Rodrigo Nogueira, durante el juicio.

Rodrigo Nogueira, durante el juicio.

Reportajes Juicio por 'sinpa'

El ‘Don Juan de Internet’, en libertad tras declararse “esclavo” de una estafada

  • Durante su declaración en el juicio, Rodrigo Nogueira le echó toda la culpa a la chica con la que estaba en aquel entonces. Dijo que él era un "sumiso" y que tan solo obedecía órdenes de "su ama". Ha quedado en libertad provisional y el juicio está visto para sentencia. Sus víctimas temen que huya de nuevo. Esta es la crónica del juicio. 
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31 marzo, 2017 01:41

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Geni, una de las víctimas de Rodrigo Nogueira, el Don Juan de Internet, me escribió este miércoles el siguiente mensaje. Era el día siguiente al juicio: “Lo han dejado en libertad a espera de sentencia. Habían pedido por parte de las abogadas que llevan la causa de Getxo –otro de los juicios que tiene pendientes- que le aplicasen prisión preventiva a espera de su juicio el 27 de septiembre pero no lo han admitido”.

Luego escribe Aurora, otra de las víctimas, contando que, a la salida del juzgado de Pontevedra, a Rodrigo lo recogió en un monovolumen su novia, una peluquera de Álcazar de San Juan, el pueblo en el que detuvieron al estafador virtual hace cosa de un mes. Con ella iban otra chica y dos hombres más. Aurora teme que se vuelva a repetir la misma situación de siempre, lo que “mejor se le da” a Rodrigo.

-¿Tenéis miedo de que se escape?

-La verdad es que sí. Es lo que siempre hace.

Luego Gloria, otra de las estafadas. A ella le llegó a asegurar, por Skype que se encontraba en Suecia. Cuando lo dejaron fue hasta la dirección que le había dado en España y se encontró con el mismo salón -supuestamente sueco- que había visto por la pantalla de su ordenador. En unos pocos meses, le arrebató cerca de 4.000 euros sin contar con el portátil, un Iphone y algún que otro viaje pagado. Ella también estuvo en el juicio como testigo. Tiene el mismo temor que las demás. Es más, no duda que, de tener la opción, huirá como ha hecho en los últimos veinte años.

-Por supuesto. No lo dudes. Buscará una nueva víctima y se irá.

Efectivamente, Rodrigo está en libertad a la espera del veredicto final del juez sobre el caso. Este es el primero de los juicios de un experto embaucador, de un cirujano de la estafa, un tipo que ha multiplicado por mil su identidad. En 20 años ha estafado más de 60.000 euros entre todas las mujeres con las que contactó. Usaba nombres e identidades diferentes, pero siempre el mismo modus operandi, ya marca de la casa.

Tras de sí, un reguero de infidelidades, estafas, una ristra de mentiras con las que ha construido cientos de personajes que no existen. Ahora puede que comience a pagar por todo. Esta es la crónica del primero de los procesos penales abiertos contra el gallego ya conocido como el ‘don Juan de Internet’. Y todavía le quedan unos cuantos, el siguiente de ellos, en Getxo (Bizkaia). Un juicio que duró cuatro horas y media y en el que su defensa se basó, en ciertos momentos, en un argumento rocambolesco: dijo que él no sabía nada porque era esclavo y siervo de su ama, la chica con la que estaba en aquel momento.

“Sumiso” y “esclavo”

Rodrigo, durante el juicio por 'sinpa' en los juzgados de Pontevedra.

Rodrigo, durante el juicio por 'sinpa' en los juzgados de Pontevedra.

Lo cierto es que el juicio comenzó a las doce de la mañana en Pontevedra el pasado miércoles. Allí estaba Rodrigo, el ‘Don Juan de Internet’ con las esposas puestas, la cabeza gacha en el banco de los acusados. Más rollizo que otras veces, descuidado, con un enorme abrigo de plumas. Es el primero de los tres que tendrá que afrontar este año. Se sentó como procesado en el mismo banco que Eva -nombre ficticio-, una de sus víctimas. Pero nada de arrejuntarse. Cada uno se puso en un extremo. Eva no le puede ni ver. Por culpa de Rodrigo, ambos están acusados de realizar un ‘sinpa’ de 5.062 euros en el hotel La Quinta de San Amaro, en Meaño. Piden dos años de prisión para ambos.

Sin embargo, el ya conocido embaucador virtual, con más de 65 víctimas a sus espaldas en múltiples lugares de España, basó su estrategia en descargar toda la culpa sobre su expareja. En hacerse la víctima. Dijo que él y la chica no eran pareja. Que había sido ella quien hizo la reserva del hotel. Que él tan solo era un sumiso. Que ella era “su ama” y el “obedecía órdenes”. Por tanto, según está secuencia lógica, él no podía haber hecho la reserva en el hotel. No tardaron mucho en salir los testigos que desmontaron completamente su versión. Concretamente, tres: los dos dueños del hotel y uno de los camareros.

El juez no le pidió más detalles. Cuando la abogada de Rodrigo preguntó a Eva sobre este aspecto, la mujer le dijo que lo que pasaba en la vida privada de cada uno se quedaba en la vida privada.

La abogada de Rodrigo, en ese momento, sacó fotos de Eva con corset. Y le formuló la siguiente pregunta:

-¿Es cierto que conoció al acusado porque el buscaba ama y usted se ofrecía ???

-No, esas fotos me las hizo él. Son posteriores a conocernos. Con ellas solo intenta desacreditarme, humillarme y hacerme daño, pero nada tiene que ver con el caso -replicó Eva.

El juez no le dio más importancia. No era el momento de mezclar unas cosas con otras. Se pasó a hablar sobre otros aspectos.

Luego llamaron a los testigos del hotel, quienes desmintieron que el ‘don Juan’ no conociera la reserva. Es más, aseguraron que había sido él mismo quien la realizó.

En el juicio estaban presentes varias de las víctimas de Rodrigo: Aurora, Geni y Gloria acompañaron a Eva y a su abogada. También estaba Selva, la investigadora de OnBranding que logró localizar y juntar los testimonios de todas las chicas afectadas.

"Como un corderito"

Esposado y cabizbajo, Rodrigo escucha las declaraciones de los testigos.

Esposado y cabizbajo, Rodrigo escucha las declaraciones de los testigos.

Durante cuatro horas, bajo la atenta mirada del juez, de siete periodistas y de un escaso público, Rodrigo declaró y declaró. Había llegado al juicio en un furgón de la policía, “como un corderito degollado”. Estaba más gordo, más rollizo que en ocasiones anteriores. Varias de ellas lo notaron.Venía de la cárcel de A Lama, donde le mantenían encerrado para que no ocurriera como la anterior ocasión en la que se trató de celebrar este mismo juicio: dejó al juez plantado y desapareció sin dejar rastro.

Rodrigo primero atendió a las cuestiones del abogado del hotel. Tan solo decía: “No me acuerdo, no me acuerdo”. A las de la abogada de Eva respondió inculpándola, diciendo que había sido ella quien reservó, que él era el invitado. Después, habló la propia Eva. Geni, que también estaba allí, recuerda cómo los trabajadores del hotel desmintieron la versión de Rodrigo: “Entraron los dueños del hotel, que dijeron que él fue quien hizo la reserva. Les dijo en varias ocasiones que lo pagaría su empresa. Luego entraron dos trabajadores del hotel que lo reconocieron a él pero de ella -Eva- no se acordaban”. Sí reconocieron una cosa: que Rodrigo se camelaba a cualquiera.

Rodrigo actuó las cuatro horas con una actitud reverencial, casi de abnegación ante el juez. No dejaba de pedirle perdón. El magistrado se mostró exigente con él, “serio y puntilloso”. Un tipo que le gusta que las explicaciones vayan al grano.

-Venga, venga, resuma, no se extienda más -le decía a Rodrigo.

-Perdón, perdón, perdón, perdón.

-Que no me pida perdón, hable y punto.

Rodrigo estafó 60.000 euros en cerca de 20 años.

Rodrigo estafó 60.000 euros en cerca de 20 años. EL ESPAÑOL

Estaba muy tranquilo a lo largo de todas las intervenciones. Eva tuvo varios momentos de bajón a lo largo de las cuatro horas. No era para menos. Tenía que revivir lo ocurrido en el 2014, cuando comenzó a quedar con él. Habían quedado en una habitación a oscuras para darle emoción. Habían contactado a través de Badoo, una de las tredes sociales de contactos que frecuentaba. Vivían los dos en Galicia. “Físicamente no me atraía demasiado, pero era encantador; contaba su historia de un modo tremendo”, relataba la mujer a EL ESPAÑOL.

El juicio tuvo ese punto de rescatar la basura del baúl, de refrescar esas experiencias y, por tanto, no resultó agradable para las jóvenes. Él se mostró muy tranquilo la mayor parte del tiempo. Contestó a todas las preguntas, lo negó todo una y otra vez. Él no sabía nada. 

Al final, cuando el juez anunció que todo estaba visto para sentencia, ordenó a Rodrigo que se acercase. Fue cuando le comunicó que estaba en libertad provisional. Le ordenó que le diera una dirección para poder localizarle. Eso sí, se lo dijo con una advertencia velada de por medio. “Pero déjame una dirección auténtica, no una falsa,eh”, le exigió el magistrado. Él se la escribió en un papel y se la dio. Le quitaron las esposas, salió por la puerta y, acompañado de su novia y sus amigos, se subió al coche y desapareció de allí.

Rodrigo se encuentra libre. Quién sabe si, como ha hecho siempre, recaerá y volverá a las andadas. De momento no ha habido noticias al respecto.