Se marchó el 9 de enero y apenas se comunica con su familia. Las policías española y peruana siguen sus pasos. También la Interpol. Ella miente: “Estoy en Rumanía”. EL ESPAÑOL localiza el documento que acredita su entrada en Lima.
¡Espíritus de Malkuth!
Conducidme entre dos columnas
sobre las cuales se apoya
todo el edificio del Templo.¡Ángeles de Netsah y de Hod!
Afirmadme sobre la piedra cúbica de Jesod.¡Oh Gedurael! ¡Oh Geburael! ¡Oh Tipheret!
Los manuscritos encontrados en la habitación de Patricia Aguilar, de 18 años, revelan su vinculación con Gnosis, una corriente que bebe de varias religiones y filosofías y que ha inspirado la fundación de varias sectas con el mismo nombre. La joven, natural de Elche, ha sido captada por una de ellas. Desapareció de la noche a la mañana, dejando tras de sí una vida que no era real para entregarse a ese mundo paralelo que conoció a través del ordenador. Sus padres: “Hija, ¿dónde estás?”. Ella miente: “En Rumanía, con un novio”, dice, en mensajes que suenan forzados. Pero en sus cuadernos aparecen continuas referencias a Lima (Perú). Su familia interpuso una denuncia por su desaparición: las policías española y peruana andan tras sus pasos; también la Interpol. EL ESPAÑOL ha tenido acceso al documento que certifica la entrada de Patricia al país andino el 9 de enero de 2017 en un vuelo regular de la compañía Air Europa procedente de Madrid. Seguimos su rastro entre ambos países en un camino salpicado de rituales, fanatismos y extorsiones.
Sus padres, Alberto y Rosa María, se han dado cuenta de que no la conocían. Sabían mejor que nadie que Patricia es una chica reservada, pero jamás hubieran sospechado de su contacto con los gnósticos. La joven volcaba sus inquietudes en aquellos libros esotéricos y religiosos que devoraba. Creían que buscaba respuestas a la muerte de su tío José Manuel, de 29 años, en el verano de 2015. Era como un hermano mayor para ella, quien le llevaba de compras, al cine y a pasear por Elche. Murió de una pancreatitis, una dolencia que se tradujo en la angustia vital de Patricia.
Pero ella no lo expresaba, no gesticulaba dolor. Su prima, Noelia Bru, ejerce de portavoz de la familia: “No estaba rabiosa, tampoco lloraba. Supongo que habría encontrado información sobre algún lugar, otra dimensión, en la que pudiese ver otra vez a José Manuel”.
Una fuga planificada
Patricia Aguilar abandonó España en la noche del 8 al 9 de enero. Entre las anotaciones que se encontraron en su habitación había un presupuesto de una agencia de viajes que le ofrecía volar a Lima el 20 de agosto. Pero algo, nadie sabe decir qué, debió de precipitar sus planes. Su familia ha reconstruido los últimos pasos de la joven en España. Los explica su prima Noelia:
“El 7 de enero era sábado. Patricia, sus padres y su hermano Aleix, de 12 años, comieron fuera. Volvieron a casa para dormir la siesta. En esas, Patricia se fue sin decir nada. Dejó la habitación muy recogida, lo que le sorprendió a su madre, porque suele ser desordenada. 'Hija, qué bien has dejado el cuarto, ¿dónde estás?', le escribió. Ella, que estaba en un cumpleaños con varios amigos en la casa de campo de uno de ellos y que dormirían allí. 'Llévate algo de abrigo', le dijo su madre. Y Patricia: 'No te preocupes, ya me la he llevado'.
A la mañana siguiente, su padre, Alberto, se dio cuenta de que en casa faltaban 6.000 euros de su negocio familiar. Se dedica a la industria de las levaduras. 'Hija, ¿has subido con alguien a casa en los últimos días?'. Ella respondía con evasivas: que si su teléfono no funcionaba bien, que no sabía o que no recordaba. Fueron pasando las horas y su padre se ofreció para ir a buscarla a la casa de campo de su amigo: 'Que tienes que darle de comer al perro', le decía. Patricia insistió en que alguien iría a por ellos y en que su teléfono no iba bien. Al cabo de un rato, se le apagó el terminal.
Los padres fueron a denunciar al no tener respuesta. Estaban muy preocupados porque ya era de noche y Patri no había llegado a casa. Hasta que a las 0.30 de la noche les mandó un mensaje: 'Estoy bien. Os hablo en horas'. Y hasta ahí supieron de ella”.
Fue entonces cuando Alberto y Rosa María se lanzaron a la habitación de Patricia en busca de pistas sobre su posible paradero. Y se encontraron las anotaciones manuscritas; apuntes sobre cómo crecer en el conocimiento -una de las bases de Gnosis- e infinidad de referencias sobre otras dimensiones, los viajes del alma y otros fundamentos de diferentes religiones y filosofías.
Lo que de verdad hizo Patricia
La Policía y la familia de Patricia han seguido los pasos que la joven realmente dio en vísperas de su desaparición. El día 7, sábado, se marchó de casa a la hora de la siesta. Dijo que a casa de un amigo, pero realmente cogió el tren que conecta Elche con Murcia. Allí se bajó en la estación y tomó un taxi hasta un hotel. Lo que hizo en Murcia es un misterio. Su familia cree que se encontró con alguien o que hizo algún trámite para su viaje inminente.
Al día siguiente, Patricia tomó el mismo tren pero en sentido inverso. Era entonces cuando sus padres le escribían y ella decía que su teléfono no funcionaba bien. Una vez en Elche, cogió las maletas que había escondido en casa de su abuela. Creen que alguien pudo ayudarlas para sacarlas en silencio. A las 20.20 de la tarde voló desde Alicante hasta Madrid y, tras una pequeña escala, tomó otro vuelo a las 23.55 que la llevó hasta Lima. Debía estar ya en el aire cuando mandó aquel mensaje: “Estaré bien. Os hablo en horas”.
Compras esotéricas y despedidas
Los padres de Patricia y sus amigos encuentran ahora otro sentido a los últimos movimientos de la joven. El 11 de diciembre de 2016 cumplía 18 años y pidió a todos sus tíos y primos que se reuniesen para celebrar su mayoría de edad. Lo celebraron en la casa de campo familiar. “Este es un cumpleaños único”, insistía la joven. Hoy entienden que, en vez de “único”, probablemente quisiera decir “el último”.
También se reunió en las últimas semanas con amigos de la infancia; a algunos de ellos hacía meses o años que no los veía. Era su particular despedida del mundo con el que quería romper. Con ellos fue a tiendas esotéricas e hizo compras excepcionales en comparación con su presupuesto habitual, desembolsando cerca de 100 euros en una sola tarde. “Son para regalos”, esgrimió ella. Pero nunca los entregó. También hacía encargos de objetos y amuletos por internet; muchos de ellos han llegado tras su partida a Perú.
Hablamos con Noelia, su prima:
- Entonces, ¿no notaron ningún cambio en su personalidad?
-Ninguno. Aunque ahora lo pensamos y sí vemos cosas extrañas. Ella estudia el bachillerato artístico en el Instituto Carrús de Elche. Se le da muy bien pintar y experimentaba con nuevas técnicas de arte. Alguna vez, al llegar a casa, había un cierto olor a quemado. Sus padres pensaban que sería alguna técnica de carboncillo o similar. Hoy pensamos que se debía de tratar de algún ritual que le había enseñado la secta gnóstica.
Patricia se llevó consigo casi todos sus libros. A Noelia le inquietan algunos de los títulos que consultaba su prima pequeña: “Encontramos listados de los que ha adquirido y los que ha tomado prestados en la biblioteca. Algunos de ellos son catalogados por los expertos como libros 'delicados' por ser de magia negra y ocultismo aptos para personas muy introducidas en ese mundo. Por ejemplo, El Mago, de Francis Barret”.
Amenazas desde Lima
Alberto y Rosa María llamaban una y otra vez a Patricia, sin éxito. El teléfono siempre estaba apagado. Hasta que el 10 de enero recibieron un aviso de disponibilidad -un mensaje que indica que el terminal ha sido encendido-. Volvieron a telefonear, esta vez dando señal, pero con el mismo éxito nulo que antes.
Dos días más tarde, Alberto Aguilar recibió un correo electrónico desde una cuenta desconocida. “Es incoherente, impostado, con expresiones impropias de ella e intentando justificar algo que nadie cree”, relata Noelia. El correo reza:
“Soy Patri, te escribo para que sepan que estoy bien y que no os preocupéis, antes de que salga Rajoy del Gobierno vuelvo a casa a presentarte a tu nieto, te mando saludos de tu yerno. Sin querer has colaborado en una buena causa. Y como la parábola cristiana del buen talento, el Señor paga el 101% menos el 21% de IVA. Aunque sea llegará algo, la intención es lo que cuenta. Como el reino del Señor, es como la levadura: hay que seguir leudando [dar fermento a la masa con levadura]. (…) Os quiero mucho, no us preocupeo per res, vaig a estar be fins l'hora que torne a casa”.
Noelia responde a las preguntas sobre su contenido:
- ¿Dice “a tu nieto”?
- Sí… Entre los papeles que había en su habitación había un formulario de casamiento matrimonial en Perú.
Le chirría el “que sepan que estoy bien”; cree que alguien pudo escribir parte del correo y caer en el trato 'de usted' que habitualmente se usa en Perú. También les sorprende el uso de las parábolas relacionadas con la levadura, negocio al que se dedica Alberto Aguilar. Y el uso de expresiones en valenciano: “Es una frase muy correcta y precisamente es la asignatura que peor lleva en el instituto”.
A partir de entonces, las comunicaciones son cada vez menos frecuentes. Patricia asegura que está en Rumanía y que se ha escapado con un novio. Y pide dinero. Pero EL ESPAÑOL ha accedido al documento de la oficina de inmigración peruana que acredita su entrada en el país. Su vuelo de Air Europa aterrizó en Lima el 9 de enero de 2017 y su visado de turista no tiene una fecha de regreso.
Así se mueven las sectas en Perú
Nos reunimos en Chiclayo, una ciudad al norte del país andino, con dos fuentes del Ministerio del Interior peruano. Los dos representantes ministeriales analizan la situación de la joven española en un hotel de la avenida Sáenz Peña: “Pongámonos en un escenario trágico: Patricia llegó a Lima y estuvo en estos grupos (satánicos, gnósticos, etc.). Las posibilidades de que sea secuestrada, captada para trata de personas o para tráfico de órganos son altísimas”.
En una breve conversación con EL ESPAÑOL, el viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior peruano, Rubén Vargas, asevera que los grupos con los que ha contactado Patricia “siempre están un poco en la oscuridad”. Son organizaciones clandestinas que rehuyen de la Justicia. Fuentes policiales consideran que se encuentra en Lima, donde viven unos 8 millones de personas.
De acuerdo a la denuncia por desaparición que la Interpol presentó el 9 de febrero ante la Policía Nacional del Perú, la última comunicación de Patricia con su familia fue el 28 de enero; sin embargo, el 2 de febrero envió una nota de audio por WhatsApp a sus parientes en España dándoles un ultimátum: exige la retirada de los carteles que anuncian su desaparición y que inundan Elche; también que dejen de celebrar actos públicos en los que piden su regreso. Y pide dinero, 600 euros:
“Repito. Tenéis esos tres pasos. No se va a alterar el orden de ningún modo. No se van a alterar los pasos. Así está dicho. Borra las fotos, me mandáis dinero y me presento en la embajada. Y de verdad tenía la intención de volver en un año o dos. Si seguís los pasos, volveré en uno o dos años. Si dejáis de molestar, volveré. Si no, no será así”.
Diferentes fuentes consultadas por EL ESPAÑOL en Perú alertan de las ceremonias que realizan las sectas con las que ha contactado Patricia. “Hacen rituales entre 2 y 3 de la madrugada en sitios alejados; ella ya hizo contacto con ellos, no regresará con su familia”, asevera una experta en la materia, instalada en la ciudad de Piura -estos días anegada por las inundaciones- que pide mantenerse en el anonimato por motivos de seguridad. Analiza los dibujos que dejó Patricia Aguilar y sentencia: “Esto es magia negra. Ellos salen en grupo y están en contacto con magos negros que les hacen milagros, son videntes... Saben ocultarse, son fuertes”.
Las advertencias son graves, pero sus seres queridos confían en que Patricia regrese más temprano que tarde a Elche; bien por el trabajo de las autoridades policiales, o porque la joven advierta “el daño” que está haciendo con su desaparición. Insisten en que mantendrán la alerta de búsqueda pese a las amenazas de “no volver jamás” que les ha transmitido Patricia. Y, ante todo, dejan claro un mensaje: “Puede que ahora sea mayor de edad, pero la captaron cuando era menor. No cederemos a la extorsión o al chantaje, lo único que queremos es tenerla entre nosotros”.
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