Miriam cogió los perros el jueves, los suyos y los de su compañera de casa, salió y enfiló el camino que muchos vecinos repiten cada día en Villanueva de la Torre (Guadalajara). “Es un lugar muy transitado. Todo el que tiene animales los saca por ahí”, cuentan desde la localidad a EL ESPAÑOL. Se trata de un recorrido habitual, un lugar poco escondido, un sitio donde normalmente es fácil encontrarse con gente. La joven de 25 años no hizo nada extraño. Repitió un paseo que conocía de memoria. Iba, además, protegida por sus canes, sus mejores amigos. Con ellos, habría ido al fin del mundo. Sin embargo, estos no atacaron a la presunta agresora –se cree que es una mujer por los mensajes encontrados en su móvil– ¿Por qué? Se barajan todas las hipótesis, pero la más probable pasa por pensar que los animales no fueron a por la persona que asestó 20 puñaladas a Miriam porque la conocían. Es decir, la presunta autora (o autor) del crimen pertenecía a su círculo cercano.
Su cadáver fue encontrado a las 20:55 en el camino a Meco (Madrid). No era tarde. Muchos vecinos del pueblo, a esa hora, se cruzaban habitualmente con ella. Miriam llevaba poco tiempo allí. Se había trasladado en octubre buscando una casa más grande, un lugar en el que poder vivir junto a su anterior compañera de piso sin problemas de espacio. Un sitio en el que tener a los perros 'a su aire' (un pastor alemán y un mestizo pequeño), sin ataduras. Por eso eligió Villanueva de la Torre, a poco más de seis kilómetros de su ciudad natal, Alovera (Guadalajara), donde residen sus padres y su familia.
Allí se encontraba a gusto. Había abandonado su trabajo en Zara para dedicarse plenamente a ser la responsable del departamento de administración de una empresa de distribución de ordenadores, componentes informáticos y electrónica en el Corredor de Henares. Y, paralelamente, se formó como voluntaria de Protección Civil, donde había colaborado en múltiples ocasiones. La última, en la Cabalgata de Reyes en Villalbilla (Madrid). Se encontraba en un buen momento: hacía lo que le gustaba, ayudaba cuando se lo pedían y disfrutaba junto a sus perros en una localidad tranquila de apenas 6.000 habitantes.
Miriam gozaba de estabilidad laboral, pero también, aparentemente, emocional. Sus compañeros en Protección Civil la querían. “Me he quedado sin palabras y sigo sin palabras que poder decir. No sé cómo expresar todo el dolor y rabia que siento por este gran vacío que tenemos en el corazón y que nos han arrebatado violenta y dolorosamente. No hace falta que te diga nada estés donde estés, ya sabes todo. Ahora tendremos una estrella en el cielo que nos protegerá para siempre. Adiós, Miriam, siempre te tendré en mi corazón, aún no me lo creo y no puedo imaginármelo, pero hasta el último momento has sido fuerte y luchadora, consiguiendo todo lo que te proponías”, escribía uno de sus compañeros, Rubén Arroyo, con el que, además, según el propio perfil de Facebook de la fallecida, tenía (o había tenido), una relación sentimental.
Esos mensajes, aderezados de nostalgia, se han ido repitiendo desde esa fatídica tarde. Otra de sus compañeras, Tatiana, le daba las “gracias por haberse cruzado en su camino”, en uno de los muchos mensajes de recuerdo que han expuesto sus conocidos. En Protección Civil sólo tienen buenas palabras para recordarla. Miriam era, reconocen, “alguien con quien siempre se podía contar”. Trabajadora, humilde, comprometida y, sobre todo, luchadora. Si quería algo, iba a por ello hasta el final. Siempre con esa sonrisa que jamás borraba de su cara; en cada foto, cada tarea y cada instante.
Sus sueños, sin embargo, se quebraron en ese fatídico jueves. Unos vecinos de Villanueva de la Torre se la encontraron en el camino. Miriam yacía tendida en el suelo. Había recibido 20 puñaladas. Quizás más. Muchas eran superficiales. Ella, según fuentes de la investigación, habría tratado de defenderse. De hecho, hay muestras en el cuerpo de ello. Pero no pudo. Falleció. “Podrían haber sido, incluso, dos personas”, apuntan algunos vecinos de Villanueva de la Torre.
Lo cierto es que la principal hipótesis que se baraja es que fuese una mujer. La Guardia Civil encontró el móvil de la joven un día después del asesinato –se desconoce dónde–. El jueves, el teléfono permanecía apagado. El viernes, sin embargo, daba señal. Se intuye que alguien podría haber borrado algunos mensajes. No obstante, aunque se cree que la asesina puede formar parte del círculo cercano a la joven, no se tiene claro ni el motivo del crimen ni quién lo hizo.
También se desconoce si había quedado con la presunta autora del crimen… o no. La familia ha repetido, desde el día del asesinato, que no tenía problemas sentimentales con sus anteriores parejas; la última, de Alcalá de Henares. Y Miriam no sufrió ninguna agresión sexual, por lo que, sin descartar la hipótesis por completo, se piensa que el asesinato no lo cometió un hombre o algún ex convicto, como ocurrió en el caso de Laura Luelmo.
A partir de ahí, su muerte sigue envuelta en un misterio. “Hay un sentimiento de miedo y sensación de inseguridad en la localidad. Estamos esperando a ver si se esclarece porque estamos conmocionados”, explica, lamentando lo ocurrido, la alcaldesa de Villanueva de la Torre, Vanessa Sánchez, a EL ESPAÑOL. Es a lo que se acoge su familia, que ha visto cómo todos los sueños de la joven de 25 años han quedado quebrados por un terrible crimen sin explicación aparente. Un fatal paseo acabó con la chica de la eterna sonrisa, la fan del Real Madrid, la amante de los animales, la apasionada del crossfit… con su vida, con Miriam.
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