Carlos Miranda Bretos, entrenador personal y del club de triatlón Aranguren, había pasado muchas veces por esa carretera. Unas veces, lo hacía solo; y otras, con gente. Pero, siempre, con precaución. Conocía el lugar, pero también los peligros que, lamentablemente, conlleva salir a dar una vuelta con la bicicleta entre coches. Los datos no mienten: han muerto tres ciclistas en los últimos 16 días por sendos accidentes en Navarra. El último ha sido él. Un coche se metió en su carril y se lo llevó por delante. Salió despedido, se golpeó y murió en el acto. Nadie pudo hacer nada por su vida.
La fatalidad se cruzó en su camino a las 12:20 horas en el kilómetro 23 de la N-135 (Pamplona-Francia por Valcarlos). Carlos Miranda descendía el puerto de Erro en dirección Zubiri (término municipal de Agorreta) para volver a Mutilva, a su casa. Tenía previsto llegar a mediodía, pero un coche conducido por un hombre de 78 lo derribó en una curva. Le pegó un golpe y siguió su camino hacia Francia sin hacer nada por socorrerlo, sin preocuparse si quiera por cómo se encontraba o qué había ocurrido. Ni que decir tiene que no llamó ni a la Policía ni a los servicios de Urgencias.
Carlos Miranda no había cometido, en principio, ninguna irregularidad. Llevaba el casco reglamentario e iba por su carril sin molestar a nadie. Sin embargo, el coche le golpeó con la parte delantera izquierda y él salió despedido varios metros hasta golpearse con el asfalto. El conductor, ya fuera por un despiste, por la edad, por un mal adelantamiento o por meterse en el otro carril para tomar mejor la curva, lo atropelló. Pero, como decimos, no se detuvo. Siguió su marcha y, posteriormente, fue detenido por la Policía Foral de Navarra.
El hombre, al declarar, eludió responsabilidades. Dijo no saber si había atropellado a un ciclista y seguir su camino como si no hubiera ocurrido nada. De hecho, la única marca que hay del accidente es un desperfecto en el lado derecho de la carrocería del vehículo. Mientras, el centro de coordinación de emergencias se movilizó para atender a Carlos. Fue trasladado en estado crítico en helicóptero al Complejo Hospitalario de Navarra (CHN). Ingresó, pero ya había muerto.
Deportista y entrenador profesional
Carlos era un apasionado del deporte. En Sabiñánigo (Huesca), donde nació, desde pequeñito, lo había practicado. Y, cuando se trasladó a Navarra, a sus 42 años, siguió haciéndolo. En Multiva, ciudad de apenas 8.000 habitantes perteneciente al municipio del valle de Aranguren (a cuatro kilómetros de Pamplona), se había asentado y había echado raíces: tenía dos hijos de diez años y estaba casado. Allí, vivía tranquilo. Salía en bicicleta, corría a menudo por la ciudad y nadaba. Y era muy querido.
En Navarra no sólo se había instalado, sino que también participaba de la vida deportiva de la comunidad. Durante un tiempo, fue entrenador de natación de la Federación Navarra e impartió clases en el Instituto Leyre de Lumbier. Ahora, se ganaba la vida como entrenador del Club de Triatlón Valle de Aranguren. “Hoy la familia ha perdido a su hijo, marido y padre en accidente, ha perdido a su técnico, compañero y amigo. Su saber estar, su profesionalidad y su huella siempre permanecerán entre nosotros y seguirán marcando el rumbo de este club al que él tanto ayudó”, escribían en la cuenta de Facebook de la agrupación deportiva.
Desde ese club, precisamente, anunciaron la cancelación de una prueba que estaba prevista celebrarse este próximo domingo al mismo tiempo que llenaron las redes sociales de mensajes de condolencia. “Te conocí entrenándonos en el Valle de Aranguren. Nos dejas un vacío terrible. ¡Qué injusta es la vida! Siempre tuviste un consejo, una sonrisa… Esta mañana nos hemos cruzado en la bicicleta. Descansa en paz”, escribía Patxi. Y Amaia, en otro tono, también se despedía de él: “Te dije adiós con un “nos vemos por las calles”. Nunca pensé que fuera por las calles del cielo. Un abrazo gigante”.
Carlos era no sólo un entrenador ‘10’, sino también un amante del deporte ‘10’. A menudo, participaba en carreras populares. Lo hizo, por ejemplo, en las de 10 kilómetros de San Sebastián y Pamplona, acabándolas en poco más de 37 minutos, cumpliendo con su media habitual: 3:44 el km. Una barbaridad. Por eso, el mundo del deporte está de luto. Se ha ido uno de los suyos. Uno de los mejores.
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