Cuando Victorina (24 años) le dijo a Laurenti Mihai (28 años) que se iba a divorciar de él, este la amenazó sin rodeos. Le dijo que la iba a matar. Que iba a acabar con ella. Que se iba a llevar a la hija de ambos, una pequeña vivaracha, de pelo rubio y ojos azules que apenas tenía dos años. El domingo por la tarde, Victorina salió de su casa directa a la comisaría, dispuesta a denunciarle. Al rato recibió la llamada de él. Acababa de degollar a su hija.
Ambos vivían en un piso de alquiler en la segunda planta del número 12 de la calle Pare Castell, en Alzira (Valencia). Hacía tiempo que Victorina había tomado la decisión de acabar con la relación. Convivían en el mismo piso pero ella ya quería que aquello se terminase. El inconveniente: que no tenía dinero para divorciarse. Lo sabían sus compañeras de trabajo en un almacén frutícola de la zona. Lo sabían sus amigos más cercanos. Al menos, desde hacía tres meses, tenía la determinación de divorciarse de él.
Victorina quería marcharse de allí. Quería irse a vivir con su hermana. Esta le decía que le dejara. Pero Mihai insistía una y otra vez en sus promesas vacías. Decía, por un lado, que iba a cambiar. Luego, volvía a las amenazas. Decía que la mataría si se marchaba.
Están siendo las horas más complicadas de la vida de la joven Victorina. Este domingo, tras conocer lo ocurrido y volver a casa, ya escena del crimen machista, la joven tuvo que ser atendida por servicios de emergencias. Había sufrido una crisis de ansiedad. Se encuentra protegida por el entorno familiar, con dos psicólogos de apoyo. En la tarde del lunes, Victorina rompe su silencio en una conversación con EL ESPAÑOL.
ー¿Iba mal la relación?
ーSí, iba mal. Quería dejarlo y acabar con ello. Pero él me decía que me iba a matar a mí. Pero no pensé que iba a matar a mi hija.
ー¿Le decía que le iba a matar?
ーY que me iba a quitar a la niña.
Victorina es de Rumanía. Hace años que llegó a España y se instaló en la localidad valenciana. Laurenti Mihai, también rumano, es natural de la región de Alexandria. Era su marido desde que se casaron en agosto del año 2013. Trabajaba como recolector de naranjas. Victorina dice que nunca le había maltratado.
En el ayuntamiento no constaban denuncias previas sobre el marido, detenido por asesinar a su hija. Lo que sí que se sabía, al menos en el círculo de la familia, era que la relación no iba bien. Que ella quería dejarle. Que no quería saber nada más de él.
ー¿Hace cuánto tiempo te estaba amenazando?
ーHace un par de días y ayer me fui a denunciarlo.
ー¿Hace cuánto tiempo quería cortar la relación con él?
ー3 meses.
ー¿Imaginaba que él pudiera llegar a tanto?
ーNo. Quería mucho a su hija. Él no era agresivo. Lo hizo para vengarse de mí porque quería el divorcio.
Los hechos
Eran poco más de las cinco de la tarde de este domingo. Victorina salió de casa a denunciar a su marido. Llevaba varias semanas soportando las amenazas de su marido, dirigidas tanto a ella como a la hija de ambos. Ese día no pudo más. Salió un momento de casa en dirección a la comisaría. No se llevó a la niña, que estaba durmiendo.
Al rato, recibió una llamada en su teléfono. Era Mihai. Descolgó el teléfono y escuchó su voz y lo que le decía. Acababa de matar a su hija. Victorina salió corriendo de vuelta a casa. Cuando la madre llegó corriendo hasta el domicilio, se encontró a la policía y una unidad del SAMU. Y estaban en el interior de su casa, atendiendo a su hija. No pudieron hacer nada por su vida.
En la vivienda, Mihai dejó el arma homicida al lado de la niña, rodeada de un charco de sangre. Al momento, salió al balcón y se arrojó al vacío desde la ventana. En el bar Amadeus, que el parricida solía frecuentar, todos lo vieron. El hombre cayó encima de un coche estacionado frente a la puerta de la casa. Eso amortiguó la caída.
En cuanto bajó del techo del vehículo, Mihai confesó el crimen: “Llamad a la policía que he matado a mi hija”. Los vecinos, al escuchar su confesión, le retuvieron. Vigilaron de cerca a Mihai hasta que llegó la policía local, que tomó nota del salvaje crimen.
A los pocos minutos, Victorina llegó a la puerta de su casa. Llegó corriendo, gritando desesperada tras recibir la llamada del agresor. La mujer entró en una crisis de ansiedad. Los servicios de asistencia tuvieron que sedarla.
Venganza
Victorina, tal y como relata a EL ESPAÑOL, está pasando el peor momento de su vida. Ahora es el turno de la investigación policial, con la que se esclarecerá el móvil del crimen. La más importante: si Mihai asesinó a la pequeña de dos años a modo de venganza hacia la madre. “Es una de las líneas. El caso está abierto”. Lo dice el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana. Él mismo ha confirmado que no existían denuncias previas ni nada que hiciera sospechar lo que tristemente ha ocurrido. “No nos consta ningún tipo de información sobre la que se pudiese intuir lo que sucedió", resaltó.
El detenido participó este lunes en la reconstrucción del crimen en la casa. Llegó 24 horas después de degollar a su hija de vuelta al lugar de los hechos. La multitud le increpó al grito de “asesino”.
Este año, ya son ocho los menores muertos por la violencia machista a lo largo del año 2017. En casi todos ellos, el hombre ha perpetrado el crimen como venganza contra la mujer.
Tras lo ocurrido, Save the Children ha insistido en la necesidad urgente de poner en marcha una ley para salvaguardar y proteger a los menores de todas las formas de violencia.
La organización ha emitido un comunicado en la que aporta detalles sobre cómo en los dos últimos años más de 70 niños se han quedado huérfanos como consecuencia de la violencia machista. Al menos siete de ellos perdieron la vida en la misma agresión en la que perdían a su madre.
En España "la violencia contra la infancia permanece como una realidad oculta pese a las cifras conocidas", asegura la entidad, que añade que en 2015, el último año del que se tienen datos, se registraron 35.913 denuncias por actos violentos contra la infancia.
La violencia machista no preocupa
Mientras tanto, la perspectiva es desoladora en la opinión de los más jóvenes. En abril de 2017, Raquel, Rosario, Eliana, Hilda, Susana, Beatriz y Valentina fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. En ese mismo mes, el Centro Reina Sofía realizó 1.247 entrevistas a jóvenes de entre 15 y 29 años. El objetivo era preguntarles acerca de la violencia machista. A uno de cada cuatro les daba igual. El 27,4 %, según ese estudio, lo ve como "una conducta normal en el seno de una pareja".
No hay más que ver el barómetro del CIS del pasado mes de julio. En ese momento la encuesta sociológica revelaba que sólo un 1,4 % de los ciudadanos situaba la violencia machista entre sus principales preocupaciones.
Entretanto, a otros la violencia machista les ha tocado de cerca. Se trata de los amigos, conocidos y ciudadanos de Victorina y de su hija. Todos ellos repudian el último crimen machista y a Mihai, quien lo perpetró, quien ahora está en la cárcel. “Que pases el infierno de tu vida. Que te corten y te pongan sal encima hasta que no puedas más. Hasta que se te pare el corazón de tanto dolor”. Mientras, Victorina trata de mirar ya hacia adelante, pero es muy complicado. Enterrará a su hija en Alzira, la ciudad que la vio crecer.
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