"Soy un Policía Nacional destinado hace algunos años en la Comunidad Autónoma de Cataluña. Simplemente, y teniendo en cuenta los acontecimientos de público conocimiento que se están viviendo en este lugar, quería hacer llegar una carta explicativa de lo que junto con un compañero bautizamos Síndrome del Este, deseando que se conozca porque es una triste realidad".
El email llega a un buzón de EL ESPAÑOL, con un teléfono para poder hablar y confirmar la identidad (no revelable) de los dos miembros de los cuerpos de seguridad del Estado, destinados desde hace 4 ó 5 años a una comisaría de un "pueblo pequeño" de la provincia de Barcelona.
La conversación dura 20 minutos y tiene un resumen claro: "En Cataluña estamos empezando a vivir algo muy parecido al 'Síndrome del Norte' del País Vasco, y lo hemos bautizado 'Síndrome del Este'. Hemos vivido con resquemor durante años, pero ahora estamos en el acoso".
"Nosotros, cuando salvamos la vida a alguien", dice Juan (nombre ficticio), "no le miramos la ideología. No miramos la cara. Cuando los terribles atentados de agosto hubo un día en el que fuimos todos a una. Pero pasaron unos días y volvimos a ser una mierda". "Tiene gracia", añade: "Piden libertad de expresión, pero después eres un perro o un facha por hablar en castellano. No queremos otro País Vasco, por favor, hay que volver a la normalidad. Empieza a haber brotes muy preocupantes".
El contenido íntegro de la carta es el siguiente:
¿CONOCES EL SÍNDROME DEL ESTE?
Pues está pasando. En un lugar del mundo. En un país de Europa. En una Comunidad Autónoma española. En Cataluña. Sí señores: en Cataluña, en España, en pleno siglo XXI. El SÍNDROME DEL ESTE.
Por una cuestión lógica, no vamos a desvelar la localidad en la que prestamos servicio, pero realmente, de verdad, podría ser en cualquier punto de la geografía catalana. Eso es lo importante y el motivo de esta carta: estamos ante el SÍNDROME DEL ESTE. Recordarlo bien señores: SÍNDROME DEL ESTE.
Iniciamos nuestra carrera profesional hace algún tiempo. Desde el momento que cruzamos por primera vez las puertas de la Escuela Nacional de Policía de Ávila, se nos quedó grabado para siempre en nuestro corazón esas cuatro palabras fundamentales de esta profesión: Servicio, Dignidad, Entrega y Lealtad. Y el SÍNDROME DEL ESTE no podrá con ellas.
Sin embargo, no podemos, no queremos ni debemos dejar pasar la oportunidad de poner en conocimiento de todo aquel que quiera saber sobre esta problemática, porque es una realidad similar al ya famosísimo y tan triste “síndrome del norte” del País Vasco, que por desgracia han sufrido compañeros policías, guardias civiles, autoridades y ciudadanos de a pie.
No obstante, queremos salvar las distancias con el sufrimiento de esos desgraciados años, por cuanto entendemos que la actualidad de hoy en día ha cambiado. Pero el SÍNDROME DEL ESTE existe y eso es lo que queremos expresar de alguna manera.
Nos sentimos señalados a todas horas y en todo tipo de circunstancias, como por ejemplo cuando entras y sales de comisaría; en el día a día cuando vas a buscar a tus hijos al cole; cuando das un simple paseo; cuando vas a hacer la compra; cuando acudes al gimnasio a entrenar; etc. SÍNDROME DEL ESTE.
Somos considerados como los nuevos “GOSSOS” (perros), asesinos, fascistas, fuerzas opresoras y de ocupación, los apestados, los marcados, los odiados, los que estamos soportando esos silencios incómodos, esos murmullos desagradables…SÍNDROME DEL ESTE.
Queremos destacar también que esto es extensivo a nuestras familias y amistades del círculo más cercano, por cuanto los niños son escrachados en el instituto, nuestras parejas son aisladas en su entorno laboral, los amigos con temores infundados, y así podríamos continuar con una larga lista de situaciones.
Todo esto viene pasando hace algunos años, pero en estas últimas semanas se ha recrudecido. Hemos visto compañeros llorando, ambiente desconcertante en comisaría, mucha tensión, derivada por el agravio y la fractura social que se ha creado.
Cuando elegimos esta maravillosa profesión, sabíamos de la existencia y de la problemática que lamentablemente concurre, pero cuando pasa de lo profesional a lo personal nunca llegamos a pensar que el conocido “síndrome del norte” se manifestaría en Cataluña como SÍNDROME DEL ESTE. Triste comparación, lejos de aquel infierno vivido, pero abrumadora realidad que actualmente se da en esta comunidad.
Queremos aprovechar este momento para reivindicar señores políticos: valórennos como nos merecemos; apóyennos, pero no con palabras, sino con hechos; motiven a los profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cataluña para que no marchen espantados de aquí; eviten situaciones de estrés y que se agrave más lo que ya es una realidad y por desgracia vino para quedarse: el SÍNDROME DEL ESTE.
Recordarlo bien señores: SÍNDROME DEL ESTE.
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Los policías dicen sufrir el peso del descrédito social ("nos increpan sólo por pedir que, por favor, repitan una frase en catalán que no hemos entendido") y dicen que hay miles de agentes y familias "que llevan la procesión por dentro". "Si somos una de las instituciones más respetadas del país, por algo será, ¿no cree? Desde el mensaje del Rey hay una calma rara aquí, pero en cualquier momento se enciende la mecha y esto explota. Hagamos algo entre todos para no llegar a ese punto".
La carta se suma a las enviadas (y publicadas) recientemente por una maestra y una jueza ante el agravamiento de la crisis catalana.