
María, gaiteira callejera.
La gaiteira ambulante que recorre Galicia: "Lunes en Vigo, martes en A Coruña... Improviso"
Con la gaita al hombro y sin un lugar fijo, esta artista callejera encuentra su espacio en las plazas y calles de las diferentes capitales de provincia
Puede interesarte: El violinista de A Coruña que se fue de Brasil con 26 años y aprendió a tocar en la calle
María Pérez Mariño creció con la gaita atada al brazo. En el conservatorio cambió a la tromba, pero no tardó en regresar a su primer amor. Aunque siempre lo tuvo claro, fue después de completar los estudios musicales cuando tuvo que replantearse el futuro de su carrera. "La única salida que había era la de ser profesora, pero yo estudié para tocar, no para dar clase", dice ahora a sus 30 años. Así empezó su carrera como artista callejera, recorriendo las principales ciudades gallegas con su instrumento bajo el hombro.
"Lunes y miércoles voy a Vigo, martes y jueves a A Coruña, luego voy a Pontevedra, y los viernes improviso. Voy cambiando un poco según lo que me venga mejor", explica. Con los años, María estableció su propia rutina. Su ruta es siempre cambiante, ya que, como bien señala, "el trabajo como artista callejera tiene la ventaja de poder tocar en cualquier lugar, pero también la desventaja de tener que estar pendiente de no molestar demasiado".
De todas las ciudades donde toca, María encontró en A Coruña un lugar donde se siente más valorada. "Es donde más propinas recibo y donde la gente es más amable", confiesa. Sin embargo, hay un gran obstáculo: la falta de regulación para los artistas callejeros. A pesar de la calidez de la respuesta del público, María tuvo varias experiencias desagradables con la policía, que en más de una ocasión la ha llamado la atención por "molestar" a los vecinos. Tal y como le ocurrió hace unas semanas en A Coruña.
"En A Coruña, puedes ponerte a tocar, pero si alguien se queja, te piden que te retires. Me pasó en la Plaza de Lugo, que es un lugar increíble, pero si no te mueves o se quejan, no hay más opción", explica. En la ciudad, la falta de regulaciones claras deja a los músicos callejeros en una especie de limbo legal, expuestos a las quejas de los vecinos y la discrecionalidad de la policía.
La Praza do Obradoiro, donde más gana
A diferencia de A Coruña, Pontevedra es la ciudad en la que María se siente más tranquila respecto a la normativa. Aunque la gaita es un instrumento ruidoso y puede generar inconvenientes por su volumen, en Pontevedra las reglas son más flexibles, y la policía no suele intervenir si no hay amplificación. "En Pontevedra tengo la sensación de estar protegida, porque no me molestan. No es necesario ningún permiso para tocar en la calle, y la policía no me ha dicho nunca nada", asegura.

María, durante una actuación en A Coruña.
Santiago de Compostela, por otro lado, es la ciudad que tiene un sistema regulado para los músicos callejeros. Allí, los artistas deben solicitar un permiso para poder tocar en la vía pública, lo que garantiza mayor seguridad legal tanto para los músicos como para los vecinos. María destaca que este sistema da cierta tranquilidad, pues sabe que está cumpliendo con las normativas. Aunque no es su ciudad de residencia, su intención de mudarse allí, por la seguridad que ofrece el permiso y la fácil comunicación con otras ciudades gallegas.
"Lo que puedo ganar tocando solo una hora en el tunel que da acceso a la Praza do Obradoiro, lo gano en un día entero en cualquier otra ciudad", señala. Esto se debe a que cada artista tiene un tiempo limitado para tocar, de forma que todos puedan disfrutar de este rincón privilegiado.
No a largo plazo
Aunque le gusta su vida como artista callejera, no es algo a lo que quiera dedicar toda su vida. "Lo que me encantaría sería tocar en un grupo y poder ganarme la vida con ello, pero soy consciente de que eso es más un sueño distante, una distopía", lamenta. Sin embargo, el hecho de que haya tomado las riendas de su destino y haya convertido la música callejera en su forma de vida, demuestra la determinación y la pasión que la impulsan en su carrera.