Jerry Ortiz Pino es senador en Nuevo México desde hace trece años, férreo defensor de la legalización de la marihuana. Tanto terapéutica como de disfrute. Un hombre de mirada clara, corbata osada y americana clásica adornada con chapas. También un hijo de la Constitución de Cádiz, descendiente directo de Pedro Bautista Pino, uno de los diputados que representó de Ultramar en 1812.
Jerry o Gerald, según el día, es el clásico político que parece haber estado siempre ahí. Le da igual una entrevista en un aula escolar que resumir propuestas económicas en una iglesia. Enrolado en el Partido Demócrata, centra sus tiros parlamentarios en lo relacionado con los embarazos adolescentes, la diabetes infantil, las enfermedades mentales...
En varias ocasiones, ha buscado que el Senado del que es partícipe apruebe una especie de referéndum que arroje un "sí" o un "no" a la legalización de la marihuana. Hasta ahora, los republicanos han frenado su propuesta.
Descendiente de Pedro Bautista Pino
"¡Encantado! Encantado de contestar... si puedo", se apresura Ortiz veinticuatro horas antes de que España homenajee su actual Carta Magna. Jerry "puede" porque, aunque su lengua natal es la inglesa, en Albuquerque habla español más de un 40% de la población. La conversación fluctúa, va en un idioma y viene en otro.
"Sí, soy descendiente de Pedro Bautista Pino, el delegado de Nuevo México en las Cortes de Cádiz", empieza. Su antepasado, comerciante y licenciado en Derecho, alcanzó la tacita de plata gracias a un viaje sufragado por suscripción popular. Firmada la Constitución, se le permitió volver a América para propagar el proyecto liberal en su tierra. Por eso, todavía hoy, en Albuquerque se escucha aquello de "Pedro Pino fue, Pedro Pino vino". Y cuando volvió, echó raíces. Hasta que llegó Jerry.
"Yo no supe de mi relación con Bautista Pino hasta que dos tías mías viajaron a Cádiz y volvieron con muchísima información sobre la Constitución y nuestro antecesor", explica este político estadounidense.
"Resistir a la opresión del poder"
Siguiendo las huellas genealógicas, Jerry Ortiz marchó a Andalucía con motivo del bicentenario del éxito liberal de 1812: "Mi mujer y yo habíamos planeado pasar parte del verano en Italia y aprovechamos para ir a Cádiz. Sólo fueron un par de días, pero recorrimos los lugares imprescindibles. Nunca lo olvidaré", resume con tono sincero, bañando de verdad el tópico.
A oídos de Jerry no había llegado la victoria de Kichi, el actual alcalde de Podemos, que puso fin a la hegemonía del Partido Popular: "No tenía ni idea... Sólo he oído hablar de Cataluña, y tampoco mucho".
Una vez estudiado el texto, el senador norteamericano lo define como el "impulso humano que empuja a la resistencia contra la opresión del poder". "El sendero de la democracia es un deseo irresistible", traza en forma de eslogan.
"Trump es como Napoleón, incompatible con la Constitución de Cádiz"
"Estados Unidos tiene mucho que aprender de Cádiz, particularmente de lo que supuso el respeto a las voces marginales. Nosotros corremos el peligro de perder el contacto con la diversidad", sintetiza.
Quien tiene mucho que aprender de la Constitución liberal, sigue Ortiz, es Donald Trump: "Su actitud de 'America First' es justo lo contrario a lo que pretendía reivindicar Cádiz. El presidente de Estados Unidos rechaza dialogar con otras naciones, no admite sus errores y sólo escucha a sus admiradores. Trump es como Napoleón, incompatible con la Carta Magna de 1812".
Este político nacido en Santa Fe considera tres los grandes objetivos que lograría Trump si estudiara el texto sellado en la punta andaluza: "Negociar, escuchar y respetar al diferente". Sólo eso y todo eso.
Jerry Ortiz Pino se despide mientras alcanza Embudo, un pueblecito de Nuevo México. "Jerry Ortiz Pino fue, Jerry Ortiz Pino vino".