Ella no quería que se produjera, pero hay cosas que van dentro de sus ‘no funciones’ y no se pueden evitar. Tras varias semanas de reuniones, discusiones, peleas y negociaciones, finalmente la Reina Letizia acompañará a su marido el próximo día 19 en su visita a la Casa Blanca.
El próximo lunes, los Reyes iniciarán su primera visita a los Estados Unidos desde la llegada de Donald Trump a la presidencia. Primero harán parada en Nueva Orleans, después en San Antonio, dónde celebrarán el 300 aniversario del nacimiento de la ciudad a cargos de misioneros españoles. Luego terminarán en Washington, donde se encontraran con el mandatario americano en la Casa Blanca.
Será entonces cuando la Reina se tomará el té con pastas (si no llevan azúcar, ingrediente prohibido en la dieta de Letizia) con la Primera Dama americana. Melania la recibirá aparte, en su despacho recién decorado por ella misma en color melocotón, para charlar un rato.
Mucho han cambiado las circunstancias respecto a la última visita de Letizia a esos mismos pasillos de la Casa Blanca. También fue un mes de junio, pero hace dos años, cuando la esposa de Felipe VI se encontró con Michelle Obama en Washington. Entonces, nuestra Reina, iba llena de alegría y con muchas ganas de encontrarse con la que era ya su amiga y con la que tiene mucho en común: su amor por una vida sana, la idea de que la solución del mundo está en la educación y salud de los más pequeños, la importancia de las mujeres y un largo etcétera de ideas que ambas comparten.
¿Por qué no quería que se produjera el encuentro?
No ha mostrado el mismo entusiasmo ante su visita del próximo jueves. La primera vez, Michelle le mostró el huerto ecológico que había montado en los jardines de la Casa Blanca. Pero ahora, Letizia se pregunta: "¿Qué me va a enseñar Melania? ¿La nueva decoración de los salones?"
La Reina considera que no tiene nada que ver con la esposa de Donald Trump. Para no asistir a la cita argumentaba que Melania no tiene una agenda como la que tenía la esposa de Obama. Que ella simplemente hace funciones de acompañante. Sin embargo, Letizia sí tiene sus propias actividades alejadas del Rey, dedicadas sobre todo a temas de salud y educación.
Está nerviosa, de eso no hay duda. Pero lo estamos todos ante una visita de estas características. El protocolo americano es imprevisible y complicado. Nunca se sabe lo que va a pasar. Su equipo trabaja a destajo para preparar un encuentro con Melania y no sabemos de qué van a hablar. La Reina es muy buena improvisando; sabe manejarse como nadie en el llamado one to one. Pero ella tiene claro que da igual lo que se prepare; al final solamente van a hablar de la altura de los tacones de cada una.
Es cierto que con la esposa de Trump, nuestra Reina no se va a librar del duelo de estilismos que tan mal le sienta. Pero no sólo va a ocurrir en España: en Estados Unidos consideran a la esposa de Felipe VI como un icono mundial de la moda. Hace unas semanas, la versión americana de la famosa revista de moda Vogue la nombró la ‘royal’ con más estilo, por encima de mujeres como Rania de Jordania y Kate Middleton.
Además, no se puede discutir que Melania y Letizia comparten el mismo estilo a la hora de vestir. De hecho, han coincidido en estilo en varias ocasiones e incluso casi con el mismo vestido, como ocurrió con el modelo de rayas que el pasado 17 de abril lució la Primera Dama norteamericana, firmado por Carolina Herrera y que era igual que el que nuestra Reina había lucido unos meses antes. Aunque esto es como la teoría del huevo y la gallina: ¿Qué fue antes? Porque es cierto que Letizia pareció copiar a Melania durante su último viaje de cooperación, cuando se vistió casi exacta a la esposa de Trump en su visita a los destrozos tras los huracanes de Florida.
No quiere que se repita la famosa escena con Bruni
Una de las cosas que más teme la esposa de Felipe VI es que se repita la escena vivida con Carla Bruni en 2009. Aquella foto de las dos mujeres de espalda subiendo la escalinata fue portada de dos periódicos nacionales, dejando de lado la importancia de la visita de estado del entonces Presidente Francés, Nicolás Sarkozy. La misma Reina, entonces Princesa de Asturias, se quejaba ante la prensa unos días después: "¿De verdad que viene el Presidente de Francia y esto es lo importante? ¿Qué hubiera pasado si hubieran sido dos hombres?" comentaba completamente indignada. Aquella imagen ha perseguido siempre a Letizia y su obsesión porque no se repita con nadie más es uno de sus mensajes. Sin embargo, parece que va a ser algo inevitable el próximo jueves.
Letizia no quería ir a la Casa Blanca. Y aunque siempre hay que estar abierto a todo y nunca sabes de quién puedes aprender, lo cierto es que la esposa de Felipe VI tiene razón cuando asegura que entre Melania y ella hay pocas cosas en común, además de sus gustos por la moda y su pasión por los tratamientos de estética. Mientras que la nacionalizada americana le hace los desplantes a su marido, nuestra Reina se los hace a su suegra, la Reina Sofía, pero aparte de eso son dos mujeres con dos vidas completamente distintas.
Melania nació hace 48 años en una pequeña ciudad de la actual Eslovenia, en Novo Mesto. Hija de un miembro del partido comunista, comenzó como modelo con 16 años. Con apenas 17 una firma de moda de la antigua Yugoslavia la eligió para ser su imagen. La señora Trump intentó compaginar su carrera de modelo con sus estudios de arquitectura en la universidad, pero no pasó del primer año.
En 1998, en la Semana de la Moda de Nueva York, conoció al hombre que cambiaría su destino, Donald Trump, un magnate de los negocios 23 años mayor que ella. Se casaron en 2005 y un año después nació su único hijo, Barron, con el que la ex modelo está completamente volcada.
Poco que ver con la vida de nuestra Reina. 24 meses más joven que Melania Trump, pero con una trayectoria profesional completamente distinta. Mientras que la Primera Dama de los Estados Unidos vive feliz con el papel que se le atribuye en la Constitución de su país, el de ‘mujer florero’, a nuestra Reina le llevan los demonios por ser sólo ‘consorte’ y no poder tener un papel un poco más significativo. Eso no significa que quiera ser Jefa de Estado, pero es cierto que a ella no le gusta estar para simplemente acompañar. Por eso, por ejemplo, ha dejado de estar presente en las juras de los nuevos cargos del Gobierno ante el Rey.
Feminista, de gran carácter y participativa, Letizia no quiere ser simplemente ‘esposa con estilo’, un papel en el que la señora Trump parece encontrarse tan cómoda. De hecho, ella no quiere ni discursos ni actos en solitario. También hay que decir que cuando lo ha hecho ha cometido errores, como cuando en la convención republicana de julio de 2016 dio un discurso que había sido plagiado del que había ofrecido Michelle Obama en la convención demócrata ocho años antes.
Que tienen en común Melania y Letizia:
-Son dos mujeres a las que les importa su imagen. Ambas saben que todo lo que se pongan será estudiado al milímetro, por lo que lo cuidan mucho.
-Cuidan mucho su alimentación. La esposa de Trump tiene ese hábito desde que era modelo, su vida dependía de su cuerpo y por eso sabe cómo cuidarlo. Letizia, como embajadora de la FAO, predica con el ejemplo de cuidarse y enseñar a cuidarse a los demás.
-Son dos madres entregadas. Ambas tienen a sus hijos en el primer puesto de prioridades en su vida. Mientras que la Reina cuida al milímetro cada aparición de la Princesa de Asturias y de su hermana Sofía en público y quiere que sus hijas lleven una vida lo más normal posible, Melania incluso llegó a retrasar su llegada a la Casa Blanca hasta que su hijo Barron terminara el curso en su colegio en Nueva York.
En qué no se parecen:
-La diferencia fundamental es que mientras Letizia quierer tener un papel propio dentro de las funciones de la Casa Real, Melania se siente cómoda como ‘mujer florero’.
-Nuestra Reina es feminista, de gran carácter y participativa, mientras que la Primera Dama americana sólo ha demostrado tener cierta iniciativa a la hora de soltarse la mano de su marido o ponerle malas caras cuando lo ha creído necesario.
-Sus trayectorias profesionales son completamente distintas. En el momento en el que Melania Trump unió su vida a su marido, la ex modelo dejó de trabajar. Todo lo contrario que Letizia. Cuando se anunció su compromiso con el entonces Príncipe de Asturias, su intención era seguir trabajando como periodista en los servicios informativos de TVE. Pronto se vio que aquella idea era inviable, así que se tomo con firmeza, profesionalidad y rigor lo que ella considera su trabajo, ser Reina de España.
Afinidad con Michelle Obama
Dejando de lado lo que les une o les separa, lo cierto es que Letizia se siente más afín a la antecesora de Melania en la Casa Blanca. Michelle Obama siempre quiso tener un papel muy activo dentro de sus funciones como Primera Dama, apoyando causas sociales y de salud. Temas que comparte con la Reina Letizia con quien congenió de maravilla desde el principio. De hecho tras enseñarle el huerto ecológico de su residencia oficial, se despidió de ella como ‘amiga’. Amistad que retomaron en un encuentro privado que ambas mantuvieron en junio de 2016 durante la visita que Michelle hizo a Madrid pocos meses antes de que los Obama salieran de la Casa Blanca.
El jueves veremos en qué queda la visita. Seguro que los medios de comunicación hablan de duelo de estilo, comparaciones entre ambas primeras damas y un sin fin de esos titulares que tan poco gustan a nuestra Reina. Pero sólo ellas, Letizia y Melania, sabrán de qué han hablado mientras mojan las pastas (eso si no llevan azúcar) en el té que tomarán en el despacho, color melocotón, de la Señora Trump en la Casa Blanca.