León

En apenas dos minutos, Jesús Vidal (1975, León) se quedó con el corazón de quien le vio o escuchó pronunciar su discurso en televisión. Su nombre no estaba en las quinielas, pero este leonés, con una discapacidad visual severa, terminó recogiendo el Goya como Mejor Actor Revelación por su papel en Campeones, de Javier Fresser. Había hecho historia, aunque tal vez sus palabras lo hicieron más. Su discurso despertó la conciencia social y en él, dedicó segundos a casi todos los que, de alguna manera, hicieron posible que el pasado domingo tuviese al cabezón entre sus manos. 

Jesús Vidal recoge el Goya a Mejor Actor Revelación

Nombró uno a uno a todo el equipo de la películasus nueve compañeros de reparto -Los amigos-, a quienes confiaron en él en sus inicios en el teatro en León, a sus tres hermanas, Mari Tere, María y Mari Jose. Y a sus padres, Marival y Jesús. Pero a este recién galardonado se le olvidó pronunciar en el speech a alguien igualmente importante, que le educó y que estuvo con él la mayor parte de su tiempo hasta que falleció, intentando que pudiera tener un futuro: su tía Maruja

"Mami, gracias por darme la vida. Gracias por dármelo todo. Porque hiciste nacer en mí el amor por las artes y porque me hiciste ver la vida con los ojos de la inteligencia del corazón. Te quiero todo. Don José Vidal Conde, mi padre, gracias por haber vivido. Gracias por luchar tanto por mí. Porque eres la persona con más ternura del planeta sin pretenderlo, y porque, con solo una sonrisa, cambiabas y cambias el mundo. Queridos padres, a mi sí me gustaría tener un hijo como yo, porque tengo unos padres como vosotros". 

Estas fueron las últimas palabras que pronunció Jesús Vidal en su discurso, dedicadas íntegramente a sus dos pilares en la vida. Y tras las que, una vez terminó, miles de pantallas de televisión se empañaron tras haber visto en él una lección de vida e inteligencia. Si bien, faltaba otro pilar. 

La desconocida

Aunque no precisó su nombre en el discurso, el actor sí que ha hablado en algunas entrevistas sobre su tía Maruja, taquillera y parte del equipo de personal del Teatro Emperador de León, cerrado desde 2006. Allí, Jesusín -como le conocen sus amigos-, desde bien pequeño, descubrió su pasión por el teatro y por el cine. Pasaba horas imaginando que era él quien estaba sobre el escenario con el público mirándole. Ahora, sabe mejor que nadie cómo es esa sensación. 

Jesús Vidal posa con el Goya tras recibir el premio al Mejor Actor Revelación. EFE

Pasaba largas horas junto a ella en el teatro y su tía le colaba casi siempre a las salas para que pudiera ver las funciones que se hacían o proyectaban. Era algo especial para él. Pues además de contemplar la película o la obra teatral que tocase, suponía hacerlo en un teatro isabelino con toda la decoración de la época y el ambiente que aquello conllevaba. 

Al igual que Jesús, sus hermanas también pasaban mucho tiempo con su tía. No sólo en el trabajo, vivían en el mismo barrio e incluso llegaron a vivir en la misma casa. El actor nació y se crió en el barrio obrero de San Esteban, al norte de León. Una suerte de laberinto, de calles estrechas y empinadas, que hoy, según ha podido ver este diario, apenas puede tenerse en pie. "El barrio ya no es lo que era", cuenta la dueña de uno de los tres comercios que quedan abiertos. La familia Vidal vivió en el número 13 de la Calle Pedro Ponce de León durante más de una veintena de años.

Maruja vivía unas calles más arriba que sus sobrinos, pero siempre estaba a caballo entre su casa y la de su hermana, cuando no trabajaba. Sobre todo para echarle una mano a Marival y a sus hijos en los momentos que más lo necesitaron. Lo cierto es que, según revelan a EL ESPAÑOL algunos vecinos que conocieron a los Vidal, la situación de esta familia no fue especialmente fácil y tuvo que hacer frente a varios problemas que surgieron con el paso de los años.

La casa donde se crío Jesús Vidal.

En San Esteban recuerdan a Marival (87 años), la madre de Jesús y maestra de profesión, como una mujer "extremadamente inteligente" y "elegante". Un referente para su hijo, que según el mismo ha reconocido, le enseñó a hablar de la mitología griega o de la ficción, en definitiva a criarse en un ambiente muy respetuoso por el arte. 

Sin embargo, poco después de tener a sus hijos, según explican a este diario, tuvo ciertos problemas que le impidieron dedicarse por completo al cuidado de sus hijos. El marido y padre del actor, Jesús Vidal Conde -falleció hace cuatro años-, camionero en una empresa de ladrillo, situada en la carretera de Asturias, tampoco podía pasar demasiado tiempo en casa puesto que casi siempre estaba en la carretera. En este sentido, los vecinos también inciden en que el padre de la familia también tuvo problemas que no le permitieron dedicar mucho tiempo a su familia. 

Su 'salvavidas'

Una etapa tal vez algo dura en la infancia de Jesusín y sus hermanas, en la que su salvavidas fue precisamente su tía Maruja, también conocida en el barrio como doña María. Se encargó de cuidarlos hasta el día en que falleció. Durante los últimos años de su vida, incluso se trasladó a vivir a casa de los Vidal para poder seguir cuidando todavía más de cerca a su hermana y a sus sobrinos. A los que, en otras palabras, prácticamente fueron sus hijos.

Casa donde vivía su tía María.

Los cuatro hermanos se criaron y estudiaron en San Esteban hasta bien entrada la adolescencia. Jesusín, el tercero de los cuatro hermanos, estudió en uno de los colegios públicos del barrio, el San Isidoro. Allí, estuvo matriculado desde el año 1981 hasta el año 1990, año en el que finalizó 8º de EGB con 15 años. 

Su discapacidad no le impidió tener una vida normal en el cole. Aunque, según aseguraba, en algún momento sus compañeros, vecinos del barrio, llegaron a tratarle con cierta hostilidad por su afección visual, pero aquello nunca le hizo infeliz. Su enfermedad le afectó cuando era niño y le produjo una miopía magna que derivo en ceguera. Tenía 20 años cuando perdió la vista del ojo derecho y su visión ha ido degenerando con el tiempo. A día de hoy, solo tiene un 10% de visión. 

Para cuando había cumplido la veintena, Jesús Vidal ya había dejado el barrio de San Esteban, había completado sus estudios en el Colegio Juan de la Encina y ya cursaba la licenciatura en Filología Hispánica en la Universidad de León. Las enseñanzas de su madre y de su tía Maruja le habían dejado bien claro desde pequeño que quería dedicarse al mundo del teatro, la literatura y la lengua. La experiencia en el cine aún estaba por llegar. 

Sus afecciones en la vista le suponían alguna que otra dificultad a la hora estudiar en la Universidad. La Once, en su momento, le enseño las nociones básicas para aprender a estudiar conviviendo con su discapacidad visual del 90%. Manuel Delgado, su profesor durante la etapa universitaria en esta asociación para discapacitados, le recuerda con gran cariño. "Era una persona con mucha voluntad, constante y perfeccionista, que tal vez no hacía muchas cosas, pero todas las que hacía las desempeñaba muy bien", rememora este profesor en conversación con EL ESPAÑOL. 

Allí le enseñaron a utilizar una lupa-televisión para que pudiese desempeñar sus tareas de lectura y estudio en la Universidad. También un pequeño telescopio para que pudiese desenvolverse en la vida diaria, coger el autobús, ir a la compra o hacer cualquier tipo de actividad. Una vecina de su barrio, San Esteban, Carmen, recuerda una anécdota que vivió con Jesús hace unos años. Ella estaba esperando el autobús en la parada cuando vio a Jesusín empleándose a fondo para intentar ver el número de los autobuses que pasaban para coger el suyo. "¿Que autobús tienes que coger hijo?", le preguntó Carmen, con ánimo de ayudarle. El respondió: "No se preocupe señora, que yo sé cual es el que tengo que coger". 

El teatro Albéitar

En aquel momento ya había aprendido todo para ser una persona completamente independiente. Así lo define uno de sus maestros en el teatro, Pepe Tabernero, programador de las actividades culturales de la Universidad de León y alma del Teatro Albéitar. Allí fue donde tuvo la primera oportunidad para estrenar su primera obra de teatro, Sala de Espera, con la que hizo una pequeña gira por la comunidad de León. 

Jesús Vidal, durante una de sus muchas obras de teatro.

Tabernero recuerda que recibió una llamada hace 12 años de un chaval que quería hacer un espectáculo de cuentos. Cuando hablaron por primera vez, le sorprendió que los cuentos que quisiese contar fueran de temática gore (centrada en lo visceral y la violencia extrema), pero aún así apostó por él. Cuentos del más aca fue su primera experiencia en el teatro. 

Desde ese momento, se fraguó una fuerte amistad entre ambos, acompañada también de una gran relación profesional. Según cuenta a este diario Tabernero, el actor de Campeones siempre se ha dedicado a escribir y toda su creación la realizaba de manera seria. "Siempre que tenía proyectos, me llamaba y hablábamos sobre ellos, me tenía informado de todo lo que tenía en mente". Hace cuatro años, fue cuando volvió a confiar en él para estrenar Sala de Espera, una obra que Jesús dirigió y produjo, en la que mezclaba teatro, performance, danza, poesía y música con una dura historia en honor de los arrinconados de la sociedad

El estreno de esta obra fue para él su punto de inflexión. "Fue muy importante para él, era el momento en el que por fin podía sacar sus ideas, su montaje, todo a la luz", cuenta el programador cultural. "Después de aquella experiencia tuve claro que mi deseo era dedicarme en cuerpo y alma al teatro y al trabajo de actor", decía hace unos días Jesús Vidal en una entrevista. 

Tanto fue así que Jesús se acordó de pronunciar el nombre de Pepe cuando recogió el Goya el pasado sábado. "¡Este Jesusín nos va a hacer famosos a todos!", cuenta Pepe Tabernero, mientras revisa en su despacho sus próximas obras en el Albéitar. Estaba cenando con su hijo cuando le llamaron y se lo dijeron: "¡Joder, que le han dado el Goya a Jesusín, la leche!".

Jesús, junto a su hermana María José, profesora de religión.

Solo quiero darle un abrazo

Al día siguiente le hervía el móvil y desde ese momento los leoneses le paran por la calle para preguntarle y hablarle sobre Jesús Vidal. "Oye, dile a este chaval que venga aquí porque después de escucharlo solo quiero darle un abrazo", le decía el dueño del bar de su barrio el otro día. Otras mujeres le aseguraban que habían visto el vídeo de su discurso más de una decena de veces: "¡Qué orgullo de leonés, no nos cansamos de escucharle!". 

"Es un chaval fantástico y dijo lo que tenía que decir. Se metió en el bolsillo a todo el país y sobre todo a León", dice este director de teatro, que asegura haber hablado por última vez con Jesusín, así lo llama, en Navidad, cuando hablaron de su nominación al Goya. "Ya sabes cómo son estas cosas, no creo que me lo den", le dijo a Tabernero. Se equivocaba. 

Desde su silla de ruedas, Luis, un compañero de universidad de Jesús, que también está hoy por la Universidad, cuenta que coincidió con él sobre todo en la biblioteca, cuando ambos estudiaban. "Su concentración era tal que resultaba difícil hablar con él", dice este leonés. Sí entablaron más conversación en el Café Varsovia, un establecimiento leonés donde los viernes por la noche decenas de personas se juntan -y lo siguen haciendo- para leer cuentos delante de un micrófono. Jesús Vidal siempre se ponía delante del micrófono para poner voz a todas sus creaciones

Periodismo

Su polivalencia le llevó también a hacer un máster de periodismo deportivo en la Agencia Efe -durante un año- donde demostró sus conocimientos en deportes como baloncesto, pelota vasca, boxeo o balonmano, pero sobre en ciclismo. 

Jesús Vidal, en 'Campeones'

"Alpe D'Huez, el lugar más mítico del ciclismo. Jesús Vidal. Madrid, 22 de julio. El Tour de Francia rinde mañana la visita número 26 al Alpe D'Huez, el lugar más mítico del ciclimo; un puerto de 13,8 kilómetros en un 7,9% de pendiente media en el que casi un millón de espectadores se agolpa para contemplar el paso de los ciclistas...", reza una de las tantas crónicas que escribió durante su etapa en la agencia española. 

Allí, Carlos, uno de sus compañeros en la sección de deportes, le recuerda como un chico agradable y gracioso, sobre todo, por las ocurrencias que tenía, a la par que inteligente. "Hacía todo lo que le mandabas, y siempre lo hacía bien, por eso le dimos bastante cancha a la hora de desempeñar su trabajo", cuenta. Hizo gran amistad con Felipe Recuero, una institución en el mundo del ciclismo en la agencia, fallecido hace tres años. 

Lo que no sabían es que cuando Jesús llegó a la agencia, en 2008, ya había tenido varias incursiones en el mundo del teatro. "Me quedé flipado cuando me enteré que había estado en el Centro Dramático Nacional haciendo una obra, y claro, todavía aún más cuando lo vi siendo uno de los protagonistas en Campeones, jamás lo hubiese imaginado", cuenta este periodista. Está claro que Jesús ha sorprendido a todos los españoles. Pero como dicen algunos de sus vecinos, amigos y compañeros en León, lo que quieren es que nunca deje de hacerlo

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