En ninguna de las canciones con letras urbanas que compone Raúl jamás podría haber rapeado una historia tan dura y violenta como la que él mismo sufrió durante la madrugada del pasado sábado, cuando este veinteañero trató de evitar una supuesta agresión de violencia de género y acabó recibiendo una paliza brutal. “Con la que me dio podría haber muerto”, asegura dolorido y postrado en la cama de una habitación de la sexta planta del Hospital Reina Sofía de Murcia donde es continuo el ir y venir de amigos y familiares preocupados por el estado de salud de este joven, de 23 años.
“Lo que me ha hecho es un disparate”, apostilla con el ojo derecho completamente cerrado por todos los puñetazos y patadas que el agresor presuntamente le propinó a Raúl, un vecino de la pedanía murciana de Puente Tocinos, que alterna trabajos temporales mientras trata de hacerse un hueco en el mundo del trap y el rap con el nombre artístico de R.Hellboy. “El viernes había salido con una amiga a tomar algo”. Como miles de jóvenes murcianos suelen hacer los fines de semana, Raúl y su amiga optaron por irse de juerga a la conocida zona de ocio de Atalayas de Murcia.
La noche iba sobre ruedas: cachondeo, reguetón y baile en la Discoteca Callejón. Pasadas las cuatro y media de la madrugada los dos jóvenes decidieron salir a la puerta para despejarse un poco. “Estábamos fuera y mi amiga me dijo que quería orinar”. Para evitar las colas de los lavabos de la disco, la joven se fue a un callejón oscuro que había en las inmediaciones y Raúl la acompañó.
“Fue entonces cuando nos encontramos con una pareja que se estaba peleando muy fuerte”. Para más señas el presunto maltratador estaba golpeando supuestamente a la chica contra el cristal de un vehículo que estaba estacionado en el mencionado callejón sin iluminación, alejado de testigos y del gentío que hay en los alrededores de los locales de copas. “No había nadie”.
Raúl no dudó un segundo en socorrer a la víctima y al acercarse se percató de que conocía al supuesto autor de esta agresión machista. “Nos conocíamos de vista y mi reacción fue decirle: ‘¡Oye! ¿Qué haces? Vamos a tomarnos un cubata a la discoteca’”. Este joven frena su relato de los hechos en este punto para aclarar a EL ESPAÑOL que le dijo eso para que la situación no se volviera todavía más violenta de lo que ya era. “Solo quería despistarle para que no siguiera pegándole a su novia porque le estaba estrellando la cabeza contra el coche, pero el chico me respondió: ‘Tú no te metas en nada, que esto es cosa mía y de mi mujer’”.
Recibió un puñetazo
El agresor, tras contestar de manera amenazante a Raúl, prosiguió pegando supuestamente a la chica. “A los diez segundos volvió a golpearla y le dije otra vez que parase: entonces se dio la vuelta, se vino hacia mÍ, me cogió de la camiseta y yo le cogí a él. ‘Me cago en diez: ¿Qué estás haciendo? ¡Vamos a tomarnos una copa!”. De nada sirvió el buen talante que volvió a mostrar este este cantante de trap y rap con el presunto maltratador: “Me dio directamente un puñetazo, me dejó inconsciente en el suelo y me siguió pegando un palizón”.
El siguiente recuerdo de aquella noche que tiene es que amaneció en el Servicio de Urgencias del Hospital Reina Sofía con un parte de lesiones de vértigo: el tabique nasal lo tenía roto, sus ojos presentaban derrames y hematomas, su rostro estaba totalmente inflamado fruto de numerosos traumatismos... La amiga a la que Raúl había acompañado para que orinase en el callejón le contó que el agresor presuntamente no paró de propinarle patadas y puñetazos, a pesar de que calló al suelo y perdió el conocimiento tras recibir el primer puñetazo.
“Ni si quiera me pude defender”, se lamenta R.Hellboy, cuyo cuerpo casi presenta tantos hematomas como tatuajes. Su amiga se sintió completamente impotente por la situación tan violenta que se estaba produciendo y optó por telefonear al 112 para pedir auxilio. El agresor se largó de inmediato del callejón mientras llegaba la ambulancia.
- Si tuviese la oportunidad de ver a la persona que le agredió: ¿qué le diría?
- Le preguntaría cómo me ha hecho esto porque yo en ningún momento le hice nada.
El personal médico está a la espera de la evolución de las lesiones de Raúl para decidir si le someten a una intervención quirúrgica. “Están viendo a ver si me operan del tabique nasal y de los ojos”, detalla este joven, de 23 años, que suma cuatro días recibiendo calmantes por vía intravenosa para paliar el dolor. “Me toca aguantar hasta que esté bien”, zanja resignado. En el pasillo, su madre es un mar de emociones: unas veces llora desconsolada y otras ríe al ver a su hijo con vida. “Cuando llegué al hospital y vi cómo tenía la cara ensangrentada pensé que podría padecer lesiones cerebrales”, recuerda Ana.
“No entiendo porqué ese chico siguió pegando a mi hijo cuando estaba inconsciente”, se repite la madre de Raúl sin encontrar respuesta ni explicación a semejante violencia. La Policía Nacional acudió este martes al mencionado hospital a tomar declaración al joven para recabar datos sobre la autoría de la agresión. Este diario ha podido saber que el principal sospechoso es un veinteañero, de etnia gitana, y que reside en el centro de Murcia. De hecho, el agresor y la víctima son conocidos entre sí porque tienen amigos en común y los fines de semana solían frecuentar la zona de ocio de Atalayas.
La Policía Nacional trabaja en dar con su paradero. De momento, Ana ya ha puesto el caso en manos de un abogado. “Como mujer estoy orgullosa de mi hijo porque ha evitado un caso de violencia de género, pero como madre estoy muy preocupada porque está muy grave”, reflexiona todavía con el susto en el cuerpo. Esta mujer no puede olvidar el WhatsApp que una amiga le envió el pasado sábado, a las 6.30 horas de la madrugada, para informarle de que Raúl estaba hospitalizado. “El mensaje decía: ‘A tu hijo lo han llevado al hospital’”.
Al tratarse de un fin de semana lo primero que pensó es que Raúl había sufrido un accidente de tráfico o se había visto envuelto en una pelea. “Ahora me siento mal porque le habían dado una paliza por ayudar a una chica”, confiesa apesadumbrada Ana.
Miedo a las represalias
En el pasillo de la sexta planta del centro hospitalario ninguno de los amigos del agredido quiere salir en fotos ni que se desvele su identidad por miedo a represalias del presunto agresor. “No lo ha matado porque Dios no lo ha querido”, sentencia uno de los amigos. “Cuando llegué al hospital le daban por muerto”, comenta otro. La gravedad de las lesiones que padece Raúl no le impide sacar fuerzas para bromear: “¡Me han traído pizza para comer!”. La noticia de su agresión se ha corrido como la pólvora en el mundo del rap y el trap murciano donde este joven contaba con un canal de Youtube donde subía los videoclips de sus canciones -uno de ellos filmado en Sierra Nevada-.
“Llevo un año en serio con esto de la música y ya he dado cuatro conciertos en Murcia”, resalta orgulloso este vecino de Puente Tocinos que alternaba la composición de sus temas con trabajos esporádicos de camarero en una confitería, de dependiente en una tienda de ropa o ayudando a su tío haciendo portes con materiales de construcción. “Me pongo a componer letras en cualquier momento: cuando me viene a la cabeza alguna frase chula, busco una base y me pongo a trabajar”, comenta mientras se cierra el pijama del hospital que apenas oculta una mínima parte de los tatuajes que tiene en el cuello, la cabeza, los brazos, las piernas...
“Cada tatuaje tiene un significado por algo que me ha pasado o por un recuerdo”, aclara R.Hellboy (Chico Infierno). En el puño izquierdo lleva una herradura con una rosa. “Este es de la suerte”. Precisamente eso es lo que Raúl ha tenido para sobrevivir a tamaña agresión y ahora solo piensa en esprintar hacia su recuperación, tal y como hacía cuando con solo 15 años se proclamó Campeón de España de Ciclismo con la Federación de Murcia. De hecho, era una joven promesa de las dos ruedas porque también se llevó tres campeonatos autonómicos. “Yo corría con ‘Raulico’ y era un portento físico, un esprinter total y un gran escalador, llegamos a entrenar con el preparador de Alejandro Valverde”, rememora uno de los amigos del joven agredido. A buen seguro que esa fortaleza física y mental que siempre mostró en el ciclismo ahora le ayudará para salir de esta.