La chica de los cinco dedos rotos ya no podrá ser el icono de los incidentes entre los ciudadanos y las fuerzas de seguridad durante el referéndum ilegal del 1-O. Marta Torrecillas Domènech (33 años) denunció a la Policía porque, mientras la sacaban a la fuerza de un colegio electoral, un agente le había roto "los dedos uno a uno". Pero 24 horas más tarde, y tras haberse viralizado su caso, Marta admitió que sólo sufría una capsulitis, es decir, una inflamación, en uno de sus dedos. El independentismo trataba de convertir a Marta en el nuevo hombre del tanque, pero Marta no es una estudiante, como el célebre símbolo chino. Marta es concejala de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC).
"Yo estaba defendiendo a la gente mayor porque han pegado a niños, han pegado a gente mayor, me han tirado escaleras abajo, me han dado patadas, me han roto los dedos uno a uno, en medio de las escaleras con la ropa levantada me han tocado las tetas y se reían y me han pegado y esto mientras los grababa todo el mundo. Explícalo para que se entere todo el mundo, me han roto los dedos uno a uno, esto es mucha maldad, mucha, mucha", contaba la mujer en un audio que se hizo viral a una amiga. Finalmente cambió de versión y aseguró, en declaraciones a TV3, que sólo sufre una capsulitis en un solo dedo, es decir, la inflamación de una de las articulaciones, en lo que a su mano respecta. La capsulitis se caracteriza por la inflamación de una cápsula que recubre la articulación y por una limitación del movimiento que genera mucho dolor. Nada tiene que ver con una fractura, aunque ambas son lesiones leves.
De hecho, en el vídeo que documenta el forcejeo entre Torrecillas y la Policía, se observa que el agente le agarra de la mano derecha, pero ella después aparece con la mano izquierda vendada. La empresaria fue atendida poco después del incidente por un equipo del servicio de emergencias médicas, aunque prefirió no ir al hospital porque antes tenía que votar en el referéndum ilegal, como informó La Vanguardia. Al final fueron los profesionales sanitarios del hospital Sant Pau los que le diagnosticaron capsulitis.
Concejala y militante de ERC
Esta empresaria tiene experiencia en la participación política. No sólo por su actuación en el referéndum ilegal: fue miembro activo de las juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y ha concurrido a tres comicios en las listas de este partido. Primero, en las elecciones al Parlament de 2010. Después, en las municipales de abril de 2015. Finalmente, como suplente en el plebiscito constituyente del Consejo Comarcal del Vallès Occidental en 2015. Ahora es concejala del partido de Junqueras en el pequeño municipio barcelonés de Gallifa.
La actividad política de Torrecillas se remonta a su participación en las juventudes del partido presidido por Oriol Junqueras. Comenzó como secretaria de finanzas de las JERC (Joventuts d'Esquerra Republicana de Catalunya) en Granollers, continuó como portavoz en el Vallès Oriental y más tarde ascendió a secretaria de comunicación de las juventudes en Sant Fost.
Paralelamente, concurrió como número 21 por la provincia de Barcelona en las elecciones de noviembre de 2010 al Parlament catalán. En estos comicios, el movimiento independentista era minoritario. ERC obtuvo un total de 219.173 votos, lo que supuso un 7% del hemiciclo autonómico con diez diputados. Para las elecciones municipales de abril de 2015, Torrecillas se presentó por Gallifa. Allí, con el 29,2% de los apoyos vecinales -40 votos-, obtuvo asiento en la corporación municipal.
La última aventura política conocida de Marta Torrecillas fue en la votación constituyente del Consejo Comarcal del Vallès Occidental en 2015. En el órgano serían elegidos siete representantes de Esquerra. La empresaria concurrió como tercera suplente en las listas.
Independentista de cuna
Marta nació en Ribas de Freser (Girona) en 1983. En el pequeño municipio de la comarca del Ripollés, de poco más de mil habitantes, el independentismo es la tónica. En los resultados del 1-O, en Ribas de Freser arrasó el sí con un 94% de los votos. Pero Marta no votó en su pueblo. Ella se encontraba a más de cien kilómetros de distancia, en el Institut Pau Claris del barrio del Eixample de Barcelona. Allí sucedió la agresión que la ha hecho conocida.
Es la dueña una tienda de productos ecológicos en la comarca del Vallès y se declara seguidora del movimiento Slow Food, una nueva tendencia gastronómica que rechaza la estandarización del gusto en los alimentos. Según refleja en la web de su empresa, le apasiona su trabajo y "la voluntad de aportar un granito de arena en la recuperación de las variedades antiguas del Vallès tanto de huerta como de embutidos". También se ha mostrado a favor de la independencia de Escocia.
A Marta le han mostrado su apoyo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el entrenador Pep Guardiola, entre otros. La regidora anunció que se presentará una denuncia ante los juzgados. Guardiola, por su parte, incidió en la violencia de la jornada. “La gente que ha ido a votar no ha ido con pistolas ni con pelotas de goma. Le han roto los dedos a una chica por votar [...]. Las imágenes hablan por sí solas". Está por ver en qué quedan ahora estas actuaciones.
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