El fallecido, Carlos Javier Palomino Muñoz, tenía 16 años, era antifascista y vivía en el barrio madrileño de Vallecas con su madre, Mavi Muñoz. Sus conocidos le recuerdan como “el gracioso del grupo”. Aún le quedaba mucho que aprender en el Instituto Tirso de Molina y no se perdía ningún partido de su equipo favorito: el Rayo Vallecano. Se mezclaba con otros colectivos de izquierdas y era habitual en conciertos de red skins. La madre del asesinado trabajaba en una clínica y tenía que hacerse cargo del menor sola. El padre de Carlos, Francisco, no aparecía mucho por allí. Tenía un régimen controlado de visitas. Mavi se ha convertido, como en su día fue su hijo, en una luchadora contra el fascismo y forma parte de la Asociación Madres Contra la Represión.