Claudio, Luis y María contemplan desde el vallado la enorme fábrica de pasta de papel de Pontevedra. Parecen observar un monumento en memoria a la revolución industrial: altas chimeneas de las que surge humo blanco, cientos de troncos de madera apilados, estructuras de hierro y estruendo de motores. En el ambiente, un sostenido mal olor, producto de la celulosa.
"Aquí estamos, a ver si cae algún palo". Se refiere Claudio a algún tronco de madera que pueda caer extraviado de algún camión. Desde hace años, este jubilado asentado junto a la ría de Pontevedra se acerca cada mañana a las lindes de la planta papelera para coger algo de madera y calentar su casa.
Con Claudio están María y Luis. María trabajó en la fábrica, al igual que su marido.También sus hijos, sobrinos y yernos son empleados en la empresa, que se llama ENCE (Energía y Celulosa SA). "Aquí en Pontevedra muchísima gente vive y depende de la fábrica, directa e indirectamente", explica sin perder de vista las altas chimeneas.
Luis, el tercer vecino, especifica: "Son unas 300 personas en puestos directos y unas 700 en indirectos". Los datos son correctos y cabe añadir una cifra más: la planta también sostiene hasta 5.000 empleos indirectos en toda Galicia.
Los tres parecen de acuerdo: "¿Pero cómo se va a cerrar la fábrica, hombre? Si Pontevedra depende de esto". Su opinión, sin embargo, no es mayoritaria en una ciudad que parece harta de la fábrica y que confiaba en la palabra que dio el PP años atrás: la planta de ENCE cerraría en 2018, el año en el que finalizaba su concesión.
Hace unos días, sin embargo, el Gobierno en funciones dio un golpe de timón y anunció una prórroga en la concesión de 60 años. La planta de celulosa seguirá activa hasta 2073. Otra generación de pontevedreses crecerá, si nadie lo impide, a la sombra de la humeante mole de la fabrica de papel.
Non grato
La fábrica está ubicada a pie de la ría de Pontevedra, un lugar de relleno ganado al mar cuyo impacto mediambiental puede apreciarse a simple vista, con la fábrica operando mientras los mariscadores recogen almeja a pocos metros.
El anuncio de que seguirá presente en las próximas décadas llevó a tomar una decisión inédita en la ciudad: la plataforma 'Ence fóra' (Ence fuera), perteneciente a la Federación de Asociaciones de Vecinos de Pontevedra, propuso declarar a Mariano Rajoy persona non grata en el municipio pontevedrés.
La propuesta fue recogida por los grupos municipales En Marea y PSOE, que este lunes platearán la iniciativa en el pleno municipal. El Gobierno local, en manos del BNG, ya ha dicho que apoyarán la idea. El único que se opone es el PP. Sin suficiente resistencia, parece que Rajoy pasará en unos días a ser persona non grata en su propia ciudad.
"Es un gesto y también un aviso", dice Carme da Silva, teniente alcalde del ayuntamiento de Pontevedra (BNG). Me recibe en el despacho de la alcaldía. En la pared luce una enorme foto de la ciudad en blanco y negro. Data de la década de los 50, cuando Pontevedra todavía no tenía la planta de celulosa. En su lugar, se puede ver una marisma que cubría esa parte de la ría.
"Declarar persona non grata a Rajoy es un gesto de carácter simbólico", explica. "Si por algo se ha caracterizado Rajoy es por su constante falta de respeto a Galicia. Y también a Pontevedra, que se supone que es su ciudad".
Da Silva explica que el perjuicio que la planta de Ence provoca en la ciudad es enorme. "Aunque ya sabemos cuánto le preocupa el medio ambiente al señor Rajoy. Cuando era ministro se refirió a a mayor catástrofe ambiental de la historia de Galicia como 'hilillos de plastilina'". Para Da Silva, Rajoy es un "presunto gallego".
En el otro extremo de la teniente alcalde se sitúa la opinión de Javier Cobián, ex alcalde popular de la ciudad, amigo de Mariano Rajoy y también su actual asesor fiscal. Conocido en Pontevedra como Pancho Cobián, dice que la idea de declarar persona non grata a Mariano Rajoy en su propia ciudad es "oportunista e inoportuna".
"Creo que todos estamos de acuerdo en que la ubicación de la fábrica es mala y que hay que exigir los máximos estándares de seguridad medioambiental [en la prórroga concedida, ni el Gobierno ni la Xunta han exigido aumentar los parámetros medioambientales], pero de ahí a querer cerrarla hay un paso", dice Cobián. "Como asesor fiscal y empresario te digo: la planta de celulosa sostiene a más de un tercio de las empresas de Pontevedra. Si se cerrara, se irían al garete".
Por ello, Cobián ve "impresentable" declarar a Rajoy persona non grata. "Rajoy ha hecho muchísimo por Pontevedra. Fue presidente de la Diputación y tuvo decenas de inciativas, entre ellas, por ejemplo, arreglar y consolidar todo el tendido telefónico de la provincia, que era precario". Da Silva, desde el ayuntamiento, replica: "A Rajoy nunca le ha importado Pontevedra. Y le sigue sin importar. No viene nunca. Venía antes a los toros a fumarse un puro pero ahora ni eso. Le abuchean".
Rajoy está profundamente vinculado a Pontevedra. Aunqe nació en Santiago de Compostela, desde niño vivió en la ciudad del Lérez. Además, su familia es una de las más conocidas de la provincia. Su abuelo, Enrique Rajoy Leloup, fue uno de los redactores del Estatuto de Autonomía de Galicia, en 1932, y fue apartado de la docencia por el franquismo. Su padre, Mariano Rajoy Sobredo, fue presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra.
El actual presidente en funciones se licenció en Derecho y en un solo año sacó las oposiciones a registrador de la Propiedad. Pocos años después comenzó su carrera política. Y lo hizo en Pontevedra.
En 1983 fue concejal y meses después se erigió como presidente de la Diputación ponetevedresa, donde estaría tres años. Fue en estos años donde llevaría a cabo los logros que asegura Cobián.
La confrontación entre Da Silva y Cobián es, en realidad, la división que hay en Pontevedra. Si bien se percibe que hay más gente a favor del cierre de la fábrica (el pasado 29 de enero miles de vecinos se echaron a la calle para exigir el final de la planta), existen posiciones a favor para mantenerla activa. Lo que parece más claro es que, en los últimos tiempos, la relación de Rajoy con su propia ciudad está siendo tortuosa.
Una agresión
El 17 de diciembre del año pasado Rajoy visitó Pontevedra en la recta final de la campaña. El presidente estaba dándose un baño de masas cuando un joven le propinó un puñetazo. Ocurrió en la céntrica plaza de la Peregrina, donde esta mañana los vecinos protegen sus manos del frío mientras el vaho sale de sus bocas. El termómetro supera por poco los cero grados.
Mireya Sánchez tiene 26 años y trabaja como azafata. La abordamos en el mismo lugar donde Rajoy fue agredido meses atrás. "No comprendo muy bien la iniciativa. Yo creo que en la última visita que hizo ya quedó claro que no era grato", dice refiriéndose a la agresión y esbozando una sonrisa irónica.
Después, ya seria, aclara: "Obviamente aquello fue una salvajada y es intolerable". Y añade: "Me parece absurdo declararlo persona non grata. No conlleva nada, no supone nada. En todo caso yo lo declararía non grato en toda España. Igual así sí que conseguimos algo".
Roberto, en cambio, sí está de acuerdo con la inciativa. Este joven estudiante de 18 años era compañero de clase del chico que agredió a Rajoy el pasado mes de diciembre. "Se sentaba en el pupitre de delante", explica. "Rajoy no se merecía ese puñetazo y todos lamentamos que ocurriese eso. En cambio sí se merece que le declaren persona non grata", asegura. "Es de aquí y no hace nada por Pontevedra ni por Galicia. No aporta nada. Ni siquiera viene. Aunque bueno, si le pegan cuando viene, yo tampoco vendría".
Manolo es el dueño de un negocio en la plaza de la Peregrina. Fue el local donde la policía metió al chaval que golpeó a Rajoy después de reducirlo. Para este empresario, la idea de declarar a Rajoy como personaje no deseado es "radical y sectaria". Y añade: "La gente que recibe mal a Rajoy aquí es como los que montan bronca en el fútbol: son cuatro, pero hacen más ruido que todos los demás".
En la misma línea se expresa otro vecino que prefiere no dar su nombre, porque es amigo de la familia de Rajoy. "Es verdad que parece que Pontevedra no quiere a Rajoy, pero aquí mucha gente vota al PP en las generales. Otra cosa es el tema de la fábrica. Yo creo que no deberían cerrarla porque da trabajo a mucha gente, pero entiendo que haya gente que apoye el cierre. Eso sí, lo de declararlo non grato me parece ridículo".
A un centenar de metros de la plaza de la Peregrina, cerca de la Plaza de España, hay un conjunto de estatuas mediante el que la ciudad de Pontevedra rinde tributo a diversos personajes históricos gallegos. Se llama La tertulia y en ella están representados intelectuales como Castelao, Carlos Casares, Alexandre Bóveda o Ramón Cabanillas. Vecinos ilustres que desde el lunes quedarán situados en las antípodas del estatus que Pontevedra quiere para su vecino Mariano Rajoy.