Alba, la enfermera que ha encadenado 400 contratos en 9 años: su vida sin días libres ni vacaciones
Esta sanitaria no sabe dónde va a trabajar hasta que se levanta y le llaman o no de la bolsa de empleo, donde le ofrecen contratos de uno, dos o cinco días.
4 noviembre, 2019 02:22Noticias relacionadas
Alba Rodríguez (35) no sabe hasta las 09.30 horas de ese mismo día si va a trabajar o no; tampoco dónde va a tener que hacerlo; ni a qué se va a tener que enfrentar. Todo depende de que el teléfono suene o no. ¿A qué se dedica para vivir en esa incertidumbre constante? Se preguntarán. Su empleo no les resultará extraño, de hecho, seguramente trate con ellos a menudo; solo que, tal vez, desconoce cuáles suelen ser sus condiciones laborales. Es enfermera de atención primera en la provincia de Lugo (Galicia).
Esta lucense vive sumida en el desconcierto desde hace 14 años. Desde el día que se diplomó en Enfermería por la Universidad de Santiago de Compostela. En aquel entonces, Alba tenía 22 años y decidió apuntarse en las listas de empleo del Sergas (Servicio Gallego de Salud) para probar suerte. Un año después, el teléfono sonó y le ofrecieron un contrato de 20 días a media jornada, en un hospital a 70 km de su casa, en Sarria (Lugo). La enfermera aceptó, pues al menos le permitía salir de su situación de desempleo; pero lo que no sabía en ese momento es que firmar ese contrato sería su condena.
Después de ese contrato llegaron los de un día, y tras ellos, muchos más de ese tipo; luego algunos de dos días, de lunes a viernes, otros de cubrir vacaciones, alguna baja...y vuelta al principio. Así hasta encadenar más de 400 contratos temporales en los 14 años —nueve y medio reales— que lleva trabajando como enfermera. Alba aguanta porque necesita el trabajo y porque confía en que un día le hagan interina o consiga por fin su plaza, después de haber aprobado tres oposiciones (OPEs) y haber acumulado méritos durante tantos años trabajados.
Por el momento, esas opciones se antojan bastante lejanas y su situación laboral sigue siendo idéntica a cuando tenía 22 años: acumula contratos de un día o varios en distintos centros de salud y hospitales de la provincia de Lugo, a los que llega tras hacer cientos de kilómetros a la semana. Y todo ello, sin un solo derecho y cobrando en función de los contratos que tenga al mes. No tiene días libres, vacaciones, ni bajas por maternidad o enfermedad. Si necesita descansar algún día o está enferma, tiene dos opciones: rezar para que no la llamen o rechazar el contrato que le ofrezcan.
300 contratos de un día
Si bien, hay un problema. Si abusa mucho de la última opción, el Sergas la penaliza y puede no volver a llamarla hasta dentro de un año. Lo que le aleja todavía más de su objetivo: acumular puntos para conseguir su plaza como enfermera. Es la pescadilla que se muerde la cola.
"Este mes tengo ya casi controlados los contratos que voy a a tener", cuenta Alba Rodríguez. Solo faltan dos días para que finalice el mes de octubre, cuando EL ESPAÑOL conversa con esta enfermera. "Mañana tengo contrato porque el que firmé era de dos días; este mes voy a trabajar 27 días de 31, esos cuatro días que no trabajé no tuve contrato y, por tanto, no coticé. Para trabajar los 27 días restantes firmé 17 contratos, nueve de ellos de dos días y el resto de un solo día", relata.
Alba tiene acumulados en sus carpetas más de 400 contratos temporales firmados con el Servicio Gallego de Salud (Sergas), de los cuales aproximadamente 300 son solo de un día, la mayoría en centros de salud en su provincia a los que tarda en llegar una hora con su coche. Como pueden observar en la imagen que ilustra este reportaje, los documentos llenan prácticamente el suelo de su casa.
Además de firmar toda esa retahíla de contratos, a los que ha tenido acceso este diario, esta enfermera casi ha perdido la cuenta de lo días seguidos que ha trabajado. "En octubre trabajé 15 días seguidos, pero tengo compañeras que han llegado a trabajar 60 seguidos estando en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Nadie te pregunta si estás cansada, si está preparada físicamente para trabajar, lo haces y punto", explica Alba.
— ¿Cómo es posible que ocurra esto?
— En teoría nos regimos por el Estatuto de los Trabajadores, solo en teoría. Se supone que está por encima de cualquier convenio, pero el Sergas no lo sigue. Se rigen por el pacto de contrataciones que firmaron con los sindicatos y que avala que podamos trabajar los 365 días del año.
— ¿Los 365?
— Sí, y en unas condiciones pésimas, sin derechos a nada. Estamos obligadas a coger los contratos, si los rechazamos pueden penalizarte con un año sin trabajar.
"No puedo tener hijos así"
Cuando suena el teléfono, sobre las 09.30 horas de la mañana, a Alba le ofrecen lo que tienen ese día: "Me ofrecen un día en un hospital, otro en el centro de salud, y vas cogiendo lo que mejor que te va. Siempre días sueltos, y si te ofrecen de una semana nunca entran los findes para que no te los tengan que pagar, el sábado y el domingo puedes trabajar en otro sitio si quieres", relata.
Con base en Sarria (Lugo), Alba se desplaza en el coche por toda la zona centro de la provincia, tan pronto está en hospital de Luego, como en pueblos perdidos por la montaña. Eso sí, nadie le paga los desplazamientos a los domicilios de curas o atención a pacientes encamados que tiene que hacer cada día. Para conseguir el uniforme de trabajo tienen que pasar meses para recibirlo, por lo que muchas compañeras optan por comprar botas y ropa, pues en ocasiones tiene que ir a sitios de difícil acceso. La semana pasada, por ejemplo, tuvo que ayudar a un hombre que se había quedado atrapado bajo un tronco, y no tenía ni el calzado ni la ropa adecuados. "Estando cada día en un sitio ni siquiera te da tiempo a aprender. La enfermera tiene que valer para todo y, en cambio, el médico sí que tiene áreas más especializadas; esto es insostenible", crítica.
Aunque con el paso de los años, esta enfermera ha ido escalando puestos en las listas de empleo del Sergas —es la 266 de 1000—, eso no le garantiza que le ofrezcan mejores contratos, sino al revés. "Como estoy por arriba, me llaman pronto y me ofrecen los días sueltos. Pero, por ejemplo, las bajas, que suelen surgir a última hora, se la acaban dando a personas que están detrás de mí. Deberían dar los mejores contratos a la gente que lleva más en las listas, sería lo lógico, pero no ocurre".
— Sin vacaciones, días libres, sin la opción de tener una baja y estando cada día a cientos de kilómetros, ser madre es prácticamente imposible en tu situación.
— Firmando contrato día a día, no tenemos nada. Cada vez me da más pánico ser madre, se me pasa el arroz... Pero es que necesitaría a alguien que me ayudase y ni siquiera se donde voy a trabajar al día siguiente ni en qué horario. Tengo a otras compañeras en esta situación son heroínas.
Ansiedad, arritmias cardíacas..
Esas compañeras de las que habla Alba, aunque a ella también le ha sucedido, han llegado a tener graves problemas de salud a causa del ritmo de vida con el que tienen que lidiar. Tales como ansiedad, dolores estomacales e incluso arritmias cardíacas. Y lo cierto es que el sueldo, sumidas en esas condiciones, tampoco es que les ayude mucho.
Si les toca trabajar en la planta de un hospital, incluyendo noches y festivos, el salario es de unos 1.800 euros. "Ese salario incluye muchos riesgos: el contagio de enfermedades, turnos de mañana, tarde, noche, trastorna tu vida a diario y te pierdes muchas cosas", cuenta esta enfermera gallega. Si, por el contrario, le toca en un centro de salud, el sueldo medio ronda los 1.400 euros. (En este caso, el sueldo incluye estar viajando por toda la provincia si surgen urgencias).
Lo peor de la situación de esta lucense es que no se trata de un caso aislado, son miles los enfermeros y enfermeras que sufren estas condiciones laborales —e incluso peores— en el resto de España. Pero no se van a quedar de brazos, en cualquier caso.
En Galicia, por ejemplo, Alba y un amplio grupo de enfermeras se han unido bajo la plataforma Enfermeiras Eventuais en Loita. Un movimiento que lucha contra la contratación precaria en su sector y que exige un trato digno por parte de la Administración.
"Lo que queremos es mejorar nuestras condiciones, mejorar la sanidad y, con ello, al paciente. Contamos lo que nos pasa cada día, y a veces nos callamos lo peor. Lo que pedimos es que haya transparencia en las listas, que no haya cosas raras. Contratos bien hechos y legales, no querernos parches como el contrato de continuidad y una macro oposición con opciones reales de obtener plaza; en definitiva, que se termine la precariedad", sentencia esta enfermera.