El suceso es estremecedor. En París, la ciudad del amor, las autoridades han encontrado la cabeza de una mujer encerrada en el horno de la cocina. Todo apunta a que su hijo menor, esquizofrénico, la habría matado.
La víctima, una mujer de 60 años, había sido asesinada. Antes, según apunta la Policía Nacional Francesa, la habían amenazado de muerte en varias ocasiones. Ella, sin embargo, al ser su hijo, no había reaccionado.
El cuerpo de la víctima estaba tendido sobre el suelo, decapitado y rodeado de numerosos cuchillos. La Fiscalía de París ha abierto una investigación que conduzca al asesino y sus motivos para realizar esta horrible actuación.
París está conmocionado tras esta noticia, porque no se trata sólo de un asesinato. Eso ocurre, por desgracia, todos los días en la ciudad del amor. Pero, claro, encontrar una cabeza metida en el horno de su casa, un cuerpo tendido en el suelo acuchillado, y una buena mujer de 60 años asesinada. Son demasiadas cosas, muchos ingredientes macabros que ahora tendrán que esclarecerse.
Todavía no han detenido al hijo de la víctima, pero todo apunta a que lo harán en las próximas horas. Es el principal sospechoso y, en poco tiempo, los agentes han anunciado que contarán qué ha pasado.
Noticias relacionadas
- Ryan Adams, acusado de ofrecer a mujeres carreras musicales a cambio de sexo
- Si no tienes genitales no puedes entrar en el Ejército ni en la Guardia Civil: de nuevo en vigor
- Cómo destruir la Sanidad fingiendo defenderla
- Una mujer quema a su novio mientras dormía tras una fuerte discusión en Cádiz
- La barbacoa en la que Raúl quemó a Romina, la clave para demostrar que no la tiró al mar
- Detenida una chica de 19 años por simular haber sido secuestrada y agredida sexualmente en Valencia
- 'El Escorpión', la coca y la amante del príncipe saudí: Así es el oscuro pasado de Clemente el banquero
- La escribiente bien pagada del resistente Sánchez: las dos vidas de Irene Lozano
- Entramos en el oscuro mundo de los Testigos de Jehová: abusos, mujeres sometidas y suicidios
- El misterio negro de las furgonetas blancas sin rotular que circulan por España