A menudo la capacidad humana de resolver problemas depende del grado de comprensión del mismo, y las personas tienen, por norma general, esa debilidad de necesitar ver para creer. Gracias a la fotografía, personas como Ana Palacios consiguen difundir al mundo las realidades más ignoradas. Este trabajo, junto con la labor de distintas ONG's, aportan de una forma especial la mejor ayuda que pueden dar el periodismo y la fotografía a las regiones más olvidadas.
Es la labor a la que dedica la mayor parte de su tiempo la fotoperiodista Ana Palacios, que trata de asentarse en las comunidades a las que quiere retratar para contribuir de esta forma con el desarrollo de las mismas, a partir de la adaptación en estos ambientes a los que captura, como ella misma dice, en un proceso de “construcción de paz”. En todas estas regiones convive y colabora con los proyectos de fundaciones como África Directo, una ONG's humanitaria de ayuda al desarrollo, AIPC Pandora, centrada en la educación y la cultura en las comunidades africanas o In Movement, que promueve el arte como herramienta de cambio.
Todas estas ONG's tienen algo en común que comparten con Ana Palacios: el objetivo de fomentar el desarrollo de los pueblos ignorados. Y dentro de esta labor, la fotoperiodista aporta su ayuda de una forma diferente, acercando mediante sus retratos a nuestra sociedad aquellos problemas del planeta que no solo son desconocidos, sino, directamente, olvidados, porque apenas importan. El objetivo de estos trabajos no es otro que la sensibilización y la reflexión, que no tanto la reivindicación, de las dificultades de estas personas. Así se unen la pasión por la fotografía y la profesión de Ana Palacios con el interés y la preocupación por ayudar, de una forma diferente, a las comunidades más olvidadas del planeta. Se concibe, de esta forma, el arte como herramienta solidaria y de cambio social.
Ana Palacios, la fotoperiodista de las realidades olvidadas
Ana Palacios es una fotoperiodista interesada en África subsahariana que se propone, con cada uno de sus proyectos, acercar a la sociedad los problemas más ignorados de esta tierra. Es periodista, y después de 15 años dedicada a la producción de cine americano, comenzó con diferentes proyectos, como Art in Movement, La piel de África o Albinos en Tanzania, que pretenden contribuir al cambio mediante “la fotografía de construcción de paz”, como ella misma define su labor.
Todo comenzó en 2010, cuando, después de ver la Fundación Vicente Ferrer en el programa Españoles por el Mundo, decidió que quería cambiar su vida, y se embarcó tres meses a visitar las misiones. “Me llevé la cámara y estuve tres meses visitando los orfanatos que la congregación tenía en la India”. De vuelta a España, publicó las fotos en el blog de viajes de una amiga, hizo una exposición, y comenzó a vender su trabajo, para donar este dinero, primero a una clínica móvil y luego a una depuradora. “Fui consciente de la importancia de lo que había hecho. Mis fotos tenían un sentido y estaban cumpliendo una función”.
El enfoque positivo fomenta la empatía entre sociedades
El estilo de la fotoperiodista es muy especial. En contra de lo que ella llama “fatiga compasiva”, que es la costumbre de mostrar siempre la peor cara de las tragedias del mundo, siempre busca el “enfoque positivo” para sus proyectos. “Esta fatiga compasiva provoca una anestesia que inmuniza a la sociedad en vez de conseguir que se involucre. Sin embargo, creo que el enfoque positivo genera empatía”, apunta Palacios.
Ana quiere mostrar la parte más sonriente de África. “Es verdad que es el continente más pobre y que muchas comunidades se encuentran afectadas por la pobreza extrema. Pero también hay historias de éxito. Creo que es factible que la audiencia empatice con el continente simplemente mostrándoles estas historias”, matiza. Por eso, en sus retratos pueden verse, a menudo, a niños sonrientes que muestran la mejor cara de los problemas que se tratan en sus proyectos.
Albinos en Tanzania, el último proyecto publicado de Palacios
Su último proyecto publicado, Albinos en Tanzania, pretende traer a primer plano el día a día de estos chicos que, por su enfermedad, son excluídos en sus sociedades. En África existe la superstición de que beber una “pócima de albino” les dará buena suerte; por eso, los cazarrecompensas les persiguen para mutilarles, asesinarles y conseguir los ingredientes del preciado brebaje. Pero la persecución no es su único enemigo. El sol y el cáncer de piel reducen su esperanza de vida a los 30 años.
El próximo 30 de junio presentará este proyecto en el Museo Reina Sofía de Madrid, recogido en un libro y exposición titulados ALBINO que denuncia a través de la fotografía la situación de estos niños en Tanzania y difunde la labor de la cooperación española para mejorar sus condiciones de vida. El problema principal de estas personas es la falta de recursos para proteger su piel ausente de melanina que les provoca cáncer de piel. La publicación bilingüe, en inglés y en español, contiene 80 fotografías con tratamiento de imagen del premio nacional de Fotografía, Juan Manuel Castro Prieto y un prólogo de Isabel Muñoz, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. El libro está diseñado por Roberto Turégano y publicado por la editorial barcelonesa Tenov.
A menudo el principal problema del desconocimiento de estas realidades olvidadas son la falta de interés y la capacidad para comprender estas situaciones. Gracias a la labor de profesionales como Ana Palacios y las ONG con las que coopera, las sociedades más desfavorecidas pueden ser acercadas al primer mundo a través de la fotografía. Un arte que sirve como herramienta para cambiar el mundo de la manera más positiva y eficaz.