Ha pasado un mes desde que Miriam Vallejo fuera asesinada camino de Meco (Madrid). Desde entonces, se busca al asesino sin suerte y con bastantes dificultades. Aunque, eso sí, la investigación ofrece pequeños detalles que pueden esclarecer el caso. ¿El último? Se está interrogando a todos los contactos con los que había tenido relación la joven de 25 años en las webs de citas y en las redes sociales (Twitter, Instagram y Facebook) -un total de 300-. El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil cree que el autor del crimen está en su círculo más cercano. Sus familiares y amigos, sin embargo, siguen en vilo sin saber qué pudo pasar.
Miriam estaba dada de alta en tres webs de citas: Lovoo, Meetic y Tinder. Era asidua a todas ellas. Pero, sobre todo, a la última, a la que acudía a diario. Por eso, la Guardia Civil ha llamado a declarar a una decena de hombres con los que la joven había mantenido algún tipo de contacto durante los últimos meses, según publica el diario ABC. Por eso, se cree que la clave está en su móvil, en las conversaciones mantenidas y en lo que pudiera salir de ellas.
En total, los investigadores han sacado más de 300 contactos que podrían estar relacionados con la muerte de la joven. Eso sí, Miriam no quedó con todos ellos. Con muchos, de hecho, apenas si habló. Puede que le mandaran un mensaje, pero que ellos (o ella) no contestaran. ¿El problema? Muchos interactuaban con la joven manchega con nicks y no ofrecían en sus descripciones datos reales sobre qué eran o dónde vivían; cuáles eran sus números de teléfono o sus correos electrónicos. A lo que hay que sumar que muchas conversaciones fueron borradas por alguna de las partes.
Aun así, la Guardia Civil sí ha dado con algunos de ellos, la mayoría residentes en Madrid, pero también muchos de Guadalajara (ella era de Alovera y vivía en Villanueva de la Torre). Estos, de manera voluntaria, han declarado. Otros, sin embargo, han preferido esperar que los llame la juez para acudir. Aunque, eso sí, ninguno de los que han prestado declaración están implicados, presuntamente, en el crimen.
Además de las páginas de citas, la Guardia Civil también investiga a sus amigos en Instagram, en Facebook y en Twitter, redes sociales a las que era asidua. No obstante, su actividad no parece ser sospechosa de nada.
Al margen de las redes sociales, hay una cosa clara: Miriam no quedó con nadie cuando fue asesinada en el camino que va de Villanueva de la Torre, a donde se había trasladado con su última compañera de piso porque quería tener una casa más grande donde los perros pudieran estar a su aire. Su asesino, sin embargo, sí sabía donde estaba y conocía a los canes -por eso ellos no atacaron-.
Precisamente, los perros pueden ser la clave: se han tomado muestras de las fauces de ambos por si tuvieran ADN de la persona que mató a la joven de 25 años. Lo que no se sabe es dónde está el arma del homicida.
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