Raúl Lema, trasplantado de riñón en A Coruña: "Es como tomar de nuevo la vida"
Los trasplantes salvan vidas y solo son posibles gracias a la solidaridad de todas las personas que son donantes de órganos. El CHUAC de A Coruña es uno de los hospitales que más intervenciones de este tipo realiza
8 junio, 2024 05:00Los trasplantes de órganos suponen un segunda oportunidad en la vida para muchas personas, sin embargo se trata de una intervención que solo es posible gracias al gesto altruista de muchas otras que cada año deciden ser donantes. Raúl Lema es voluntario en la Federación ALCER en Galicia y uno de los pacientes que ha vivido en primera persona este proceso en A Coruña recibiendo el riñón de un donante. No duda en asegurar que "es como tomar de nuevo la vida".
Ser donante es un gesto altruista que "permite que se hagan cada año en torno a 6.000 trasplantes en España, es decir, que 6.000 personas tengan una segunda oportunidad", detalla Fernando Mosteiro, coordinador de trasplantes del CHUAC de A Coruña, quien recuerda que "cualquiera de nosotros podemos ser mañana una de esas personas". De hecho, el hospital coruñés se encuentra entre los que más trasplantes realizan de España, y en lo que llevamos de año han aumentado en 25% el número de intervenciones respecto a las cifras del 2023. En 2018 batieron su récord con 261 trasplantes.
No obstante, Galicia ha sido históricamente una de las comunidades "en las que las tasas de negativas familiares siempre han sido mayores que la que la media nacional", algo que el médico relaciona con la consideración de la muerte y del cuerpo en la cultura gallega, y durante muchos años "fue la comunidad con mayores cifras de negativas familiares".
Afortunadamente, "la población evoluciona" y ahora la situación ha dado la vuelta, de modo que la cifra de negativas familiares en Galicia se encuentra "por debajo de la media nacional". Ello ha permitido "aumentar el número de potenciales donantes, el número de órganos disponibles, y el número de trasplantes que hemos realizado".
Y es que, aunque algunas donaciones se pueden realizar en vida, como en el caso de los riñones, o un fragmento de hígado, "la mayor parte son trasplantes de personas fallecidas", y para que una persona pueda ser trasplantada "tiene que haber un órgano". Por ello, el médico incide en esa decisión que permite tener esos órganos disponibles y subraya que "la solidaridad en España es la mayor del mundo, y esto tiene que quedar bien claro porque permite que los ciudadanos españoles seamos los más afortunados del mundo a la hora de necesitar ser trasplantados", incide.
Preguntado por cómo es el trabajo de un médico dedicado a los trasplantes, reconoce que se trata de una labor siempre vertiginosa, ya que los tiempos que se manejan cuando se trata de llevar un órgano desde el donante al receptor son muy rápidos, y todo tiene que hacerse siguiendo un protocolo que se encuentra escrupulosamente definido. Con todo, considera que aunque el trabajo de los profesionales es importante "no se podría llevar a cabo sin las familias que dicen sí a la donación. Eso es lo que hay que agradecer verdaderamente, ellos son los verdaderos héroes de todo esto", señala.
"Tenemos que ser conscientes de que igual que todos estaríamos dispuestos a recibir un trasplante en caso de que fuera necesario, de la misma manera tenemos que ser congruentes, y tenemos que ser honrados y solidarios y hacer lo posible para que ese círculo vital se cierre", añade Mosteiro.
"Estoy viviendo otra etapa de mi vida"
Raúl Lema tiene 77 años es uno de esos pacientes que han recibido la oportunidad de una segunda vida gracias a un trasplante de riñón. Sus últimos tres años los pasó acudiendo tres veces por semana al hospital para recibir dialisis peritoneal, un proceso que en ocasiones le llevaba más de seis horas entre el tiempo que tardaba en llegar al centro y el que pasaba allí.
"Tenía que ir tres veces por semana al hospital y me quedaba tres horas cada día, lo fui llevando hasta que le dije a la doctora que quería ser trasplantado y a los once días me llamaron". "La emoción para mí… te podrás imaginar, es como tomar de nuevo la vida, no hay un peldaño más arriba", celebra.
Su proceso comenzó hace 35 años cuando le extirparon un riñón debido a un tumor, años después tuvieron que quitarle además el otro, pero quedó un pedazo de él que siguió funcionando. Durante ese proceso le estuvo tratando una nefróloga del centro de especialidades de O Ventorillo "y cuando ella vio que no podía hacer más por mí me derivó al hospital", rememora.
En mayo de 2021 empezó con la diálisis peritoneal y tres años más tarde, en la primavera de este 2024, ha recibido el trasplante, por lo que "ha sido todo muy rápido". "He tenido mucha suerte y ahora estoy viviendo otra etapa de mi vida", asegura.
Con todo, el proceso ha sido si cabe más duro ya que su mujer también se encuentra en tratamiento oncológico y recientemente le han diagnosticado ELA, por lo que también necesita muchos cuidados. Pese a ello, "iba siempre a estar conmigo al hospital", relata emocionado, y ahora él mismo tomó la decisión de pedir el alta antes de tiempo para cuidar de ella. En ese sentido, no duda en agradecer todo el apoyo que han tenido de sus hijos y de sus vecinas, que se ofrecieron para cuidar de ella mientras estaba ingresado.
Apenas unas semanas después de la operación asegura que se encuentra bien y según las primeras pruebas parece que "el riñón responde". "El médico me dijo que el riñón era muy bueno y eso ayuda mucho". En su caso, además, "la edad no influyó, sino el estado físico".
"Esto es lo que me ha pasado y ojalá les pase a todos", añade. "Yo impulso a que la gente done porque es dar una nueva vida, pasar de estar enganchado a una máquina… tres horas y media sentado… yo salía de casa a las 7 de la mañana y a veces llegaba a las 3 de la tarde. Estoy muy agradecido", asegura.