Este es 'El Luna': le voló el pecho a Dani por decirle "guarro, mea en otro sitio"
- Ocurrió en la noche de San Juan. Mientras el asesinado era un chico afable, el presunto asesino contaba con un largo historial de detenciones y de cárcel. Luna intentó alcanzar a un segundo joven con su revólver. Pese a la corta distancia, no acertó en el disparo.
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José Luis Pereira Luna, el Luna, llevaba todo el día alardeando por el pueblo y los alrededores de la playa de Arealonga (Redondela) de su pistola, de su revólver Magnum plateado, una de sus últimas adquisiciones, muy difícil de conseguir. Un arma más propia de una película de Clint Eastwood que de un apacible municipio gallego. “Estuvo así todo ese día, enseñándola por la zona y por los bares. Él decía que era para defenderse. Nadie se esperaba que llegara a tanto”, afirma un vecino de la zona. Esa misma madrugada, Luna, de 45 años de edad, iba a asesinar con ella a Daniel Beltrán Pinto, de 25 años, de un disparo en el pecho. Era la madrugada del viernes al sábado. Noche de San Juan.
Esta fiesta es, en Galicia, el símbolo inequívoco de una jornada especial, incluso mágica, una velada de buenas vibraciones en la que ahuyentar los malos espíritus. Sin embargo, la pasada madrugada del viernes al sábado un trágico suceso cambió el rumbo de la fiesta en el arenal de la parroquia de Chapela, a pocos minutos de Vigo. Iba a ser la última en la vida de Daniel. Y todo por afearle a Luna su conducta. Se había puesto a mear hacia él y a sus amigos desde la barandilla de la playa. Todos en el barrio están consternados.
Todo ocurrió de un modo que nadie todavía se puede explicar. Dani y sus amigos son un grupo conocido en la parroquia y en el barrio vigués de Teis. Eran amigos de toda la vida, de los años del instituto. Buenos y tranquilos; no se metían nunca con nadie. Se tomaban sus copas y se iban para casa. Esa noche de San Juan decidieron pasarla juntos y disfrutar de la buena compañía ante las llamas de la fogata.
Meando desde la barandilla
Arealonga es un pequeño arenal situado a las afueras de Vigo, en el barrio de Teis. Como a muchas otras playas de la zona, allí acuden cada año cientos de jóvenes a celebrar la mágica noche de las hogueras. Allí fueron, como cada año, Dani y sus amigos de toda la vida. Ellos se hicieron su pequeño fuego al final de la playa, a muy poca distancia de una de las rampas de acceso. “Allí estuvieron toda la noche. A eso de las tres, cuando yo me fui, ya quedaba poca gente, pero todavía estaban ellos y muchos otros. Nadie se imaginaba que podía suceder”, afirma a EL ESPAÑOL una mujer que se encontraba esa noche en el lugar de los hechos.
Todo ocurre un rato después. Son en torno a las cinco y cuarto de la mañana. “Luna”, un tipo conocido en el barrio por andar siempre metido en los más turbios asuntos -había estado varias veces en la cárcel-, había acudido también a las hogueras. En un momento dado, se acercó a la barandilla y se puso a mear desde arriba, a muy poca distancia de donde estaban situados Dani y sus amigos. Hay mucha gente cerca viendo lo que ocurre. El único bar abierto a esas altas horas está enfrente de donde tuvo lugar el crimen. Los jóvenes, indignados de que haga sus necesidades justo al lado de donde ellos están, saltan a increparle y a afearle su conducta. “Qué haces guarro, no tienes vergüenza. ¿No ves que hay gente en la playa? Mea en otro sitio”, le dice Dani.
Él y uno de sus amigos suben la rampa, directos hacia Luna para recriminarle lo sucedido. No les da tiempo a reaccionar. Luna lleva una pistola. Un revólver, concretamente, tipo Magnum y de color plateado, un arma de gran calibre. Sin que nadie pueda reaccionar, Luna saca el arma y sin mediar palabra dispara a Dani en el pecho. Este se desploma en el suelo, sangrando. Acto seguido, su amigo, que había subido con él por la cuesta a reprocharle a Luna su actitud, se lanza contra el presunto asesino y le empuja. Luna escapó corriendo de allí.
Luna, tras el crimen, salió corriendo, buscando el modo de escapar. Se fue por la parte de arriba de la playa. No pasa mucho rato hasta que encuentra un taxi, se sube y desaparece de allí. A los pocos minutos, cuando el vehículo avanza por la céntrica Avenida de Galicia, la Policía detiene ese coche y obliga a Luna a bajar. Lleva consigo la pistola. Según fuentes de la Policía Local de Vigo, el hombre se resistía en el asiento trasero del taxi. No paró de dar patadas. Es ahí cuando le detienen, pero ya nadie pudo hacer nada por Daniel, que falleció del impacto directo del disparo en el pecho.
“Un chico tranquilo y alegre. Tenía muchos amigos”
Dani tenía 25 años y vivía con su novia en la avenida de Vigo, cerca del Camiño Pousadoura. Se trata de la zona de Los Cuatro Puentes, el límite del municipio con la gran urbe de Vigo, al lado de la autopista, muy cerca de donde vivían sus abuelos. Con ellos mantenía una estrecha relación, pues durante muchos años fueron los encargados de cuidarle cuando sus padres se separaron. Los vecinos de esta zona hace meses que viven consternados.
Es el segundo suceso de características tan trágicas en los últimos meses que viven en primera persona. A mediados del pasado mes de febrero, María José fue asesinada en su casa por su marido Emilio. La mujer vivía exactamente en esa misma calle. Él la esperó en la casa de ella y la voló por los aires cuando ambos estaban dentro. Ahora, el asesinato de Dani vuelve a sumirles en la tristeza propia de la sensación de ver la muerte de nuevo frente a ellos.
“Era un chico tranquilo, muy hablador, muy alegre. Tenía muchísimos amigos. Todo el mundo aquí sabía quién era. Por eso está llevándolo todo el mundo tan mal. Este domingo, mi marido se encontró con uno de sus amigos en el bar. El chaval estaba destrozado”, explica a EL ESPAÑOL una vecina de la zona. Dani trabajaba desde hacía meses trabajaba descargando pescado y para ello utilizaba su furgoneta. En su tiempo libre, además de disfrutar de sus amigos, de su novia y de su familia, una de sus principales pasiones eran las motos. Le encantaban. Incluso acudía a concentraciones. “No te olvidaremos. Descansa en Paz”, decían a lo largo de este lunes sus amigos en las redes sociales.
Luna, un criminal reincidente
Lo cierto es que a José Luis Pereira Luna se le conocía en el barrio sobre todo por su actividad criminal. Hace unos meses volvieron a verle tras un largo período de tiempo sin seguirle la pista. “Salió de la cárcel hace unos seis meses”, explica a este periódico una vecina del barrio.
De La cárcel de Cádiz, en concreto, debido a un robo a mano armada que había perpetrado en una gasolinera del municipio gallego en el que ahora reside. Tras ese período en prisión, - no era el primero-, Pereira Luna se instaló en el Camino Real, al lado de la iglesia del barrio vigués de Teis, que limita con el municipio en el que ocurrieron los hechos. Dani y el hombre que le mató se conocían de antes. “Es un pueblo pequeño, aquí nos conocemos todos”, asegura la misma vecina. Se conocían mucho no solo a fuerza de compartir las mismas calles. También porque las casas de ambos estaban cerca la una de la otra.
Luna tiene un largo historial delictivo: atracos, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas… Según ha podido saber El Español, en los últimos veinticinco años ha sido condenado hasta en seis ocasiones por todos esos delitos y también por resistencia, quebrantamiento, robo con violencia, atentados contra la autoridad, etc. En 2014 fue condenado a dos años de cárcel por narcotráfico.
Sin duda, el más grave de los sucesos a los que se enfrentó es el que cuenta Faro de Vigo. Tuvo lugar hace casi veinte años, en 1998. Luna abordó a un conductor con una pistola obligándole a bajarse del coche. Cuando la Guardia Civil salió en su búsqueda, antes de lograr detenerle, la emprendió a disparos con las autoridades. La última de sus detenciones tuvo lugar en la madrugada del sábado, tras el trágico suceso en el que se llevó por delante la vida del joven Daniel. Cuando los agentes trataron de reducirle, trató de dispararles. Cuando lograron atraparle, la emprendió a patadas con ellos.
La pena sume una vez más el municipio de Redondela y, en concreto, la parroquia de Chapela. En apenas seis meses, dos de sus vecinos más queridos, Sésé y Dani, han sido asesinados. Este miércoles, hay convocado un homenaje en el Instituto de Teis, en el que Dani pasó buena parte de los años de su adolescencia. A las once y media de la mañana, quienes allí se den cita irán andando desde el colegio hasta la Playa de Arealonga, el lugar en el que Luna mató al joven.
Un instante después de que Dani recibiese el disparo que acabó con su vida, el amigo que había subido con él recibió también un tiro del revólver de Luna. Esta vez, el criminal reincidente falló el disparo. El segundo de los jóvenes salió corriendo del lugar para ponerse a salvo, mientras Luna salí despavorido de allí para tratar de esfumarse y dar esquinazo a la policía. Muchos todavía no se explican, debido a la distancia a la que estaban, cómo no le acertó de pleno. Una de las vecinas del pueblo conoce bien, como muchos otros al grupo de amigos, y han estado hablando con ellos estos días. “El chico salió corriendo de allí, corrió un montón porque estaba asustado. Nadie sabe todavía cómo no le dio”.