“¿Quién es el asesino de Miriam Vallejo, la joven asesinada en Meco en enero?”. La pregunta, tres meses después, sigue abierta. No se cierra. La investigación, poco a poco, arroja nuevos detalles sin que familia y amigos atisben luz sobre lo ocurrido. ¿El último? El posible autor del crimen no habría querido matar a ‘Mimi’, como la llamaban sus amigos, sino a su compañera de piso, según desvela Espejo Público. De hecho, sólo quería eso. Porque ni abusó de ella sexualmente ni le robó. Acabó con su vida con 24 puñaladas entre la espalda y el cráneo, con tal brutalidad que dejó una parte del cuchillo en el cuerpo de la joven.
Esta nueva línea de resolución del crimen se abre después de descartar, teóricamente, a todos sus ‘amigos’ en redes sociales –algunas de ellas, como Tinder, destinadas a buscar pareja o a tener relaciones sexuales–. Los investigadores llegaron a hablar hasta con 300 contactos de la joven y, en última instancia, analizaron en ADN de 50 para encontrar al posible asesino. Sin embargo, no habrían dado con él.
Por eso, ahora, la investigación apunta a una posible equivocación del asesino. El día del crimen, hacía frío –mucho frío–, y Miriam Vallejo iba abrigada con gorro y bufanda. Salió de su casa de Villanueva de la Torre (Guadalajara) a las 20:40 horas y fue asesinada tan solo 10 minutos después en Meco (Madrid), en un camino por donde paseaba a sus cuatro perros, todos con collares de colores y visibles en la noche.
El asesino la habría confundido con su compañera de piso por varios motivos. El primero, que iba muy abrigada. Es decir, que no la podía reconocer con facilidad. Y el segundo, que su complexión es parecida. Se descarta, en la investigación, que fuera el novio de su compañera, que vivía con ellas dos, porque estaba jugando a la videoconsola mientras Miriam era asesinada en ese camino y tenía el chat abierto.
Ni abusó de ella ni le robó nada porque dos jóvenes, los que dieron el aviso al 112, llamaron en cuanto la vieron, pero iban con la música puesta por ese camino y no escucharon los gritos de la joven. Sin embargo, al verla agonizando en mitad del camino, actuaron con rapidez. Posiblemente, en ese momento, el asesino seguía por la zona, pero logró escabullirse para huir sin ser visto.
Esto es lo último que ofrece la investigación de un crimen que se ha puesto cuesta arriba. Nadie sabe realmente qué pasó o quién pudo ser el asesino. Miriam, según amigos y familiares, no tenía problemas con nadie. De hecho, esa misma tarde, antes de salir de casa, había hablado con un compañero y bromeado. Era feliz en su nueva casa, con sus perros y su actividad en Protección Civil. No tenía ningún problema. Sin embargo, aquella maldita tarde, se cruzó con la persona equivocada. Ahora, la pregunta es: ¿quién quería matar a su amiga?
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