Ni gruñón, ni prepotente: Dani Rovira, el cómico vegano que dona su sueldo a los animalistas
- Referente del humor en nuestro país, ahora su mayor lucha es la causa animalista. Así, da lo que cobra por su sección en 'El Hormiguero' a distintas protectoras.
- Su brutal sinceridad le ha jugado malas pasadas cuando habla del trato a los fans. Se sentía enjaulado. "Ser tan famoso como él es un follón", afirma Quequé a EL ESPAÑOL.
- Los métodos de Pacma y Dani Rovira: así intentaron matar civilmente al decano de los abogados de Málaga
Fuera de las luces de los escenarios, del romanticismo del telón, del crujir de las tablas, aparece, luminoso, el cómico de una generación. A Dani Rovira le encumbraron las risas revolucionarias frente al cliché andaluz, pero ese ascenso al olimpo de la comedia ha dejado paso a la que ahora es su mayor lucha: la defensa de los animales.
Porque a Daniel Rovira de Rivas (Málaga,1980) no le escuece el posicionarse: fuera del espectáculo, deja atrás un humor “blanco” ―como define su colega Quequé en conversación con EL ESPAÑOL― para enarbolar las causas en las que cree de manera visceral. Caiga quien caiga. Por eso, con Dani Rovira no se entienden las equidistancias. O lo adoras, o lo detestas.
El malagueño consigue sacudirse la imagen que se tiene de él a pie de calle en las cortas distancias. Desde el boom que supuso en su vida y en su carrera la película Ocho apellidos vascos (2014), a Rovira le han salpicado más de uno y más de dos encontronazos con el españolito. Por eso se dice que es prepotente, que se lo tiene creído, que el chavea de Málaga que hacía monólogos acerca de su familia y de su casa ha olvidado la humildad. “Nada más lejos de la realidad: Dani es una buena persona de las que se conocen pocas veces en la vida”, le dibuja Silvia Barquero, la presidenta del partido animalista PACMA.
Vegano y proadopción
Los animales son su pasión; especialmente, los perros. Pero su mira se ha ampliado de tal manera que su compromiso “tenía que ir de la mano”, cuentan quienes le conocen. Ha decidido abandonar el consumo de carne, entre otros, y lanzarse al veganismo, tal y como informan distintas fuentes a este periódico. “Se ha ido cultivando poco a poco, su compromiso le ha llevado a cambiar hábitos cotidianos como la alimentación. Empiezas por lo evidente y acabas viendo el perjuicio que causamos”, apuntan desde su círculo.
No será la primera vez que Rovira dé un paso al frente e intente predicar con el ejemplo. Otra de sus decisiones es fomentar y apoyar la adopción de animales frente a la compra. Él mismo lo hizo con uno de sus perros y lo ha convertido en parte de su ‘trabajo’: con su buen amigo Pablo Motos, conductor de El Hormiguero, decidió participar en el programa heredando una sección que enseñaba distintos canes que buscaban familia en prime time.
Antes ponía la cara la colaboradora televisiva Anna Simón, pero con Rovira se dio una win-win situation para el formato. Se nutrían de la cercana amistad que une al cómico y al presentador y aprovechan ambos ―cada uno por un interés― el trampolín de la fama, puesto que el malagueño es conocido por el 96% del total de la población, según datos de la asesoría de agencias de publicidad Personality Media. Rovira es uno de los cinco actores hombres más conocidos de todo el país.
Su sueldo de 'El Hormiguero', a los perros
Su sueldo, de todos modos, no llega al bolsillo del cómico. La cifra ―desde El Hormiguero han declinado ofrecerla― no engrosa sus cuentas. Pablo Motos llegó a afirmar en un programa que Rovira no percibía remuneración alguna. "Voy a decir una cosa que igual le molesta, pero lo voy a hacer. Dani viene sin cobrar. Siente amor por los animales y lo quiere hacer de corazón. Él no lo diría, pero lo digo yo", mantuvo en uno de sus programas. Pero no es exactamente así: este periódico ha confirmado que dona la totalidad de la retribución a la causa animalista.
Pero no todo pinta de rosa en la vida de Rovira. Una de las mayores sombras que salpican su popularidad va, precisamente, por cómo lidia las situaciones con los admiradores. “Su nivel de fama es tan brutal que estar cenando con él puede ser un follón”, admite Quequé. “Él separa muy bien las dos cosas. Pero cuando tiene que decirle ‘déjame que estoy cenando’ y es una putada. Porque no me parece bien que la gente exija. No entra en su sueldo fotos con media humanidad. Entiendo que sea difícil: hay gente pesada, maleducada y muy inoportuna”.
El propio Dani Rovira se quejó abiertamente de la situación en televisión. Afirmaba que se sentía enjaulado, como una urna de cristal, "como Jim Carrey en El show de Truman cuando se da cuenta de todo”. Reconoció que en la receta también se añadía “una parte también de paranoia, de decir 'te están mirando' y no, es un buzón", entre risas. Rápidamente le llovieron los insultos, a él y a su compañera en la película que le catapultó (y pareja) Clara Lago. La amenaza de que se les iba a terminar el cuento y el chollo.
Gusta más a gente mayor que a jóvenes
Pero su imagen no se ha visto resentida. Con los datos de Personality Media en mano, “si comparamos su histórico de los últimos 3 años, es un personaje bastante estable en cuanto a percepción”, afirma su director general, Santiago de Mollinedo. Los españoles le otorgan, de media, un notable en cuanto a valoración general, al igual que en confianza. Eso sí, le prefieren las mujeres a los hombres y las personas mayores frente a los jóvenes.
Quizás esa sea la explicación de su triunfo en televisión. Ya es un fijo en El Hormiguero con sus ‘Amores perrunos’, donde intenta encontrar hogar y familia a distintos perros abandonados por toda España. Su colaboración surgió de una conversación entre el malagueño y Pablo Motos. Lo confirma Alejandra Hernández, redactora del programa. “Comentó que era una gran sección y que, de hacer una, haría esa. Porque es el tema que a él le gusta. Saca un hueco de su agenda, que está a tope, para hacer esto”.
Siempre hay tiempo para los animales en su vida. En la misma línea se pronuncia la presidenta de PACMA: “Yo le conocí porque le pedimos colaboración para una campaña, una manifestación en contra de la tauromaquia. Él me abrió las puertas de su casa”. Cuenta que “nunca” había tenido “tanta facilidad” para que una persona famosa colaborara. “Me recibió con los brazos abiertos. No tengo más que buenas palabras para agradecerle”, sonríe Barquero.
Sincero hasta decir basta
La opinión es unánime entre todas las fuentes consultadas: si a Rovira hubiera que atribuirle dos adjetivos, serían ‘sincero’ y ‘comprometido’. Para Quequé, que comenzó a tratar con él hace una década en el programa Estas no son las noticias, hay varios factores a tener en cuenta. “Se mezclan varias cosas: es verdad que Dani tiene redes sociales y a veces da su opinión, incluso sus opiniones políticas, porque él no se calla; y, también, España es un país en el que ser famoso está guay y ser muy famoso es una puta mierda”.
El ascenso en el mundo de la interpretación también juega un papel clave en el fenómeno Rovira: “Con Ocho apellidos vascos todo estaba bien, pero, si tienes demasiado éxito, pasa un poco como con Bardem, pero en Hollywood se pasean más a gusto”, ríe el cómico. “En España es muy difícil. De repente, si triunfas tanto, te conviertes en sospechoso y, como encima des tu opinión, te han crucificado”.
“El giro loco a capitán de los animales es una cosa muy personal suya”, apuntala Quequé. “Porque él pasó por todas las etapas: animalista, vegano y runner”, sonríe.
Si hay algo que, además de los animales, Rovira jamás abandonará, son los monólogos. Es el mundo en el que viene, en el que se le reconoce como el estandarte de una nueva generación. Como un Chiquito millennial, con el que comparte orígenes y el andalucismo por bandera. Porque es un enamorado de la comedia. Lo cierto es que, quienes le conocen, indican que ya “no los hace con tanta asiduidad pero no los quiere perder”. Queda Dani Rovira para rato.