Jorge fue la última persona que vio a Marta Calvo con vida. Casi un mes después de la desaparición de la joven, el hombre -de 37 años y origen colombiano- ha confesado ante la Guardia Civil de Carcaixent (Valencia) que descuartizó el cuerpo de Marta y lo repartió por varios contenedores. Durante todos estos días, la familia de Marta ha vivido un verdadero calvario. Sin noticias de su hija, con la clara sospecha de que le hubiera sucedido algo grave, los padres de la joven recibieron la llamada de la delegación de Gobierno de Valencia el pasado miércoles. Les informaron que Marta había perdido la vida después de un episodio violento.
Ahora, Sergio, el padre de Marta ha enviado una carta a Espejo Público, donde ha explicado el infierno de esos 26 días. "Vivimos desde hace un mes en una auténtica desesperación. [..] Con sus 26 noches, hasta recibir esa llamada. Esa llamada que nunca hubieras querido recibir, esa llamada que confirma tus peores sospechas", ha narrado el hombre al programa de Antena 3. Todavía quedan muchas dudas por resolver en torno a la muerte de Marta Calvo. La primera de ellas, es saber si se produjo una muerte violenta. Además de esclarecer el porqué del fallecimiento. Y la más complicada de todas: dónde se encuentra el cadáver de Marta.
La carta, íntegra
Marta Calvo desapareció el pasado 7 de noviembre. La última persona que supo de su paradero fue su madre, a quien la joven envió su ubicación exacta. Era algo que solía hacer cuando quedaba con chicos que conocía a través de distintas aplicaciones de citas. Desde ese mensaje, Marta no se volvió a conectar a sus redes sociales, tampoco respondió a ninguna llamada. Su móvil estaba apagado. Ante la sospecha de que a su hija le hubiera pasado algo, la madre de Marta se dirigió al punto exacto de su última ubicación: una casa de Manuel (Valencia), propiedad de Jorge. Él le negó que la conociera.
Ahora, el padre de Marta ha enviado una carta al programa Espejo Público donde ha explicado los sentimientos y la complicada situación que han vivido durante más de 26 días.
Vivimos desde hace casi un mes en una auténtica desesperación. Lo peor que puede vivir un padre es no saber dónde está su hija. 26 días de incertidumbre, miedo, preocupación... con sus 26 noches, hasta recibir esa llamada.
Esa llamada que nunca hubieras querido recibir, esa llamada que te confirma tus peores sospechas. Un día que nunca esperabas vivir y que nunca vas a poder olvidar.
Lo hemos padecido en familia, arropado por mi pareja, mis padres y mi hijo pequeño, el hermano de Marta, un joven de poco más de 20 años que está sufriendo también.
Sin apenas conocer datos de la investigación durante todo este tiempo, más que los revelados por los medios de comunicación, ahora queremos despedirnos de Marta recordándola juntos. Recordando esa sonrisa suya que no se puede olvidar, recordando a una niña dulce y sonriente que se convirtió en una mujer llena de vida. Pedimos únicamente respeto y Justicia para Marta.
No queremos hacer más declaraciones que las que aparecen en esta carta. Agradecemos el trato que nos habéis brindado y la posibilidad de poder expresar nuestro sentimiento. Gracias también a todos los investigadores y cuerpos y fuerzas de seguridad que han trabajado incansablemente por saber qué le sucedió a mi hija.
Sin más,
Sergio
La madre de Marta puso en conocimiento de la Policía la desaparición de su hija e interpuso una denuncia. Desde ese momento, los agentes comenzaron una complicada investigación. Jorge también había desaparecido. Con el paso del tiempo, comenzaron a valorar la posibilidad de que Marta hubiera perdido la vida de una forma violenta. Mientras tanto, la familia de la joven no perdía la esperanza, pero intentaban ser lo más realista posible.
La desaparición de Marta
Marta desapareció el pasado 7 de noviembre, después de que se desplazara desde Valencia hasta Manuel, a poco más de 100 kilómetros. Allí había quedado con Jorge, un hombre al que -presumiblemente- había conocido a través de una aplicación de citas. Marta le envió su localización a su madre, como hacía normalmente. Pero a partir de las seis de la mañana se le perdió la pista.
Marta había sido camarera, recepcionista y dependienta en dos locales distintos de su localidad natal. Cuando cumplió los 18, llegó a hacer un curso de peluquería en la Academia Jazmín. Su círculo más cercano habla de una joven extrovertida, una chica normal como cualquier otra. Su teléfono, si embargo, continúa apagado por razones todavía desconocidas. Lo comprobó la madre de Marta esa noche y los días posteriores. Antes y después de poner la denuncia. La investigación corre a cargo del grupo de Homicidios, que forma parte de la Sección de Delitos contra las Personas, de la Comandancia de la Guardia Civil en Valencia.
El pasado de miércoles de madrugada, Jorge se entregó ante la Guardia Civil. Allí confesó que había descuartizado a la joven y había repartido sus restos por varios contenedores de las localidades de Carcaixent, Manuel y Silla. Este extremo es el que están intentando confirmar los investigadores.