José Antonio Melús Escosa durante su comparecencia

José Antonio Melús Escosa durante su comparecencia

Reportajes

José Antonio, el enfermo que secuestró a su médica para violarla en su casa de Zaragoza

La mujer acudió al domicilio del paciente para atenderle pero fue secuestrada, maniatada, amordazada, desnudada y agredida sexualmente.

25 abril, 2019 14:10

La traumática historia de una médica de familia de Zaragoza está cerca de concluir, aunque probablmente las secuelas psicológicas permanezcan a lo largo de su vida.

Ayer quedó visto para sentencia el juicio contra José Antonio Melús Escosa, un hombre de 53 años que durante la mañana del 22 de junio de 2018 esperaba la visita a domicilio de su médico particular por problemas gastrointestinales.

Al abrir la puerta se sorprendió al ver a una médica de familia de 60 años, mujer que sustituía aquel día al rostro habitual que le atendía. Según relató la Fiscalía, nada más entró la mujer y abrió su maletín para sacar el fonendoscopio, comenzó su pesadilla. Fue secuestrada, maniatada, amordazada, desnudada y agredida sexualmente.

José Antonio, según lo que la mujer relató y él mismo confesó, sacó un gran cuchillo y mostró a la mujer una nota difusa en la que ponía "él me dice que haga esto", "secuestro" y "familia".

La mujer contó durante su declaración con la voz temblorosa y oculta tras un biombo los 45 angustiosos minutos que vivió secuestrada por Melús Escosa. "Estaba segura de que si no lo lograba escapar, no salía viva de esa casa", declaró la víctima.

Tras mostrarle el cuchillo, la tiró contra el sofá; la ató las manos con unas bridas y la amordazó con cinta americana para que no pudiese gritar. La llevó al dormitorio, la desnudó y le hizo tocamientos subido encima de ella. La mujer de 60 años contó que, en un intento desesperado, logró quitarse las bridas y zafarse de él, aunque rápidamente fue interceptada.

La médica, puede que consciente de los posibles problemas psicológicos del agresor, le pidió ir al baño, a lo que el hombre accedió. Después, le sugirió que sería mejor hablar previamente en el bar de abajo mientras tomaban un café, propuesta que sorprendentemente también fue aceptada. Cuando José Antonio se inclinó para abrocharse el calzado, la mujer salió corriendo del piso gritando, encontrando cobijo en la casa de un vecino que abrió la puerta y allí aguardó hasta la llegada de la Policía.

Las lesiones físicas que sufrió la mujer pasaron a un segundo plano, ya que las secuelas psicológicas la incapacitan aun a día de hoy para seguir ejerciendo su trabajo.

Por estos delitos, el Fiscal solicitó una indemnización de 220.000 euros. Además, el abogado de la acusación particular solicitó una pena de prisión d 24 años, mientras que la ejercida en nombre del centro de salud solo la elevó a 17.

Durante el juicio también declararon un médico psiquiatra y un psicólogo que actuaron como peritos de la defensa. Su conclusión es que el acusado padece un trastorno disociativo de la personalidad, lo que le lleva a creer en sucesos fantasiosos como suyos propios.

El motivo de este trastorno, según los expertos que entrevistaron y realizaron pruebas sobre José Antonio a petición de la defensa, pudo estar en un trastorno esquizoide previo, agravado por la personalidad evitativa y depresiva que desarrolló a partir de la muerte de su compañera sentimental. También destacaron el excesivo consumo de series policíacas que le harían vivir una realidad paralela, hechos que encajarían con las lagunas amnésicas que asegura padecer en relación con lo acontecido aquel día.

Teniendo en cuenta estas alegaciones, la defensa por su parte solicitó la pena de 3 años de cárcel para su defendido.