Colocados entre contenedores de basura o simplemente tirados sobre la acera o el asfalto. Desde que comenzase la desescalada del COVID-19, vecinos de distintas partes de España han visto como sus calles han sido invadidas por un inquilino que se multiplica a gran velocidad: los colchones.
Su presencia en la vía pública ha sido y todavía es tal que se ha convertido en todo un misterio sin resolver. ¿Por qué ha proliferado el abandono de nuestro mayor compañero de descanso?
Las teorías que circulan por las calles son de todo tipo. La que cobra más fuerza es que puedan ser colchones de pacientes que hayan pasado la enfermedad o que hayan fallecido por coronavirus. Y ante las dudas por su desinfección, prefieren deshacerse de ellos. Otra, en cambio, es que los ciudadanos han querido tirarlos, pero el servicio de recogida de su ayuntamiento no estaba disponible a causa de la cuarentena. Aunque ahora la mayoría, entre ellos el de Madrid, ya ha vuelto a funcionar. Entonces, ¿cuál es la solución al enigma?
La respuesta no es otra que un auténtico boom en la venta de colchones durante el estado de alarma. Y es que tras más de dos meses sin poder salir de casa, muchos han decidido gastar en confort y comodidad. Unos han redecorado la vivienda, han arreglado muebles, han pintado y otros... han invertido en el mejor descanso posible y se han deshecho de lo viejo. Pero, ¿cómo comprar un colchón con todas las tiendas cerradas? Marmota era la solución.
Triplican facturación
Con este pintoresco nombre de roedor, este empresa catalana especializada en el sueño ha batido récords en menos de cuatro meses con su portal de venta online. Un éxito inesperado, sobre todo teniendo en cuenta que el 14 de marzo, cuando el Gobierno anunció el estado de alarma, esta compañía ponía en marcha un ERTE y no auguraba ninguna expectativa para el futuro.
"Entre el 13 y el 16 de marzo, conforme se fueron aplicando las medidas de confinamiento, cundió el pánico. Tuvimos el peor pico negativo de la historia en Marmota, no vendimos ni un solo colchón, rehicimos todo el plan de negocio, pusimos en marcha un ERTE, pedimos un crédito ICO... la cosa se estaba poniendo muy mal", cuenta el CEO de la empresa, Mario Gutiérrez (31), en una entrevista con EL ESPAÑOL.
La sorpresa que se llevaron tan solo 12 días después, el 25 de marzo, fue sublime. La empresa resucitó. La ventas de sus tres únicos colchones comenzaron a despegar casi a ritmo de vértigo. Sobre todo, el estrella, el tipo marmota. "Ha sido una burrada, somos otra compañía. En esos cinco días que faltaban para terminar marzo, duplicamos ventas comparado con el año anterior; si el año pasado facturamos tres millones de euros, en 2020 cerraremos con aproximadamente 10 millones", sostiene Gutiérrez.
Desde aquel día, han vendido un total de 3.500 colchones. Pero, ¿por qué ha triunfado Marmota? Todo, según la empresa, se debe principalmente a dos razones: el cierre de las tiendas físicas de colchones, que suponen el 95% de las ventas en el mercado y por ende el éxito de las plataformas online, y el cambio de hábitos ante algo tan severo como una pandemia.
"Por un lado, con el cierre del retail (comercio minorista), el mercado online se duplica. Y por otro, la sociedad. Al pasar más tiempo en casa, es muy importante descansar mejor tanto a nivel físico como mental. Cuando percibimos esa demanda, nosotros volcamos nuestra estrategia de marketing", explica el CEO. De este modo, a través de numerosa publicidad, Marmota fomentó la importancia del descanso a través de un "colchón de máxima calidad, a un precio asequible y que, en menos de 24 horas, podía estar en la puerta de tu casa". Y funcionó.
'Boom' definitivo
En realidad, esta filosofía ya era la base de la startup desde su inicio, en 2017. Sin embargo, el COVID-19 ha supuesto para ellos el boom definitivo. Toni Estellé (57), descendiente de una familia dedicada a la venta de muebles en el Delta del Ebro, decidió fundar la empresa hace tres años, pero con una perspectiva innovadora.
"Quería algo diferente, no queríamos vender el colchón de toda la vida, ni que el cliente lo probase vestido durante unos minutos en la tienda; fuimos en contra también de la categoría establecida, al final eso complica más al vender. Empezamos a operar a nivel online un producto sencillo, a un precio justo y hecho en España", sostiene Mario Gutiérrez. Otra gran ventaja es que el cliente puede probarlo durante 100 días y devolverlo si no logra descansar. Si finalmente lo compra, tiene una garantía de 10 años.
Marmota, ademas de ofrecer todo tipo de complementos para la cama (almohadas, canapés...), vende solo tres tipos de colchón. El Marmota, el Hybrid y el Hidrid Premium, a 380, 452 y 528 euros, respectivamente. Los dos últimos son un híbrido entre un colchón tradicional (con viscolatex, látex y espuma) y otro con muelles. Por otro lado, el Marmota se diferencia de los anteriores y de todo el mercado porque tiene 8 centímetros de viscolatex y látex en la parte superior del colchón.
10 minutos
Él éxito de esta empresa catalana también se debe a que tienen externalizada toda la parte logística. "Nosotros no tenemos almacén, la fábrica, en Las Franquesas del Vallés, produce los colchones, uno cada diez minutos, y prepara todos pedidos, aunque siempre suelen tener stock de seguridad", explica el CEO. Marmota, no obstante, está situada en la ciudad condal y estaba compuesta por doce trabajadores que se encargan del marketing y la atención al cliente.
— Resolvemos el misterio de los colchones abandonados en la calle, pero ¿qué le parece que la sociedad siga haciendo esto?
— Me parece un poco irresponsable. Nuestra prioridad es fabricar un producto 100% sostenible hecho de materiales reciclados. Que se tiren es algo que necesitamos evitar. Nosotros damos la opción de recogerlo y lo enviamos al fabricante para que se reutilice lo máximo posible. Los clientes no son conscientes del daño que se genera.
— ¿Temen que ahora, con la nueva normalidad, las tiendas clásicas vuelvan a liderar las ventas?
— Desde que se inició la desescalada, nosotros no hemos notado una caída en las ventas, es más, estamos vendiendo más que en mayo. Creemos que la evolución hacia el online ya se ha instalado para siempre. Con el Covid es como si hubiésemos adelantado seis o siete años la evolución del mercado. Ahora estamos en la línea de países como Estados Unidos.