En la fábrica de los horrores donde tres marroquíes violaron a una chica que no recuerda cómo llegó
Los vecinos llevan pidiendo la clausura de la nave abandonada desde 2016 porque se ha convertido en un foco de delincuencia.
5 febrero, 2019 03:34Noticias relacionadas
“La fábrica esa da miedo” cuenta una mujer que pasea a su perro por la calle Germans Farguell de Sabadell (Barcelona). Se refiere a una nave abandonada que está ocupada por una decena de personas sin techo. Hoy, la puerta de la fábrica está llena de periodistas. La madrugada del sábado 2 de febrero, siete varones de nacionalidad marroquí (el último detenido a última hora del lunes) participaron allí presuntamente en una violación a una chica de 18 años.
“Ni es la primera vez que hay quejas, ni es la primera vez que pasa”, concluye la vecina, sin querer hablar más. Es de las pocas que reside por la zona: el barrio de Can Feu está lleno de talleres concesionarios de coches e industrias, algunas de ellas cerradas. Una de estas naves sin actividad, situada en el número 34, permanece ocupada desde hace al menos 4 años. Una especie de agujero negro en la zona más oscura de la ciudad. Allí hay un trasiego diario de mendigos que ha llevado a que haya gente en la zona que la conozca como “la fábrica de los horrores”.
Aunque está clausurada, el mal olor puede percibirse desde fuera. A través de una rendija se ve que el interior está repleto de mugre y basura esparcida por el suelo. En el piso superior hay unas cortinas roñosas que dejan entrever ropa tendida. No hay cristales, no hay luz ni agua corriente, que los mendigos van a buscar agua a una fuente próxima.
Este inmueble, que está pendiente de clausura, es un lugar sin moradores fijos. Unos llegan, otros se van. En la rotación hay principalmente marroquíes, algún español y algún rumano de forma esporádica. Gente que se busca la vida recogiendo cartones, vendiendo chatarra, pegando palos, mendigando o trapicheando con drogas. La asociación de vecinos de la zona ha presentado varias quejas ante el Ayuntamiento para que pongan remedio. Gritos, peleas, robos a transeúntes, gente tirada por la acera… Es el día a día de la fábrica.
El misterio de la llegada de la chica
Hasta ese tugurio llegó el sábado por la noche una chica de 18 años, de nacionalidad española y residente en Sabadell. No se sabe cómo, porque ella asegura no recordar casi nada. “Esa chica venía bastante por la fábrica”, confiesa, litrona en mano, un veinteañero marroquí sin hogar que va vagando por la zona. Él también ha estado viviendo un tiempo en esa nave. Explica que la chica no tiene residencia fija porque se marchó de casa por problemas con su familia. Que recoge cartones para sobrevivir y consume estupefacientes. “Ella antes venía mucho porque tenía un novio marroquí que vivía dentro”, asegura.
La versión dista de la que la denunciante dijo a la policía: cuenta la chica que estaba celebrando un cumpleaños con un grupo de amigos en esa zona de Sabadell. Que en un momento dado se quedó sola. Entonces un varón al que ella no conocía la empezó a acosar, a molestar… y que no recuerda más, ni siquiera cómo había llegado a la fábrica.
Lo que sí que tiene claro es que la violaron. Que en la agresión sexual participaron tres hombres y uno de ellos era el tipo que la había importunado. Él habría consumado la violación junto a otros dos varones. Los otros tres habrían permanecido mirando la escena. Los siete sospechosos, hombres de entre 21 y 53 años y de nacionalidad marroquí, permanecen detenidos y pasarán mañana o pasado a disposición judicial. Otra manada más.
"No es la primera chica que sale corriendo"
“No es la primera vez que sale una chica corriendo de ahí dentro; lo que le habrán hecho o si habrá denunciado, yo eso ya no lo sé. Pero que yo he visto a alguna chica saliendo a la carrera de ahí, eso seguro”, asegura un mecánico que trabaja en un taller de la zona. Y aunque no hay otras denuncias previas por violaciones en este inmueble, lo que es cierto es que la chica de 18 años que denunció este fin de semana tampoco se dirigía a la comisaría a denunciar. Según su propia versión, logró escapar de la nave. Uno de los presuntos agresores habría salido detrás de ella con la intención de darle alcance. Serían las 6 de la mañana del domingo.
Fue ahí cuando una pareja que también había salido de fiesta por la zona la vio desde un coche. Les extrañó ver a una chica tan joven, sola, aturdida y desorientada a altas horas de la madrugada. Le ofrecieron su ayuda y ella les confesó que la acababan de violar. Fueron ellos los que la llevaron a interponer una denuncia en la comisaría de los Mossos. Si no se hubiese encontrado con esta pareja, tal vez la chica sólo se hubiera preocupado de huir y no de denunciar.
Intentando cerrar desde 2016
La fábrica de los horrores de Sabadell lleva al menos tres años esquivando la clausura. Su anterior propietario interpuso una denuncia en 2016 por la ocupación. Eso dio lugar a un expediente para desalojar y cerrar la nave. Fue en ese momento cuando Solvia adquirió el inmueble. “Con gente en su interior se tenía que volver a hacer el expediente para tapar los accesos, así que en 2018 se volvió a pedir el desalojo por vía judicial y ahora estábamos esperando a que el juez la autorizase”, explicó a los medios Gabriel Fernández, concejal de Acción Social de Sabadell.
Pero mientras la burocracia sigue su lento paseo, la fábrica sigue generando problemas a los vecinos. Carme Farràs, presidenta de la asociación de vecinos de Can Feu, está harta de denunciar la situación. Cada vez hay más robos en la zona, especialmente en el interior de los coches aparcados. Roban baterías y enseres personales y por la noche queman colchones que provocan un olor nauseabundo en todo el barrio. El barrio, además, es zona de paso para las personas que van a coger el tren. Esa calle se ha convertido ya en uno de los sitios a evitar por los peatones.
Otras manadas en casas okupas
“Tenía que pasar una desgracia así para que le metieran mano”, finaliza el mecánico que trabaja en esa calle y que asegura que a él le han robado baterías. Sin embargo, los vecinos de la zona no tienen tan claro que esto vaya a zanjar el problema. Llevan 3 años pidiendo un cierre que no llega y que ha convertido al barrio en una zona peligrosa.
Recuerda el caso al sucedido en Santa Coloma el pasado mes de noviembre. Al menos una treintena de jóvenes marroquíes y argelinos ocupaban una casa abandonada en el barrio de Can Peixauet. EN la madrugada del domingo 11, una joven que esperaba a su novio en la estación fue abordada por varios de los moradores de la casa, que la intentaron violar. Llegó el novio en su ayuda pero recibió una puñalada. Cuando los Mossos detuvieron a los presuntos culpables, los tuvieron que trasladar primero al hospital porque todos ellos tenían sarna a causa de las condiciones insalubres en las que vivían. En aquella ocasión, los agresores no llegaron a consumar la violación. En el caso de Sabadell, un cierre a tiempo podría haber evitado la que parece que sí se produjo el pasado domingo.