'El Chicle' en la cárcel: un lobo solitario con 10 kilos más tres años después de asesinar a Diana Quer
Tres años después del asesinato de la joven, su asesino confeso aguarda el juicio que empieza a finales de octubre sin relacionarse con nadie.
21 agosto, 2019 03:54Noticias relacionadas
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El "lobo solitario" aguarda sin hablar ni relacionarse con nadie. A lo suyo y aislado, cumpliendo sin levantar la voz pero sin establecer contacto con otros internos. 'El Chicle' intenta ser uno más en la prisión de Mansilla de las Mulas (León), pero no siempre fue así.
A José Enrique Abuín Gey se le complicó muy pronto el panorama y el terreno, directamente en el momento de trasladarle allí desde Galicia, hace ahora cosa de año y medio. Se le colocó en uno de los denominados módulos de respeto con internos menos conflictivos que él. Su comportamiento inicial fue "agresivo". Se negaba a colaborar. No realizaba las tareas básicas de limpieza. Los funcionarios de la prisión se hartaron de su forma de estar aquellas semanas y lo enviaron a un módulo de restricción.
Este miércoles, como todos los miércoles desde hace un año y medio, los pasa entre las cuatro paredes de una celda. Muy distinto fue el de hace tres años, 21 de agosto de 2016, cuando este criminal de barrio salió de casa de Rianxo (A Coruña) en torno a las diez de la noche. Su mujer, su hija y el resto de la familia se estaban acostando. Él se calzó, se vistió, dijo que salía a robar gasoil, se montó en su Alfa Romeo y se perdió en la oscuridad de la noche. Varias horas después asesinaba a Diana Quer después de raptarla y meterla en el maletero de su coche. La joven nunca regresó a casa aquella noche de las fiestas de A Pobra do Caramiñal.
Pasaron casi 500 días sin que nadie conociese el paradero de Diana, nadie salvo una sola persona: su asesino. Aquel verano la comarca del Barbanza quedó convertida en dos cosas: por un lado, en un inabarcable terreno de búsqueda para dar con la joven desaparecida. Por otro, en un atestado plató de televisión en el que todos quisieron participar.
El crimen era de los más complejo que habían manejado hasta la fecha los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Son los casos más difíciles. No hay testigos, no hay móvil, no hay cuerpo, no hay víctima. Llegaron, incluso, a plantearse si había delito. Pero muy pronto comenzaron a investigar y supieron, gracias a los mensajes de su móvil, que algo había ocurrido. Al rastrear el teléfono, vieron la velocidad a la que se movía. No cabía duda de que lo que sucedió había sucedido, de forma inequívoca, a bordo de un automóvil. El Alfa Romeo gris metalizado con el que 'El Chicle' salía 'de caza'.
Faltan dos meses para que comience el juicio por el asesinato de la joven Diana. Abuín se sentará en el banquillo el 29 de octubre. La Fiscalía pide para él la pena de prisión permanente revisable. Abuín ya fue condenado hace unos meses por el otro intento de secuestro y agresión sexual perpetrado en Boiro (A Coruña), apenas tres días antes de ser detenido. Fue el día de Navidad. La madre de la joven víctima reveló en un reportaje a EL ESPAÑOL que su vida ya nunca ha vuelto a ser igual.
Esperando el juicio en prisión
Mientras, El Chicle espera en la cárcel. Ya conocía esa experiencia de etapas anteriores de su vida, y de su coqueteo con la relación del mundo del narcotráfico a nivel local. Era, a fin de cuentas, un criminal de andar por casa. Un delincuente de poca monta. Y como tal, su cometido fue durante algún tiempo el de transportista de pequeños fardos de cocaína en la zona.
En su nueva etapa en prisión, ahora en la fría cárcel leonesa, se encontró con condenados de peor calaña. Tampoco logró adaptarse. No tardaron en llegar las amenazas, los insultos, incluso las agresiones. Al poco tiempo fue devuelto al módulo inicial. Fuentes penitenciarias indican a EL ESPAÑOL que el clima de tensión era tal que se decidió enviarle de nuevo al lugar en el que estaba. A un módulo menos restrictivo.
Desde entonces se muestra algo más colaborativo con los funcionarios. Participa en un taller de marquetería, en otro de cerámica, hace sus cosas correctamente, no se queja, desempeña convenientemente sus tareas de limpieza, respeta a los compañeros... Pero guarda distancia. No se relaciona con nadie, y nadie se relaciona con él. No quieren tenerle cerca. No hay violencia, pero tampoco interacción con los demás.
Una vez comiencen las vistas orales del juicio será trasladado a Galicia. Allí permanecerá hasta que el juicio quede visto para sentencia.
Cronología de la desaparición
La noche en la que Diana desaparece, la madrugada del 21 al 22 de agosto de 2016, es el último de las fiestas de A Pobra, una cita ineludible durante el verano en la comarca. Está en casa con su madre, viendo una película, con el pijama puesto. A eso de las diez, una amiga le escribe para bajar. Se termina animando. Le pregunta a su madre si la puede llevar en coche. Diana madre accede, y transporta a su hija hasta el centro de la localidad. La despide con un beso antes de que se baje del coche. "Empecé a sospechar algo nada más levantarme y ver que no estaba en la cama. Ahí me entró una angustia que no te puedo explicar con palabras. Empecé a llamarla al teléfono, no me lo cogía, no me lo cogía…". El pasado 12 de abril Diana Quer habría cumplido 21 años.
Su pista se pierde en torno a las 2:43 de la madrugada. Está de vuelta al chalé familiar tras las fiestas del pueblo. Su madre le escribe apenas dos horas antes para preguntarle que si baja a buscarla. Ella dice que no es necesario. Al despertar, por la mañana, Diana madre no la encuentra en su habitación. Y se activa el operativo de búsqueda.
El último whatsapp de la joven data de las tres menos cuarto de la madrugada. Gracias a los datos del teléfono, la Guardia Civil reconstruyó la ruta a pie de Diana desde las 2:28:51 hasta las 2:44:01. En se momento, según los informes presentes en el sumario, su teléfono comienza a moverse a gran velocidad. Es una señal inequívoca de que se ha subido a un coche. La investigación contó con un punto de suerte. Los mensajes de la chica demostraron que Diana estaba buscando una red wifi para conectarse y tener una videollamada con un amigo antes de irse a dormir. No lo consiguió.
El rastro de su teléfono intentando acceder a esas redes sirve para ubicarla por ejemplo a las 2:37:42 frente a la pizzería Mi Manda Piconne. Esta se encuentra en el paseo marítimo del centro del pueblo. Diana debía atravesarlo en línea recta hasta subir por una cuesta hacia la parroquia de O Xobre.
Es entonces, subiendo ese sendero, cuando envía un mensaje a un amigo. Alguien la está siguiendo:
-"Me estoy acojonando. Un gitano me está llamando".
-"¿Y qué te ha dicho?".
-"Morena ven aquí".
Aquel fue su último mensaje.
La clave del juicio consistirá en si la Fiscalía logra demostrar al juez que la intención de Abuín no era otra que la de cometer una violación sobre la joven. Y que por eso la encerró en el maletero, atada con unas bridas, amordazada. Se la llevó para siempre. Su coche avanzó en la oscuridad de la noche por la autovía del Barbanza, atravesando los puentes que dividen la región y en la que se asientan cada una de sus poblaciones. Luego, en su Rianxo natal, un caracoleo por los caminos más intrincados, hasta llegar a su lugar de nacimiento. A pocos minutos de la casa en la que todavía residen sus padres, Abuín metió a Diana en la nave industrial de la parroquia de Asados.
Ahí, presuntamente, la violó. Y luego la estranguló hasta la muerte.
Su cuerpo permaneció flotando en el agua, con unos bloques atados al cuerpo. Ni los perros de las batidas de búsqueda lograron dar con él en año y medio. Solo una persona sabía qué secreto se ocultaba en aquel pozo de agua natural. Solo falta que ahora responda por todo ello.