México, como su capital CDMX, es un país abandonado a su suerte mande quien mande. Durante decenios las políticas neoliberales del PRI y ahora el rancio populismo que encarna el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han generado un país de castas; de blancos y prietos, de mestizos e indígenas que después de 200 años de independencia continúan ocupando el escalafón mas bajo de la pirámide social.
La extrema violencia y la impunidad sitúan al país en los puestos de cabeza en inseguridad. Las cifras de asesinatos son escalofriantes: 25.000 anuales de media, 40.000 desaparecidos, seis periodistas muertos en lo que va de año y una gran parte del territorio en manos del crimen organizado nos habla de una guerra no declarada a pesar de los espejismos que representan los barrios de clase alta como Polanco, Bosques y Lomas en los que, como esclavas del siglo XXI trabaja un mundo de 'nanas' como Cleo, "la muchacha de servicio indígena que encarna Yalitza Aparicio en la película Roma. Nada ha cambiado para ellas respecto a los sesenta. Ese mundo de explotación sigue imperturbable a pesar del tiempo y de los cambios presidenciales. De sol a sol, sin seguro social ni garantías laborales. “¿Cómo crees? Son afortunadas –dicen las señoras de la casa- por no estar en la calle pidiendo limosna en los semáforos con un bebe en brazos. Aquí tienen techo, sabanas limpias, comida en el refrigerador y un buen sueldo” .
Un salario de 250 euros mensuales de media con el que mantienen a base de tortillas y frijoles a hijos, esposo, madre, padre y suegros que siguen viviendo en los pueblos de origen cuidando de la prole. Con suerte los verán uno o dos fines de semana al mes.
A la mayoría de ellas las casaron entre los 12 y los 15 años de edad como a Diana, que llegó a Ciudad de México desde Oxaca. En México el matrimonio infantil es una lacra que afecta a más de seis millones de niñas entre 12 y 17 años de edad. Hasta ahora burlaban la ley que impide el matrimonio antes de los 18 mediante consentimiento paterno.
La población indígena mexicana es de aproximadamente 15 millones que se distribuyen por toda la nación. En el norte, centro y el oeste viven los Tarahumaras, Huicholes Mazahuas ,Otomíes Purépechas, Méxicas, Nahuas y Yaquis. En el sureste y al sur de la república los Tlapanecos, Mixtecos, Mixes, Triquis, Zapotecos y Mayas. Hablan Náhuatl, maya, mixteco y otras 70 lenguas que después de 200 años de independencia siguen siendo un misterio.
Ahora, están en manos de un presidente populista que dice vivir solo para ellos. Un gobierno que ideológicamente está mas cercano al rancio comunismo bolivariano que desprecia al capital, a las gentes de cuello blanco, al neoliberalismo que, no olvidemos, situó a México, a pesar de esa corrupción que sigue inundando todo, como la 15ª potencia económica mundial.
Pero ahora en México huele a recesión y quizás ese intenso olor a crisis que llega desde Palacio Nacional sea el verdadero motivo de la carta enviada al rey Felipe VI exigiendo disculpas por 300 años de civilización española. Anacronismos de un presidente mestizo, nieto de españoles, que ha encontrado en el aniversario de la llegada de Cortés a las cotas de Veracruz el mejor enemigo a quien responsabilizar de los desastres de poco mas de tres meses de presidencia.
Todavía resuena en México el mandoble del Nobel Vargas Llosa a López Obrador. ¿Por qué después de 200 años de independencia hay tantos millones de indios en México, pobres ignorantes explotados?
100 Días
A poco más de 100 días de la llegada al poder del presidente López el resumen de su gestión económica y política está haciendo preguntarse a los mexicanos si están ante un estadista capaz de generar empleo y riqueza, o frente a un soñador irresponsable, al que inicialmente creyeron sin referentes ideológicos, que destruirá lo poco que tienen.
Los discursos de renovación democrática, de lucha contra la corrupción, ante la cual aún no hay procesamientos sino discursos al viento y las promesas de crecimiento económico por encima del 4%, están dejando al descubierto otra realidad: en solo tres meses ya se habla de desempleo, de falta de recursos, de adjudicaciones sin licitaciones previas, de fuga de capitales (España es un buen ejemplo de la llegada de mexicanos y de su dinero), del despertar de la temida burbuja inmobiliaria que ya está provocando que en CDMX nada se venda. Ni casas ni automóviles.
Las calificaciones negativas de Standard & Poor’s, y Fitch, ante las dudas de que Pemex, la saqueada Empresa Nacional de Petróleos Mexicanos, logre hacer frente a las multimillonarias deudas, las amenazas de expropiaciones lanzadas en el partido del presidente y las claras advertencias de control a la banca extranjera (Santander y BBVA) confirman los peores augurios y la alta exposición de las compañías españolas.
Sacyr, Acciona, FCC, y Aldesa se vieron seriamente afectadas por la arbitraria suspensión mediante consulta popular del moderno aeropuerto de Ciudad de México. Un proyecto que aseguraría las comunicaciones aéreas de los próximos 25 años ante la peligrosa saturación del actual aeropuerto Benito Juárez y crearía 45.000 puestos de trabajo directos e indirectos. La decisión de cierre terminará costando 20.000 millones de euros a los contribuyentes al convertir el gobierno deuda privada en pública.
El resto de las compañías españolas siguen en duda en los proyectos de gigantescas infraestructuras que se pretenden poner en marcha: Tren Maya, el tren que unirá el Pacífico y el Atlántico a través de Istmo de Tehuantepec y los 50.000 kilómetros de fibra óptica para dotar de Internet a toda la república y que la población tenga acceso a “las benditas redes sociales”.
En la lista negra de las empresas españolas señaladas por López Obrador están OHL y Avangrid, filial de Iberdrola, por contar esta ultima con el ex presidente mexicano Felipe Calderón como Consejero.
Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox forman parte del imaginario actual de los enemigos de López Obrador.
España es el primer inversor de la UE en Méxio y el segundo mundial después de EEUU.
Odio a España y a los españoles
Aunque durante la visita a México del presidente Pedro Sánchez el pasado 31 de enero jamás se habló de ofensas ni cartas al Rey. Es probable que ya rondara la idea en la cabeza del presidente mexicano. “Las empresas españolas van a ser respetadas. Lo que queremos es que haya un comportamiento ético. Sin sobornos ni corrupción”, dijo López Obrador aquella mañana frente a Pedro Sánchez dejando en el aire la oscura sombra de la sospecha.
Amenazas y comentarios la mayor de las veces sin sustento ni justificación pero que por el contrario pretenden alentar un odio injustificado e irreal entre su electorado.
Naciones Unidas asegura que el 53% de la población, 63 millones de habitantes, está en el umbral de la miseria, y a ellos van dirigidas todas las energías de un presidente que lleva en campaña 20 años y conoce como ningún otro político la realidad de su pueblo. En vuelos comerciales recorre diariamente el país regalando pensiones a jóvenes sin recursos y soltando soflamas contra el enemigo neoliberal o contra quienes le contradicen.
En México se persiguen hoy las ideas por mucho que se hable de libertad de expresión. Si no, que le pregunten al historiador Enrique Krauze o a su hijo León, masacrados en las redes y en los medios oficialistas por criticar a AMLO, al igual que a las dos productoras que realizaron el documental El Populismo en América Latina. La Unidad de Investigación Financiera ya amenaza con interponerles denuncia, algo similar a lo sucedido con los propietarios del periódico Reforma, críticos con el gobierno, cuyos propietarios y fundadores fueron citados por, supuestamente, defraudar 500 euros a la Hacienda publica.
Hay un temor creciente a repetir en México lo sucedido en Venezuela. Si preguntamos en la calles, como sucedía en Caracas hace 20 años, pocos lo creen posible a pesar de las señales y apoyos de este Gobierno al régimen de Maduro. La exigua oposición política que encarnan PRI y PAN viene repitiéndolo desde las elecciones: “Este hombre es un peligro para México.
La semana pasada, el buque “Sandino”, propiedad de una compañía venezolana/cubana, descargaba en el puerto de Veracruz 400 mil barriles de gasolinas ante el silencio oficial y el rumor del apoyo económico a Maduro que asegura la oposición podría contravenir las medidas económicas impuestas por Estados Unidos a Venezuela.
El pasado jueves el Secretario de Estado de EEUU Mike Pompeo, confirmaba conversaciones con México en relación al futuro del dictador, aventurando la posibilidad de un exilio mexicano.
Maduro se ha convertido en un firme defensor de las políticas populistas de López Obrador exigiendo disculpas al rey de España por la colonización de México: “El Rey de España –aseguró– debe pedir perdón y hacer una indemnización histórica a los pueblos indígenas que masacraron los borbones”.
Campaña reivindicativa de los olvidados pueblos indígenas orquestada desde palacio para la que se organizaron los actos conmemorativos de la batalla de Centla (Tabasco) con un relato revisionista de la historia ofrecido a los indígenas locales a quienes poco o nada les preocupó hasta ese día lo sucedido hace 500 años.
En Centla Hernán Cortés salió victorioso tras el enfrentamiento con los guerreros Mayas-Chontales, una batalla que trató de evitar hasta el ultimo momento según contaba en sus crónicas Bernal Díaz del Castillo, aunque eso poco importa ya.
Las declaraciones del escritor Vargas Llosa afirmando que la carta al Rey de España se la debió enviar López Obrador a él mismo y “responderse o respondernos por qué México que hace cinco siglos se incorporó al mundo occidental gracias a España, y que desde hace 200 años es independiente y soberano, tiene todavía tantos millones de indios hacinados, pobres, ignorantes explotados”. Palabras que tuvieron la respuesta inmediata de Adolfo Regino, titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México y hombre cercano a López Obrador asegurando: "No habrá paz y reconciliación mientras no haya perdón”.
La realidad es que España ya firmó un acuerdo de paz y olvidó en el tratado de 1836 disponible en los archivos nacionales mexicanos, aunque eso poco importa ya… En el tratado de 1836 se puede leer: “Los dos países están llamados naturalmente a mirarse como hermanos por sus antiguos puntos de unión, de identidad y de origen, además de recíprocos intereses”.
En Ampuero, el pueblo cantabro de donde era natural José Obrador Revuelta, el abuelo de López Obrador, piensan igual.
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