Prácticamente dos siglos. Ese es el tiempo que el Palacio de las Cortes, que alberga el Congreso de los Diputados, va a tardar en ser accesible para las personas en silla de ruedas desde que se construyó a mediados del siglo XIX. Primero, entraron las mujeres. Luego, sus señorías podían decir abiertamente que eran homosexuales y, más tarde, entraron las personas racializadas. El Congreso se ha ido actualizando con el tiempo a la par que la sociedad a la que representa. Pero no ha sido hasta ahora, en pleno 2020, que un diputado en silla de ruedas pueda ocupar el escaño que le corresponde. Aunque hay matices.
Este martes, la Mesa del Congreso avisaba de que iba a llevar a cabo un proyecto de reformas en el hemiciclo para hacerlo más accesible. La obra busca que el diputado de Unidas Podemos Pablo Echenique, ahora convertido en portavoz, pueda ocupar su escaño en la segunda fila. Hasta ahora Echenique quedaba relegado al ostracismo del gallinero, entre el Grupo Mixto. La obra estará dotada de un presupuesto máximo de 258.230 euros y se realizará en verano, cuando no haya actividad parlamentaria.
Debido a la complejidad del asunto y que la reforma está aún en su fase iniciática, por lo que falta información específica de cómo se va a llevar a cabo, EL ESPAÑOL ha propuesto a diversos estudios de arquitectura que presenten proyectos de cómo harían ellos el trabajo. Todos coinciden en que se trata de algo necesario, aunque no fácil.
Por la dificultad que supone tocar un edificio de carácter histórico, esta será la cuarta obra que se realiza en el Congreso de los Diputados desde que acabó la Segunda República. Según ha podido verificar este diario, el proyecto estará pilotado por Fernando Pardo Calvo, arquitecto de Patrimonio Nacional. Pardo, además, es uno de los arquitectos que encabeza la firma Pardo+Tapia y ha diseñado otros proyectos como el Museo de Málaga, el del Greco en Toledo o el edificio del Hospital Infanta Sofía.
Pablo Echenique tiene una atrofia muscular espinal que le provoca una discapacidad de nada menos que el 88%. Hasta ahora, el gallinero del hemiciclo era la única parte accesible a través de un elevador. También lo es el suelo, donde se ubican los taquígrafos, por eso algunas de sus intervenciones las ha hecho desde ahí. Pero con la portavocía que ocupa se busca que pueda pronunciarse en igualdad de condiciones que el resto.
De todas formas, Echenique no es el primer diputado en silla de ruedas. Ya lo fueron antes que él los populares Ignacio Tremiño y Francisco Vañó, que estuvieron hasta la legislatura pasada. Ellos no pudieron disfrutar de este acondicionamiento aunque, por su parte, al no ser portavoces no intervenían tanto. La única pega al proyecto es que por su complejidad sólo se puede hacer accesible el escaño de Echenique. Si en el futuro hay otra persona con discapacidad entre los parlamentarios, no habría sitio para él o ella. Y si hay otro portavoz tendría que ocupar el escaño de Echenique, aunque sea de un partido minoritario.
El hemiciclo está repartido de tal forma que hay cuatro escaleras largas y angostas para acceder a los escaños y cinco escalones para subir a la tribuna de oradores -algo que Echenique seguirá sin poder hacer ya que esa reforma no se ha considerado viable-. Una persona con silla de ruedas tampoco podrá ocupar la Mesa del Congreso, a la que también hay que acceder por escaleras. Éstas son las propuestas de los arquitectos.
Adaptar las cuatro escaleras
“Nuestro proyecto trata de adaptar las cuatro escaleras del Congreso”, cuenta Diego Falces, arquitecto de la empresa de reformas Adei Homes. “Consiste en plantear unas escaleras que en su interior tengan un elevador y que nos permiten levantar una silla de ruedas hasta 1,5 metros”, añade. Lo interesante de su diseño es que, igual que el que está previsto, no alteraría la estética de un edificio histórico como es el de la Cámara Baja. Pero quieren ir más allá y hacer las cuatro escaleras accesibles.
“Con el presupuesto, deberíamos tener el objetivo de adaptar las cuatro escaleras, consiguiendo alcanzar seis sitios que se distribuirían de forma uniforme. Con esto, permites que diputados de cualquier partido político puedan disfrutar de esta accesibilidad”, añade Falces. “Así, se adaptaría la sala no sólo para el presente sino también para el futuro”, comenta. Quedaría así:
¿Y cómo se haría? “Habría que llevar a cabo un trabajo importante de carpintería. Por otro lado, mediante un sistema de bisagras y piezas encajables, conseguiríamos desmontar y montar el mueble sin dañar la imagen del hemiciclo. Habría que dejar, eso sí, cierto espacio para la silla de ruedas”, añade. “Se podrían plantear, como alternativa, plataformas elevadoras. Pero éstas afectarían más a la arquitectura y no quedarían tan invisibles”, dice.
“Por suerte, la sociedad avanza y cada vez salen más normativas que obligan a los arquitectos a hacer edificios para todos. Los edificios del siglo XIX, como el Congreso, no partieron con estas normas y ahora debemos adaptarlos y apoyarnos en los nuevos sistemas que dejan que se intervenga sin cambiar el patrimonio arquitectónico”, asegura el arquitecto.
“Solidaridad de los diputados”
Al presentar su proyecto, los arquitectos Álvaro Díez y Carlos González, del estudio Díez y González Arquitectos, plantean una serie de preguntas que se hacen muchos: “¿Cuál sería la solución si un diputado del PNV o de ERC, dada la actual distribución de los escaños, se encontrara en la misma situación? ¿Cuál sería el protocolo de evacuación de los diputados de estas bancadas en caso de incendio?”, se pregunta Álvaro Díez.
De todas formas, advierten de que el tema es muy complejo. “En este y otros edificios, debido a su configuración, su estética y las funciones que deben desempeñar es probable que la adaptación integral y, en muchos casos, parcial no se pueda llevar a cabo dada su limitada viabilidad técnica y económica”, comenta Díez.
En cuanto a su propuesta, optan también por un sistema de elevadores. “Se trata de un sistema mixto de desplazamiento y elevación en el que los escalones, a modo de gradas retráctiles, se desplazan por tramos escondiéndose debajo de las bancadas superiores”, explica. “Así, se posibilita el acceso al usuario, primero, al nivel de los escaños de los ministros y, después, a la bancada donde estaría ubicado el señor Echenique”, dice. “El sistema, eso sí, necesitaría barandillas laterales y frontales en cada bancada para evitar el riesgo de caídas”, añade.
Esta parece la solución más lógica. ¿Se podrían explorar otras vías?. “Quizás se podrían usar elevadores personales estratégicamente localizados dentro del hemiciclo y según las alturas a salvar mediante tecnología de cadena rígida, linklift, o la llamada tecnología spiralift”, comenta. “Otra cosa, y apelando a la solidaridad de los diputados, pasa por la redistribución de los mismos sin tener en cuenta la obligatoriedad de estar agrupados. Así, se podrían usar bancadas como la primera y segunda para usuarios de silla de ruedas. Es lo que se hace, por ejemplo, en los cines”, añade.
“En resumen, podrían existir varias propuestas para llevar a cabo una reforma. El problema es que en este caso, y dadas las características del hemiciclo, se reducen enormemente las posibilidades de obtener itinerarios accesibles en su totalidad por parte de los usuarios en silla de ruedas”, dice Díez. “La falta de espacio, su configuración arquitectónica y demás condicionantes hacen muy complicado plantear y realizar una intervención general que resulte técnica y económicamente viable”, añade.
Como un escenario teatral
El arquitecto Luis Altafaj, del estudio Arsitek de Madrid, también remarca que se trata de una solución a corto plazo. “La reforma para el señor Echenique es una solución puntual”, comenta en conversación con este diario. “El Congreso de los Diputados, por sus características, debería reconfigurar el hemiciclo para hacer accesible todas las zonas. El problema es que la dimensión de los escaños es insuficiente para abordar una reforma que no altere el grado de protección de este monumento”, añade. “A pesar de ello, con esta reforma el Congreso ha dado un gran paso para mejorar su accesibilidad”, dice.
¿Y qué protección especial tiene el edificio? “El Congreso está considerado, por un lado, un Bien de Interés Cultural, pero también un Bien de Interés Patrimonial. Además, tiene unas condiciones de catalogación en el marco del Grado de Protección Singular y pertenece al Conjunto Homogéneo de la Cerca del Arrabal de Felipe II”, responde el arquitecto.
En cuanto a su proyecto, el planteamiento de Altafaj va en línea con el que ha propuesto el arquitecto de la Cámara Baja. “Es similar al sistema mecánico de los escenarios cambiantes de un teatro”, explica. “Ahí, en el teatro, aparecen y desaparecen muebles, parte de la escenografía, etcétera. “Con ello, a través del sistema de plataformas, consigues que las cosas se puedan ocultar en un espacio inferior y que vuelvan a reposicionarse cuando se necesite”, añade.
Pero advierte: “Abordar una solución integral dentro del Congreso sería muy complejo. Más allá de los escaños de los diputados, lo más difícil sería hacer accesible la tribuna de oradores por la protección histórica y artística del edificio”. ¿El Congreso está tardando más en ser accesible que el resto de edificios de España? “En España todavía existen cinco millones de edificios con problemas de accesibilidad. Hay 1,2 millones de edificios de viviendas construidos antes de 1981 sin ascensor. Se calcula que se tardará al menos 10 años en lograr que la práctica totalidad de los edificios sean accesibles”, comenta.
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