Natalia Sánchez Uribe, la joven mallorquina desaparecida el miércoles 1 de mayo en París, llevaba un mes avisando a sus compañeras de que se sentía perseguida y observada. Pero sus amigas no le dieron importancia. "Siempre ha sido muy asustadiza, así que no le hicimos mucho caso. Ella no sabía quién podía ser, pero desconfiaba de todo el mundo (...) Llevaba un mes diciendo que sentía que alguien la seguía, pero pensábamos que estaba exagerando", ha detallado una de sus amigas, que ha pedido guardar el anonimato hasta que se esclarezca el caso.
De momento, la única pista que hay sobre Natalia es su mochila, que ha aparecido este lunes en los jardines de la Universidad de Economía de la Sorbona, donde la joven cursaba una beca Erasmus. Dentro de la bolsa, los agentes franceses se encontraron su teléfono móvil y su ordenador portátil.
Sus familiares y amigos hablaron con ella por última vez el pasado miércoles. Un día después, desapareció sin dejar rastro. La joven mallorquina dejó de contestar a las llamadas y a los mensajes. No volvió al piso compartido donde vivía ni habló con nadie. Entonces, sus compañeros denunciaron ante la policía francesa para que se iniciaran las labores de búsqueda.
El mismo día de su desaparición, Natalia estaba haciendo la mudanza al piso de una amiga española porque tenía que dejar su actual piso. Dejó dos maletas y dijo que volvería con la tercera, todavía en su antiguo piso. Pero nunca lo hizo. Ni acudió a su antigua casa ni al lugar donde iba a pasar sus últimos días en París.
Su estancia en París no estaba siendo idílica. Se sentía, según esta misma amiga, "sola y agobiada". En su Erasmus, no había conseguido hacer amigos ni se había adaptado a una ciudad siempre difícil por su magnitud.
Tenía previsto regresar en 15 días
La joven, que estudiaba Economía y Empresas en la Universidad Autónoma de Barcelona, había llegado a París en septiembre para realizar una beca Erasmus y tenía previsto volver a su casa, en Mallorca, en 15 días, coincidiendo con el final del curso escolar.
Las labores de búsqueda, hasta el momento, se centran en la universidad y los alrededores del piso compartido donde vivía, en Paul Fort, en el distrito 14, cerca de la parada de metro de Porte D'Orleans. De piel morena, pelo largo castaño y con un piercing en la nariz, se ha pedido ayuda para dar con su paradero lo antes posible.
Sus padres, con la intención de ayudar en esas labores, se han desplazado hasta la capital francesa. Por su parte, la Universidad Autónoma de Barcelona se ha puesto a disposición de la familia de la joven desaparecida.
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