Un grito. Un desgarrador auxilio rompió la plácida calma del mediodía en el Valle de Santa Inés de Betancuria, un pequeño pueblecito de poco más de 500 habitantes de la isla canaria de Fuerteventura. Al filo de las dos de la tarde, Sonia, la madre de Vanesa Santana Padilla ―Vane para los que la querían―, acababa de llegar del trabajo cuando se encontró el cuerpo de su hija, de 21 años, sin vida. En un gran charco de sangre. Tapada por una manta y un edredón. Semidesnuda.
Llamó, atropellada, lo más rápido que pudo, a las autoridades. Pero era tarde. Vane había sido asesinada.
La joven, una chica “alegre, como era lo normal en su familia” ―en palabras del alcalde de Betancuria, Marcelino Cerdeña, a EL ESPAÑOL―, se encontraba en casa esperando a que la volvieran a llamar de la tienda de ropa de un centro comercial de la isla de Fuerteventura en la que trabajaba como dependienta tras finalizar su último contrato. Sin saber que su presunto asesino vivía en el adosado al edificio. Que quien iba a matarla a golpes, hasta desfigurarle el rostro, era su primo.
Acosador con antecedentes, incluida su prima
Jonathan R.S., Jony, es un chaval de su misma edad que fue adoptada por la tía paterna de Vane hacía muchísimos años. No era un chico normal: es "un joven bastante solitario", según comentan los residentes del municipio a La Provincia. Además, estaba obsesionado con los videojuegos y con las mujeres, especialmente con su prima.
Vanesa es la segunda hija del matrimonio Santana Padilla. Vecina de toda la vida del Valle de Santa Inés, su familia materna es oriunda de Betancuria de toda la vida. Su padre y sus hermanos se mudaron a este núcleo de población cuando eran pequeños. “Aquí todos somos familia de todos, el que no lo es por parte de madre, lo es por parte de padre”, comenta el alcalde a este diario.
El ahora detenido, Jony, sufre un 75% de incapacidad intelectual y tiene antecedentes de acoso a mujeres. Incluida a su propia prima. Los vecinos relatan al mencionado periódico local que ha protagonizado episodios de acoso a muchachas a las que enviaba mensajes eróticos y amenazas. "Era su modus operandi desde siempre. Ha tenido algunos problemas con las chicas, incluso uno con Vanesa, pero como eran familia no le dieron mayor importancia y fíjate ahora lo que ha pasado".
Su asesino fue a la misa y al entierro
Ahora, en prisión provisional, está acusado de los cargos de homicidio y agresión sexual. Según el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), los cargos de homicidio a los que se enfrenta Jonathan R.S. aún son provisionales, ya que podrían agravarse a asesinato en función del resultado de las pruebas que todavía están por practicar.
El primo siempre estuvo entre las pesquisas de los investigadores. El hecho de que la puerta de la casa de Vanesa no estuviera forzada se tornó clave y Jony integró, desde el primer momento, la lista de sospechosos. En la vivienda tampoco apareció el arma homicida, aún por determinar. La víctima conocía a su asesino, que se ensañó con ella. Presentaba numerosos golpes en el cuerpo y, especialmente, uno fuerte en la cabeza. También, una cinta alrededor de su cuello.
Una vecina escuchó a primera hora de la mañana del día 4 de junio, cuando los padres de Vane ya se habían ido a trabajar, cómo alguien llamó a la puerta varias veces. Ella le abrió porque era conocido. El homicida le dio con un objeto contundente en la cabeza y le colocó una cinta en el cuello. Con mucha sangre fría, cogió una manta de la cama y tapó el cuerpo. Se fue sin darse cuenta en las numerosas huellas que había dejado en el escenario del crimen. Intentó limpiar algunas con una fregona, pero no consiguió acabar con todas.
Jony siguió con su farsa. Estuvo en el sepelio de su prima. Después, en el entierro. Como si nada pasara. Hasta que la Guardia Civil lo detuvo.
Sí es violencia de género
Según la legislación de las Islas Canarias, el asesinato de Vanesa es un caso de violencia de género. La Ley Canaria de Prevención y Protección Integral de las Mujeres contra la Violencia de Género va más allá de lo contemplado en la normativa estatal, que solo recoge la violencia que ejercen parejas o exparejas, e incluye todas las manifestaciones de violencia ejercidas sobre las mujeres por el hecho de serlo que impliquen o puedan implicar daños o sufrimientos de naturaleza física, sexual, psicológica o económica, incluidas las amenazas de realizar dichos actos, coacción, intimidación o privación arbitraria de libertad, en la vida pública o privada.
La psicóloga especializada en violencia de género Timanfaya Hernández afirma a EL ESPAÑOL que la edad del presunto asesino es relevante para analizar las causas. “No es una persona que está descubriéndose, pero sí que se encuentra en una fase en la que el tema sexual es importante. Si tiene una alteración, una patología, y no tiene herramientas que le permitan una correcta socialización, no va a saber cómo relacionarse. Utilizará cualquier medio. Más en el caso de su prima, una víctima con una situación de indefensión y vulnerabilidad absoluta ya que había sufrido acoso anteriormente y se dejó pasar por el hecho de ser familia”.
Esta experta aconseja a posibles víctimas de violencia de género buscar ayuda, sea como sea, sin miedo. “En cualquier situación, hay que comunicarlo, poner los medios. Para que actúe la Administración y el resto de personas, para prevenir”.
Vanesa Santana Padilla es la decimocuarta mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2018, también han sido asesinadas Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44 años; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48 años; Patricia Zurita Pérez, de 40; Doris Valenzuela, de 39; María José Bejarano, de 43; Florentina Jiménez, de 69; Silvia Plaza Martín, de 34, y María del Mar Contreras Chambó, de 21.
La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas sólo en 2017. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
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