El pasado domingo, la Casa del Rey reconoció que fue un año antes, el 5 de marzo de 2019 tras recibir una carta del despacho de Abogados Kobre&Kim del Reino Unido, cuando Felipe VI tuvo conocimiento "de su supuesta designación como beneficiario de la Fundación Lucum", en el caso de que "se produjese el fallecimiento de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos". Sin embargo, ha tenido que transcurrir un año y que el escándalo saltara a la prensa internacional para que Felipe VI respondiera de manera tajante a la participación de su padre en una sociedad "offshore" -destinataria de los 100 millones sucios del régimen saudí- renunciando a la herencia de su progenitor y retirándole su asignación anual, de casi 200.000 euros, fijada en los presupuestos del Estado.
En concreto, 376 días ha sido el tiempo de silencio de Felipe VI desde que tuvo conocimiento de esos hechos hasta que finalmente adoptó la decisión de reprobar públicamente a su padre y apartarse de su millonaria fortuna. Durante este periodo, fueron muchas las actividades públicas y privadas en las que participó el rey emérito: cuando ya su hijo sabía -tras recibir aquella carta- que su padre lo había hecho heredero de una sociedad con fondos tan oscuros. Algunas de ellas oficiales, tanto en España como en el extranjero (unas incluso en compañía de Felipe VI), otras de carácter privado (la mayoría regatas y celebraciones familiares).
Con la circunstancia sorprendente de que, en mitad de esta época de disimulo de Felipe VI, el rey emérito fue operado a corazón abierto en agosto de 2019, intervención que hubiera podido tener un desenlace fatal en una persona de 81 años, provocando la activación de la condición de heredero de Felipe VI sobre una fortuna que, como el mismo ha reconocido un año después, existe la sospecha de tener un origen corrupto. Si aquella operación hubiese tenido el más trágico de los finales, se hubiese puesto en funcionamiento la maquinaria para que Felipe VI hubiese recibido la herencia con tan oscuros fondos de la que ya tenía conocimiento.
El comunicado de la Casa del Rey detalla que Felipe VI, nada más recibir la carta "adoptó preventivamente" una serie de decisiones. La primera, trasladar copia de dicha misiva al rey emérito, así como "a las autoridades competentes". Se desconoce a qué tipo de autoridad se refiere la Casa del Rey: ¿Presidencia del Gobierno? ¿Parlamento? ¿Órgano judicial?. No queda especificado. Llamando la atención la utilización de estas palabras que nos retrotraen a lo acontecido durante el Golpe de Estado del 23-F de 1981, cuando el capitán Muñecas se subió a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados y anunció a los diputados secuestrados que tendrían que esperar a que se hiciera presente la "autoridad competente". "Militar por supuesto" eso sí, añadió en aquel momento el guardia civil uniformado.
¿Contestó sobre la verdad?
Es de suponer que el rey emérito contestó a su hijo sobre la verdad o no de lo denunciado en la carta de los abogados londinenses. Aún así, el 12 de marzo de 2019, el rey don Juan Carlos I recibió en audiencia oficial en el Palacio de la Zarzuela a la Junta Directiva de la Asociación Española de la Prensa Deportiva.
Unos días después, el 21 de marzo, la Zarzuela respondió al bufete de abogados británicos afirmando que "ni su Majestad ni Su Casa tenían conocimiento, participación o responsabilidad alguna en los hechos detallados" añadiendo que "no designaría representante legal para iniciar negociación alguna". Unas semanas después, el 12 de abril de 2019, es la fecha del acta Notarial donde Felipe VI manifiesta su intención de renunciar a la herencia de su padre. En ese momento, la notaria mayor del reino -cargo que recae sobre el titular del Ministerio de Justicia- era Dolores Delgado.
Pero será durante el mes siguiente cuando más actividades oficiales realizó el rey emérito. En concreto, el 4 de mayo de 2019 acudió con la reina Sofía , en representación del Estado, a la ceremonia funeral por el gran duque Juan de Luxemburgo. El 7 de mayo se trasladó junto a Felipe VI al "Encuentro COTEC Europa 2019" que tuvo lugar en el Teatro San Carlos de Nápoles (Italia). Una semana después, el 14 de mayo, presidió en el Palacio del Pardo, también junto a su hijo el rey Felipe VI, la reunión del Patronato de la mencionada Fundación COTEC. Y fue visible su emoción cuando hizo acto de presencia en la capilla ardiente de Alfredo Pérez Rublacaba el 11 de mayo de 2019 en el Congreso de los Diputados.
Finalmente será el 17 de mayo de 2019, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, cuando Juan Carlos de Borbón presida su último acto oficial durante la ceremonia de entrega del Premio Órdenes Españolas. Tan sólo diez días después, el 27 de ese mismo mes, se anunció por la Casa del Rey que, a partir del mes de junio, el rey emérito ponía fin a toda actividad institucional u oficial, retirándose completamente de la vida pública.
No así de la vida privada, porque han sido numerosas sus apariciones en regatas en Sanxexo (Galicia), Palma de Mallorca y Hanko (Finlandia) donde se proclamó Campeón del Mundo de Vela categoría 6m. También fueron muy comentadas su presencia en corridas de toros en Madrid y Aranjuez.
Y, como intervalo de una actividad desatada para un hombre que ha superado los 80 años y ha sufrido más de 15 intervenciones quirúrgicas, su inquietante operación de corazón realizada en el mes de agosto que, de haber tenido un desenlace luctuoso, hubiera puesto en marcha la condición de heredero de su fortuna opaca a favor de su hijo el rey Felipe VI. Meses después, recuperado de la operación volvió a las regatas en Sanxexo siendo su último acto publico la asistencia al funeral por su hermana, la infanta Pilar de Borbón, el pasado 29 de enero en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
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