codorniu, sufrió una gran expansión durante los años siguientes. Sin embargo, en el siglo XX Francia declaró su disconformidad con la denominación del vino espumoso español, por lo que ahí nació el cava, con la intención de separarse del champán francés.
El cava se convirtió, por lo tanto, en la primera denominación de origen de España que comprende varias provincias: Barcelona, Tarragona, La Rioja, Lérida, Gerona, Álava, Zaragoza, Navarra, Badajoz y Valencia. Sin embargo, en el caso de Galicia, no estamos hablando ni de cava ni champán, si no de vinos espumosos de calidad con denominación de origen (dependiendo de la que toque). Para conocer cuáles son los mejores espumosos de Galicia (ahora mismo existen unas 30 marcas), contamos con Alberto Varela, sumiller del establecimiento gourmet La Tienda de Lino y creador de la página WinesWards.com, especializado en vino gallego.
Alberto destaca especialmente las variedades de Albariño como punto de partida para crear un buen vino con burbujas, aunque no es imposible crear un espumoso a partir de un vino rosado o tinto (aunque sería más complicado crear un vino base aceptable a partir de un vino tinto). “Para crear un vino espumoso, lo mejor es partir de un vino lo más neutro y seco posible”, nos cuenta Alberto. “ Para crear el gas del vino, debemos partir de un vino con unos 9 o 10 grados de alcohol, y posteriormente le añadimos el denominado “licor de expedición”, una mezcla de mosto y levadura que sirve para generar una segunda fermentación y que la burbuja se integre en el resultado final. Es vital que durante este proceso se controle dentro de una temperatura muy estudiada y una presión específica”, apunta el sumiller.
Alberto destaca la zona de Betanzos, Valdeorras y O Ribeiro como las zonas que tienen mayor potencial a la hora de crear vinos espumosos. “Para mí, uno de los mejores espumosos gallegos ahora mismo es Gorgola”, confiesa Alberto. Se trata de un vino 100% albariño, con D.O. de Rías Baixas, producido concretamente en Val do Salnés. Una de las peculiaridades de esta marca es el extenso envejecimiento de sus vinos espumosos, de 28 hasta los 66 meses, lo que crea una burbuja fina y elegante, que destaca por una acidez marcada (imprescindible para evitar la oxidación del vino).
Alberto también destaca otros vinos como Burbulla das bateas, también 100% albariño con una crianza en rima de unos 32 meses. Terras de Lantaño y Baladiña también producen sus vinos con uva albariño, aunque su burbuja y sabor es un poco más acentuado. Brinde, sin embargo, opta por un espumoso hecho a partir de godello, que fermenta y reposa en una cueva natural durante un mínimo de nueve meses.
Y hablando de brindar, Alberto nos hace una necesaria aclaración: “Los vinos espumosos secos son para tomar y disfrutar a lo largo de la comida o la cena, no para brindar. Esos momentos están reservados para los vinos semisecos y dulces”. A pesar de ser el tipo de vinos más vendidos en el mundo (especialmente los prosseco italianos); la cultura de la cerveza en España hace que asociemos esta bebida con el gas, haciendo que los espumosos pierdan popularidad. Sin embargo, el panorama comienza a cambiar, algo que los productores agradecen, ya que la elaboración de un vino espumoso es muy costosa. Hay que tener en cuenta la elaboración del vino base más la elaboración del vino espumoso, en instalaciones preparadas con temperaturas controladas y un degüelle (que se puede hacer manual o mecánico) con la habilidad suficiente para volver a poner un corcho a la botella de manera rápida para que no pierda el gas.
Así que ya lo saben, si quieren acompañar el marisco de la cena de Navidad con un toque especial, no duden en incorporar un espumoso gallego a su mesa.