La política conservadora alemana Ursula von der Leyen, elegida hace unos días nueva presidenta de la Comisión Europea, es uno de los mejores ejemplos para quitarle la razón a quienes sostienen que la emancipación de la mujer es hoy día sólo cosa de progresistas. No procede decirle eso de "no, bonita", acuñado por la vicepresidenta española Carmen Calvo.
La nueva presidenta de la Comisión Europea ha compaginado carrera y familia en su vida mejor que muchas de las que Calvo parece ver con derecho a carné de feminista. Los hay incluso que la consideran clave en la transformación de Alemania como país que avanza hacia la igualdad de la mujer en el mercado de trabajo.
Habiendo parido siete hijos, Von der Leyen suma el mismo número de vástagos en su familia que los que han tenido las seis ministras con menos prole del Gobierno de Pedro Sánchez, reconocido como el “más feminista de los 28” estados de la UE. Von der Leyen nunca ha sido de ponerse detrás de una pancarta reivindicativa sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Quienes la conocen aseguran que ella ha preferido aprovechar la oportunidad brindada en su día por la canciller Angela Merkel para modernizar el concepto de familia alemana estando en el poder, no en la calle gritando eslóganes.
En su entorno, desde muy pronto, tuvo que doblegar las opiniones de quienes pensaban que, como madre de una familia tan numerosa, debía quedarse en casa al cuidado de los niños. Von der Leyen lo cuenta en el libro de entrevistas de Birgit Fenderl y Anneliese Rohrer sobre maternidad Die Mutter, die ich sein wollte. Die Tochter, die ich bin (Ed. Braunmüller Verlag, 2018), traducido la madre “La madre que querría ser. La hija que soy”. Su madre, la germanista Heidi Adele Albrecht, la cuestionaba por dedicarse a su carrera profesional tanto o más que a su familia. “Al principio ese reproche me hizo muchísimo daño. Mi madre mencionaba cosas como: '¿Va a ir todo bien con el trabajo y los niños?'. Después llegó un momento en el que me relajé”, explica Von der Leyen.
Ursula von der Leyen viene de una familia numerosa tradicional de siete hermanos, en la que su madre renunció a su vida profesional para ocuparse mayormente de los hijos que tuvo con Ernst Albrecht, político que llegaría a ser una figura de primer orden de la conservadora Unión Cristiano Demócrata (CDU). Albrecht fue presidente del Land de Baja Sajonia (noroeste germano) y su nombre sonó para ser presidente de la República e incluso candidato de la CDU a canciller. Von der Leyen cuenta que su padre “estaba muy presente” cuando pasaba tiempo con los suyos en casa, aunque obviamente sus responsabilidades lo mantendrían lejos del hogar, algo posteriormente experimentaría la primera mujer elegida presidenta de la Comisión Europea.
A ella, y no a su padre, la han definido como un “animal de familia” antes que “animal político”. Porque Von der Leyen, antes de entrar en política, ya se había ocupado de formar una familia junto al médico y profesor universitario Heiko von der Leyen, un hombre que, viniendo de familia aristocrática, estuvo afiliado al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Heiko tenía más gusto por la música que por la política. Conoció a Ursula en el coro, estando ambos en la Universidad de Medicina de Hannover.
Como el amor no conoce fronteras, tampoco políticas, el progresista Heiko von der Leyen y Ursula Albrecht se casaron en 1986, un año antes de que ella pudiera hacerse con el título de doctora y de dar a luz a su primer hijo, David. Von der Leyen comenzó a trabajar a principios de los noventa como médico en una clínica de obstetricia en Hannover, la capital de Baja Sajonia. Entonces ya era madre del mencionado David y de su segunda criatura, Sophie, nacida en 1989.
Siendo doctora en ejercicio tuvo en 1992 al tercero de sus hijos, Maria Donata. Con los tres niños, Ursula y Heiko se fueron a California, donde él consiguió una buena oferta de trabajo en la Universidad de Stanford. En Estados Unidos, Ursula von der Leyen vivió años de “mujer y compañera de viaje de su marido”, según los términos del periodista Daniel Goffart, autor de la biografía sobre la nueva presidenta de la Comisión Europea Kanzlerin der Reserve, traducido como “Canciller en la reserva” (Ed. Berlin Verlag, 2015).
Como en sonrisas y lágrimas
En 1996, los Von der Leyen ya estaban de vuelta a Hannover, pero en el poco tiempo que estuvieron en Estados Unidos les dio pie a ampliar la familia. En suelo estadounidense nacieron las gemelas de los Von der Leyen, Johanna y Victoria. “A su regreso, Ursula von der Leyen trabajó con total normalidad siete años en un hospital como doctora”, cuenta a EL ESPAÑOL Goffart. En esos años nacieron los dos hijos más pequeños, Egmont, en 1998, y Gracia, en 1999. A estas alturas, sólo Egmont y Gracia siguen viviendo en la casa de sus padres.
Quien ha estado en la casa familiar de los Von der Leyen, menciona la presencia de los siete niños, en una propiedad de considerable tamaño con espacio para ponis y cabras, un ambiente que recordaba a los libros de la autora sueca Astrid Lindgren o a la película Sonrisas y lágrimas. La propia Von der Leyen ha contado que, con tanta gente en su casa, no hay tiempo ni para ver la televisión. “La mayoría de las veces están pasando tantas cosas que a nadie se le ocurre ver la televisión”, según Von der Leyen. En su casa, sólo ha habido un ordenador, lo que resuelve el problema de que “alguien pase solo las horas perdidas en internet o jugando”.
“Ursula von der Leyen creció en una gran familia con muchos niños. Y por eso para ella lo normal era tener una familia grande. Es una persona muy de estar en familia. Cuando su padre enfermó, pasó a vivir con ellos en su casa”, cuenta Goffart a EL ESPAÑOL, aludiendo a Ernst Albrecht, fallecido con Alzheimer en 2014. La enfermedad le fue diagnosticada al padre de Ursula von der Leyen en 2003, un año después de que su madre falleciera de cáncer.
Con poco tiempo para haber encajado esos duros golpes, y con los niños con edades comprendidas entre los 16 de David y los cuatro años de Gracia, Ursula Von der Leyen se lanzó a la primera línea de la política. Casi sin experiencia política, Von der Leyen se hizo diputada regional en Baja Sajonia en las elecciones de 2003, siendo nombrada igualmente ministra del Land para de lo Social, Mujeres, Familia y Salud. “Yo creo que su padre y mucha gente en la CDU debieron decirle: 'Ursula, tu padre ha sido durante 14 años presidente de Baja Sajonia, tienes que empezar poco con tu carrera política'”, cuenta Goffart. “Ursula Von der Leyen entró relativamente tarde en política, le dio tiempo a tener siete niños, especializarse y trabajar como médico además de doctorarse”, añade.
Sus hijos, primeros expuestos a la prensa, luego protegidos
A sus hijos, Ursula von der Leyen los ha protegido ante los medios de comunicación, pese a venir de una familia en la que su padre, el gran Ernst Albrecht, hizo campaña en familia. Todavía circulan por internet aquellas imágenes en que Ursula y sus hermanos cantan junto a su madre en una emisión televisiva. “Su padre siempre hizo campañas electorales con toda la familia. Ella también hizo cosas así. Pero antes de que llegaran los tiempos del showbussiness político, por eso circulan por ahí fotos de ella con su marido y sus hijos, sus perros, caballos y demás. Pero después, llegada una determinada edad de los niños, dejó de hacer esos posados”, apunta Goffart.
Von der Leyen tuvo que renunciar a una vida más familiar después de que una Angela Merkel llegada a la presidencia de la CDU en 2000 se fijara en aquella rara avis que era Von der Leyen entre los cristianodemócratas teutones. “Merkel quería modernizar la imagen de la familia que tenía la CDU. Hoy está claro en Alemania que hombres y mujeres tienen los mismos derechos en el mercado laboral; hoy está claro también que hombres y mujeres deben conciliar vida laboral y vida familiar. Pero antes no era así. Estos eran temas que quería lanzar Merkel y Ursula Von der Leyen fue su gestora para estos asuntos”, según Goffart.
De ahí que Merkel hiciera a Von der Leyen ministra para la Familia en su primera legislatura en el poder y, en la segunda, ministra de Trabajo. En esos cargos, Von der Leyen pudo instaurar el “derecho a una plaza en guardería”, “facilitar que los padres también pudieran tener baja parental” o que “las mujeres tuvieran un acceso más fácil a los cargos de dirección de empresas”, recuerda el biógrafo de la ex ministra de Merkel.
El padre y sus hijos, organizados en ausencia de la madre
En esas batallas políticas se aplicó Von der Leyen sin olvidarse de los suyos. Claramente, como ella misma ha reconocido, tuvo que “aprender a dejar de organizar todo perfectamente para su familia, y dejar a los niños y al padre arreglar las cosas”. Ella ha reconocido que, sin su marido ni la niñera, su carrera en política habría sido otra, o ninguna.
En su primera etapa como ministra de Familia, era normal que a partir del viernes por la tarde hasta el lunes por la mañana apagara su teléfono porque estaba con los suyos, lejos de sus responsabilidades gubernamentales. Es con los suyos con los que Von der Leyen dice vivir de verdad. En Berlín, su actividad se resume a trabajar.
El periodista Tilman Gerwien también ha seguido muy de cerca la carrera de la ahora presidenta electa de la Comisión Europea. Lo ha hecho, lo suficiente, como para llegar a ver el despacho de Von der Leyen en su tiempo de ministra de Trabajo. “Von der Leyen había pasado la noche en una pequeña habitación situada detrás de su mesa de trabajo. Dentro había una cama, una silla, una televisión y un baño minúsculo”, según Gerwien. “Vivir es algo que hago en casa. Berlín es para trabajar”, según la ministra de Merkel hasta no hace tanto.
Desde el próximo mes de noviembre se espera que Ursula Von der Leyen cambie Berlín por Bruselas, precisamente donde nació hace 61 años, cuando su padre estaba al servicio al más alto nivel para cuestiones de competencia de la Comunidad Económica Europea. Para Ursula von der Leyen, haber sido nombrada presidenta de la Comisión Europea no sólo es el “momento más alto de su carrera”, según Goffart, sino también un regreso a su ciudad natal.