Corinna mueve ficha. En la partida de ajedrez en la que se ha convertido la resaca final de su relación con el rey Juan Carlos, ella no quiere ser la princesa sacrificada. Ahora está aconsejada por un equipo prestigioso de asesores -abogados, ex agentes de inteligencia, ex diplomáticos, periodistas- y calcula minuciosamente sus movimientos. El último de ellos, el anuncio realizado esta semana de que denunciará ante los tribunales de Londres al rey emérito por amenazas y el acoso que dice sufrir desde 2012, cuando salió a relucir la relación sentimental. Esto sucedió después del batacazo que se pegó el entonces Jefe de Estado al romperse una cadera durante una cacería en Botsuana. Esa intimidación, según su versión, tiene como fin que no revele secretos de Estado que dicen que conoce o tiene en su poder.
Corinna ha declarado esta semana estar “aterrorizada” y ha afirmado temer por su vida: “morir como Diana”, haciendo alusión al fallecimiento de la que fuera esposa del príncipe Carlos de Inglaterra, Diana de Gales, el 31 de agosto de 1997. Aquella noche, la celebre princesa de Gales murió en un accidente de circulación cuando su coche se empotró dentro de un túnel en París, al estar perseguido por paparazzis.
Ese día, Diana de Gales había aterrizado en la capital francesa sobre las 12:00 de la mañana, apenas unas horas antes del fatídico siniestro. Y no había acudido sola. La madre del príncipe Guillermo y de Harry, duque de Sussex, voló en el avión privado de Dodi Al Fayed, el egipcio millonario con quien tenía una relación. Su romance fue fotografiado por los paparazzis aquel verano de 1997. Los mismos esperaban sacar rédito fotográfico de los dos días que iba a pasar en París Diana con Al Fayed.
Tras una cena, la princesa de Gales y su amante decidieron dirigirse al apartamento que tenía el egipcio cerca del Arco del Triunfo. Y los paparazzis lo sabían. Se inició entonces la trepidante persecución en la que la princesa y Al Fayed huían en busca de su privacidad. Pero nunca llegaron a encontrarla. El coche en el que viajaban se estrelló en el Puente del Alma. El conductor, Henri Paul, y Dodi Al Fayed murieron en el acto. Diana de Gales, unas horas después en el hospital al que fue trasladada de urgencia.
La muerte de Lady Di, sin embargo, siempre estuvo envuelta en misterios: su posible embarazo, la actuación del servicio secreto británico, el problema que creó a la monarquía inglesa. Y, ahora, Corinna piensa que ella puede seguir sus pasos convirtiéndose en una nueva princesa "Di", al considerar que el CNI puede actuar de la misma manera que, según las teorías de la conspiración, lo hicieron los servicios de inteligencia británicos.
En concreto, la princesa alemana ha relatado cómo estando en un café en Suiza alguien le dejó sobre la mesa un libro sobre la muerte de la princesa de Gales y, al día siguiente, un desconocido llamó a su móvil y le dijo en español: “Hay muchos túneles entre Mónaco y Niza”. También ha denunciado en unas declaraciones concedidas esta semana al periódico británico The Daily Mail que “el servicio de inteligencia español, CNI, ha gastado millones en una campaña de acoso en la creencia de que posee secretos de Estado”.
El ataque, una advertencia
Otro episodio, hasta ahora desconocido, es el que tuvo lugar en junio de 2017 con la incursión de un desconocido en su finca de 80 hectáreas -valorada en 6 millones de libras- en Shropshire, al oeste de Inglaterra. Al entrar una mañana en su habitación su “ama de llaves” observó como la ventana había sido perforada y se había realizado un círculo perfecto del tamaño de un disco en el cristal. Quien lo hizo no fue con intención de robar porque no desapareció nada, pero sí quiso dejar la firma de su presencia. La policía manifestó su desconcierto aunque Corinna siempre lo tuvo claro: el ataque a su casa de campo fue una advertencia.
Como “llamadas al orden” fueron también los hostigamientos que, según su versión, aguantó en un hotel de Londres en 2012 por un enviado del CNI. Se trataría del ex jefe de los espías españoles, el general Félix Sanz Roldán, que “en su interpretación” le amenazó con acabar con su vida. Corinna, además, ha hablado de las amenazas contra su hijo, que “sufrió un lavado de cerebro” para hacerle creer “que ella era la corrupta”. Y, finalmente, el episodio del asalto de un grupo de mercenarios a sus oficinas de Mónaco también en 2012.
Aquel capítulo, según todas las personas que han hablado con Corinna, es el que más ha marcado a la ex amante de Juan Carlos. Tanto es así que incluso llegó a pensar que aquellos hombres la iban "a tirar por el balcón". "El hecho de que los mercenarios puedan ocupar un apartamento en Mónaco durante un mes y luego los agentes españoles puedan ingresar y robar documentos, con impunidad, plantea preguntas muy serias sobre el principado", denunciaba esta semana Corinna en el rotativo británico.
Lo cierto es que la antigua amante del rey de España se siente insegura, pero no únicamente por lo que hayan podido hacer o sigan haciendo los espías españoles. Esta semana se ha conocido la existencia de una donación efectuada también el 2012, el año de la ruptura (de la cadera de Juan Carlos y de su historia de amor) de 65 millones de dólares desde una Fundación panameña, presuntamente vinculada a Juan Carlos, a una cuenta de Corinna en las Bahamas. Ella ha reconocido esta transferencia y sus abogados insisten en que “Corinna recibió un regalo no solicitado del rey emérito” descrito como “donación para ella y para su hijo” con los cuales se había encariñado, ya que durante varios años habrían cuidado del monarca debido a su mala salud.
Los testaferros del emérito
Parece que no piensa lo mismo el fiscal suizo, Yves Bertossa, que desde agosto de 2018, investiga sobre los supuestos testaferros del rey Juan Carlos en aquel país: Dante Canónica, Arturo Fasana y Álvaro de Orleans. También inspecciona el posible cobro de comisiones ilícitas en bancos suizos, ya que, en el curso de esta investigación, interrogó el pasado mes de diciembre sobre estas transferencias a la princesa Corinna.
Esta semana, además, la Fiscalía Anticorrupción española ha remitido una comisión rogatoria a Suiza para conocer formalmente qué se sabe en el país helvético de esa supuesta donación de 65 millones de dólares hecha, supuestamente, por Juan Carlos a Corinna. También cuestiona si tiene relación con la investigación abierta por el juez García Castellón de la Audiencia Nacional por el supuesto pago de una comisión de 100 millones de euros por la construcción del AVE a La Meca.
El macroproyecto ferroviario fue liderado en el año 2011 por un consorcio de 12 empresas españolas, entre las que se encuentra OHL, fundada por Juan Villar Mir, con quien el emérito guarda una buena relación, que se tradujo en que lo nombrase marqués de Villar Mir. El proyecto, en todo caso, llegó a alcanzar un presupuesto cercano a los 7.000 millones de euros.
Además, la princesa tiene que comparecer el próximo 23 de marzo como testigo en el juicio donde el ex comisario Villarejo ha sido acusado por el ex director del CNI, general Félix Sanz Roldán. En este procedimiento se juzga si se cometieron delitos de calumnias contra el ex director de inteligencia en una entrevista al ex comisario, hoy preso en la cárcel de Estremera, en el programa Salvados de la Sexta, donde Villarejo afirmó que Sanz Roldán “amenazó de muerte” a Corinna, circunstancia que ahora ella va a ratificar ante la justicia británica.
"Corinna, vigilada por el CNI"
Será a las 11 de la mañana cuando, en una sala de los juzgados de Julián Camarillo, la magistrada Pilar Casado, del Juzgado de lo Penal número 8 de Madrid, conectará por videoconferencia con Londres para escuchar el testimonio de la princesa millonaria. Corinna ha remitido al Juzgado un acta notarial en donde asegura que ha revisado la transcripción de la entrevista realizada al comisario y cree que “las afirmaciones del señor Villarejo son verdaderas. Entiendo que se basan en una conversación que tuve con él en 2015” afirma textualmente.
En parecido sentido, el comisario Villarejo habría firmado una declaración jurada que sería utilizada como prueba por Corinna en su denuncia contra el CNI español ante los tribunales británicos. En ella, el conocido como rey de las cloacas afirmaría: “Solo puedo decir que hay alrededor de 120 agentes a cargo de acciones referidas a los llamados incidentes con la monarquía. Y Corinna estaba totalmente controlada, absolutamente vigilada por un equipo del CNI”.
Lo cierto es que esta partida de ajedrez entre reyes, princesas, espías y mucho dinero de por medio, no presagia un final feliz para nadie. Todo lo contrario. Incluso Corinna ahora denuncia que, en su momento, se le inutilizó el “botón de pánico” -dispositivo de emergencia- de su habitación. También sus teléfonos y ordenadores que también habrían sido pirateados y desactivados. Sus abogados no tienen dudas: “todos los intentos razonables para resolver la situación fuera de los tribunales han fallado. Nuestra cliente no tiene más remedio que seguir el procedimiento que marcan las leyes. Este caso demostrará un abuso de poder extraordinario ejecutado contra ella en múltiples situaciones”.
Diana de Gales fue conocida en su momento como la princesa de los ojos tristes. Corinna Larsen siempre aparecía como la princesa de la brillante sonrisa. Ahora afirma temer por su vida. Se ha convertido en la nueva Corinna Di.