-¿Qué ha pasado en mi pueblo, que no me he enterado?
-Que Pedrito el carnicero le ha cortado el cuello a la mujer y luego se ha 'ahorcao'.
Buena parte de los 66 años de su vida, María del Carmen Carricondo Reche los vivió casada con Pedro Chillón Puentes, 71, en Huéscar (Granada), la pequeña localidad de apenas 8.000 habitantes que les vio nacer. Allí habían criado y visto crecer a dos hijas y un hijo. Pero Mari Carmen no solo vivía y estaba casada con él. Compartían, además, el mismo trabajo, los mismos negocios y, digamos, la misma oficina. Siempre se les veía juntos, paseando de la mano por las calles del pueblo. Entre ambos llevaban la economía familiar, con lo que pudieron prosperar hasta consolidarse como una de las más pudientes de la pequeña localidad. Por un lado, la carnicería que tenían en el mercado de abastos de la localidad granadina; por otro, una empresa de distribución de embutidos cuya nave central estaba a las afueras del pueblo. Todo parecía normal, pero en esa casa, en el propio Pedro, había algo que no iba bien.
Mari Carmen estaba ya jubilada y llevaba una vida más tranquila y reposada. Era su hijo, un joven muy conocido en Huéscar, quien se encarga del puesto de venta al público, de atender a los clientes en la carnicería. Pedro, no obstante, no quería ni podía desvincularse del negocio que levantó de la nada con Mari Carmen.
La mañana del sábado, Pedro no apareció en la carnicería tal y como le había prometido a su hijo. Este se inquietó. Aquello le resultó extraño. Horas más tarde el joven supo la verdad: su padre no había ido a ayudarle porque había estado asesinando a su mujer, es decir, a su madre. La degolló con un cuchillo dentro de la casa familiar.
Los hechos
Ni jubilado dejaba Pedro el negocio de la carnicería. Cada día, a eso de las siete de la mañana, echaba un cable a su hijo a dejarlo todo preparado en el puesto de trabajo: colocar la carne adecuadamente, extender las costillas, limpiar la maquinaria de corte, abrillantar el vidrio del expositor... Es un trabajo que requiere de varias horas. Pedro no apareció el sábado por allí. Algo raro había en que su padre no se levantara a echarle una mano, pensó el hijo. Así que avisó a las hermanas para que se dirigieran a la casa familiar, ubicada en la céntrica calle San Francisco.
Una de las hijas de Pedro y Mari Carmen llevaba unos días en la zona tras volver de Granada a pasar las vacaciones a casa. También una vecina le dio la voz de alarma al escuchar ruidos en los alrededores de la vivienda. La mujer, 43 años, corrió hacia su casa.
Su madre acababa de ser degollada y asesinada por su padre.
Eran las nueve de la mañana. Allí, los hijos se encuentran con una escena dantesca. Al entrar en la vivienda en la que habían crecido, vieron a su madre, a Mari Carmen, muerta en el dormitorio, rodeada de sangre.
Mari Carmen no fue asesinada con un hacha, como se dijo en un principio. Su marido utilizó un cuchillo para acabar con su vida. Su cuerpo había sido acuchillado por doquier, también en el cuello. A Pedro, su padre, la hija lo halló ahorcado en el sótano del edificio.
La gravedad y la virulencia de lo sucedido sume estos días en una profunda tristeza a los habitantes de Huéscar. "No se me ocurriría pensar que esto ocurriera porque hablaba muy amablemente con todo el mundo"; reconoce uno de los vecinos de la localidad. Ocurrió de puertas para dentro, sin que nadie supiera lo que podía pasar. Y lo que podría haber pasado.
Negocios charcuteros
"Siempre han trabajado juntos codo con codo en su carnicería". Lo explican los vecinos a este periódico, que parecían una pareja modélica. Que iban siempre de la mano por la calle. Que resultaban ambos agradables en la conversación. También en el trato. Que ambos eran muy religiosos, que iban mucho a la iglesia. "Yo los recuerdo siempre muy cerrados con las costumbres católicas", narra una de las vecinas del pueblo. Ya son 35 víctimas mortales de la violencia machista del 2017.
Huéscar es un pequeño rincón del norte de Granada donde todos se conocen los unos a los otros. Eso era exactamente lo que sucedía con esta familia, la de Pedro Chillón y Mari Carmen Carricondo. De puertas para afuera, una tradicional y humilde familia cristiana centrada en sus costumbres y en los quehaceres laborales.
Su dedicación hacía que todos supieran dónde localizarles y dónde estaba cada uno en cada momento. Pasaban el tiempo entre la casa, una vivienda antigua y enorme, de las de toda la vida; la carnicería familiar, que ahora lleva su hijo; o bien en la fábrica de embutidos caseros cuyo nombre es Embutidos y Jamones Huéscar El Óvalo S.L, desde la cual exportan toda clase de productos de la región. A lo largo de tantos años, no conocían otro oficio y se entregaron a él: los dos carniceros, habían trabajado juntos toda su vida y levantaron los negocios de la nada.
La mayoría de los vecinos, por otra parte, les conocen de la tienda de la Plaza de Abastos de la localidad. Se trata, incluso ahora que ellos no atendían, de un lugar acogedor, de confianza. Uno negocio de los de toda la vida.
Hay otros detalles en los que también coinciden los vecinos de la localidad en cuanto a la pareja. No solo en lo sorpresivo que resulta todo lo ocurrido. Tampoco inciden únicamente en la gravedad de los hechos. Está el hecho de que ambos, tanto Pedro como Carmen, tenían fama de ser muy trabajadores, pero también de serios. “Eran muy comedidos. Era raro verles fuera de su trabajo”, relatan los vecinos a EL ESPAÑOL.
"Yo los conocía, iban siempre juntos por el pueblo","Yo los vi el año pasado, paseando, como siempre", "No me lo puedo creer. Yo compro siempre en la carnicería del mercado que ahora lleva el hijo". Y así una interminable retahíla de declaraciones en las que la incredulidad se mezcla con el asombro y la pena.
No había denuncias previas
Lo ocurrido resulta, en el pueblo, a todas luces impensable. No solo lo piensan los vecinos, también las autoridades. Tanto la Guardia Civil como el Centro de la Mujer del municipio confirmaron que no existían denuncias previas por maltrato entre la pareja, ni tampoco antecedentes o indicios que hicieran pensar que Carmen había sido víctima ya anteriormente de episodios de violencia machista. Este hecho fue confirmado por el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, quien afirmó que después de las primeras informaciones recabadas no constan "denuncias previas ni antecedentes por violencia de género".
"Tenía mucho carácter, muy buena presencia. Ahora estaba un poco más rubia, pintada y arreglada", confiesa otra de las vecinas de la pequeña localidad granadina. Muchos han aprovechado la jornada para darle el pésame a una de las hijas de la pareja.
Tras la llegada de los hijos al lugar de los hechos, aparecieron allí la Policía Local y la Guardia Civil. A media mañana, la médico forense, hasta que decretó el levantamiento del cadáver. Tardó dos horas en analizarlo todo. No caben ya dudas de que se trata de un nuevo caso de violencia machista.
Es domingo por la mañana. Todavía algunos vecinos no dan crédito a lo ocurrido. En las calles de Huéscar, en las barras de los bares del pequeño rincón granadino no se habla de otra cosa. Dos hombres conversan sobre el asunto.
-Yo conozco a sus hijos y hemos sido durante muchos años vecinos.
-Jamás lo podías imaginar esto.
-Qué pena de esos hijos y de la familia.
Mari Carmen Carricondo, de 66 años, es la trigésimo quinta mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2017, también han sido asesinadas Matilde de Castro, de 44 años; una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46 y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; María José Mateo García, de 51 años; Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años; Margaret Stenning, de 79; una mujer de 91 años cuyo nombre se desconoce; Mariló Correa Pérez, de 47 años; Gloria Amparo Vásquez, de 48 años; Erika Lorena Bonilla Almendárez, de 32 años; Yurena López Henríquez, de 23 años; María Victoria Zanardi Maffiotte, de 44; Ana María Rosado, de 42 años; Andra Violeta Nitu, de 24 años; Raquel López, de 45; María del Rosario Luna, de 39 años; Eliana González Ortiz, de 27 años; Ana Hilda Linares Báez, de 55 años; Susana Galindo Moreno, de 55 años; Beatriz Ros García, de 30 años; Valentina Chirac, de 37; Encarnación Barrero Marín, de 39; así como Encarnación García Machado, de 57 años; Fadwa Talssi, de 29 años; así como Donna Cowley, de 47.
En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 35 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
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