El Gobierno de España ha dado este martes un nuevo paso para cargarse a la nobleza de Franco. Y es que el Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, liderado por la vicepresidenta primera Carmen Calvo. Así, el Ejecutivo estará un poco más cerca de cristalizar un marco jurídico que pretende ilegalizar a la Fundación Francisco Franco, retirar medallas a personajes como Billy el Niño o suprimir los títulos nobiliarios que se hayan concedido durante el Franquismo. Esta larga lista cuenta con 37 nobles, de lo cuales, a priori, 32 pasarían a ser plebeyos en el caso de que el anteproyecto sea aprobado por el Congreso de los Diputados durante las próximas semanas.
El motivo de ello es que la vicepresidenta Calvo ha especificado, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que no se quitarán “algunos títulos nobiliarios, que son pocos y que están vinculados a rangos intelectuales, científicos o académicos”. De ahí que los cinco herederos de las personalidades de la ciencia a los que Franco elevó a la categoría de noble puedan seguir ostentado sus títulos. “Aunque [los títulos] fueron entregados en la dictadura, nada tienen que ver con la llegada de ella, la represión de la misma y la desaparición de la democracia española que representaba la Constitución de 1931”, ha explicado la número dos del PSOE.
Así, Jaime de la Cierva Alvar, nieto del inventor español Juan de la Cierva, puede solicitar ser el tercer Conde de la Cierva, ya que su antecesor, Jaime de la Cierva Gómez-Acebo falleció en 2008, dejando vacante su título. También los herederos de la recién fallecida María Ramón y Cajal Conejero —hija del ilustre médico y Nobel Santiago Ramón y Cajal— puedan pedir la concesión del Marquesado de Ramón y Cajal.
La Ley de Memoria Democrática de Sánchez también permitirá a Ramiro de Maeztu y Manso de Zúñiga, heredero del literato español, seguir siendo Conde de Maeztu al igual que José Antonio Torroja Cavanillas conservará su título de segundo Marqués de Torroja. Jorge Arruga Ginebreda, descediente de unos reputados oftalmólogos catalanes, también podrá pedir, a pesar de la nueva ley, ser Conde de Arruga.
Los títulos que se retirarán
La vicepresidenta Calvo también ha comentado, de manera laxa, que los títulos nobiliarios que retirará el Gobierno son los concedidos a “personas imprescindibles en el golpe de Estado, la llegada de la dictadura y la represión”. Un grupo de personas de los mundos del Ejército, la política, la empresa y el clero con los que el dictador Franco entabló buenas relaciones.
Y es que hasta prácticamente su muerte, en 1975, Franco creó y concedió 37 títulos nobiliarios a empresarios, políticos y militares cercanos al régimen. El motivo: tenerles contentos y catapultarles a la alta sociedad española. De hecho, el Caudillo, tras ganar la Guerra Civil y proclamarse Jefe de Estado, se atribuyó la facultad de conceder, rehabilitar y transmitir títulos nobiliarios a quien quisiese mediante la quinta de sus Leyes Fundamentales. Una circunstancia que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere cambiar.
Es más, la voluntad de sacar adelante la polémica Ley de Memoria Democrática con el fin de “reformar la legislación vigente” no es nueva. Ya en 2018, el Ejecutivo de Sánchez daba respuesta a una petición escrita del entonces diputado de En Comú Podem Jaume Moya y le explicaba que ya tenía en mente “sanear” la aristocracia española mediante la supresión de los títulos nobiliarios que fueron concedidos por Franco.
Así, tras la exhumación del dictador, el 24 de octubre de 2019, el Ejecutivo ha querido seguir dando pasos para sacar adelante la Ley de Memoria Democrática. De hecho, antes de que estallara la pandemia de la Covid-19, el Gobierno de España ya iba a poner en marcha una medida para quitar los polémicos títulos nobiliarios concedidos por Franco. Pero no se pudo. España y el mundo se sumieron en una batalla para frenar las muertes causadas por el coronavirus Sars CoV-2 y esa idea de cambio quedó paralizada. Hasta este martes, día en el que Consejo de Ministros ha seguido adelante con esta intención.
En caso de que el proyecto de ley sea aprobado por la Cámara Baja, las personas que han heredado estas distinciones nobles se verán despojadas de ellas. Pero, ¿quiénes son estos nobles que pueden empezar a ser plebeyos?
Los descendientes de 17 militares
Cuando Franco y el “bando nacional” ganaron la Guerra Civil española, el dictador quiso reconocer y agradecer a los altos mandos del Ejército por sus “hazañas”. De esta manera, el Caudillo concedió durante los casi 40 años que gobernó hasta 17 títulos nobiliarios a los militares.
Entre ellos se encuentra el tercer Duque de Mola, Emilio Mola y Pérez de Laborda, quien tardó tres años en suceder a su padre en el título por tener las “tramitaciones congeladas” mientras estaba en el poder el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Este duque es nieto del general Emilio Mola, uno de los mandos clave en el golpe de Estado de 1936. De ahí que Franco quisiera honrar a esta familia con la concesión de un ducado.
Pero no es el único militar del bando franquista que haya tenido bajo el brazo un título nobiliario. Otro ejemplo es el militar Juan Yagüe, del grupo de los africanistas y legionario que luchó contra la clase obrera en 1934 en la revolución de Asturias a petición del Gobierno republicano. Ahora el título de segundo Marqués de San Leonardo de Yagüe lo exhibe Juan Yagüe y Martínez del Campo, cuya hermana, María Eugenia Yagüe y Martínez del Campo, ha intervenido en varias tertulias televisivas en representación de la fundación que lleva su nombre.
Otro ejemplo de un título nobiliario concedido a un militar es el de Marqués de Suanzes, ostentado en la actualidad por Juan Antonio Suanzes y de Abrisqueta, director de publicidad de Prisa Revistas. Pero, sin duda, uno de los apellidos más conocidos de esta categoría son los de Carrero Blanco. Su hijo Luis Carrero-Blanco y Pichot, segundo Duque de Carrero Blanco, ha huido de la fama, en general, pero heredó este título después de que su padre fuera asesinado por ETA en 1973.
Más presencia mediática ha tenido Gonzalo Queipo de Llano y Mancos, director de la Fundación Proinfancia Gonzalo Queipo de Llano y Marqués de Queipo de Llano. También, el tercer Marqués de Vigón, Juan Ramón Vigón García. Es hijo de María Concepción García Llorente, que murió en el atentado terrorista a manos de la banda ETA en el hotel Corona de Aragón, en Zaragoza.
Varios de estos descendientes de militares ya han tenido problemas con la Memoria Histórica. José Luis Moscardó y Morales-Vara del Rey —tercer Conde del Alcázar de Toledo— escribió una carta abierta a la ex alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, titulada “Silenciar a los héroes” en la que criticaba que el Pleno del Ayuntamiento privara del título de Hijo Predilecto a su antecesor.
Otros descendientes de nobles militares son: Francisco García-Escámez Pablos (Marqués de Somosierra), Ramón Ignacio Dávila Casas (tercer Marqués de Dávila), María José García-Morato y Gálvez (segunda Condesa del Jarama), Francisco Moreno de Alborán y Vierna (tercer Marqués de Alborán), María Luisa Saliquet Balbás (segunda Marquesa de Saliquet), José Enrique Varela y Urquijo (tercer Marqués de Varela de San Fernando), Pascual Cervera y Burgos (cuarto Marqués de Casa Cervera), Alfredo Kindelán y Camp (tercer Marqués de Kindelán), Francisco José Martín-Moreno Carnero (tercer Conde de Martín-Moreno) e Isabel Jaraiz García-Pallasar (tercera Condesa de Pallasar).
Nueve herederos de políticos
Franco concedió hasta nueve personalidades de la política un título nobiliario que, como ha ocurrido con los de los militares, han sido heredados. Pese a ello, hay dos nombres que destacan sobre los demás por la fama que han tenido y sus papeles en la Historia. Por un lado, Primo de Rivera y, por otro, Calvo Sotelo. El Ducado de Primo de Rivera fue creado en 1948 en honor a José Antonio, fundador de la falange, y actualmente lo ostenta su sobrino nieto, Fernando Primo de Rivera.
Pero no es el único Primo de Rivera con título en esta lista. Pelayo Primo de Rivera, bisnieto del dictador Miguel Primo de Rivera, es el actual Conde del Castillo de la Mota. En cuanto al Ducado de Calvo Sotelo está actualmente ocupado por José Calvo Sotelo y Olry de Labry, nieto del ministro de Hacienda de la dictadura de Primo de Rivera.
Una pérdida reciente la protagonizó María Josefa de Larruca y Samaniego, baronesa de Camporredondo. Viuda del ministro de Trabajo José Antonio Girón de Velasco, que ostentó la cartera desde 1941 hasta 1957, falleció en mayo de 2019, dejando la Baronía vacante. Un título que quizá no conozca heredero si la Ley de Memoria Democrática llega antes.
Otros hijos y nietos de los políticos a los que Franco condecoró son: Joaquín Bau Miquel (tercer conde de Bau), María de las Mercedes Redondo y Sanz Bachiller (segunda Condesa de Labajos), Víctor Pradera Gómez (tercer Conde de Pradera), Joaquín Benjumea Alarcón (cuarto Conde de Benjumea) y Francisco Javier Bermejillo Jentoft (cuarto Marqués de Bilbao Eguía).
Los empresarios nobles
Pero Franco no sólo quiso conceder títulos nobiliarios a la gente de su gremio, los militares, o a los políticos afines, sino que el mundo de la empresa también contó con cinco personajes que, de la noche a la mañana, pasaron de la plebe a la aristocracia española por dirigir cinco de las entidades más importantes del momento. Sus herederos son los que exhiben hoy esos títulos nobiliarios del Franquismo.
El más notable de los empresarios, a día de hoy, es José María Arias Mosquera, el último presidente del Banco Pastor antes de su absorción por el Popular. Es el tercer Conde de Fenosa, título creado para el empresario Pedro Barrié de la Maza, y uno de los pocos títulos con nombre de empresa.
Santiago de Ybarra y Churruca, Conde de El Abra, también se encuentra en esta situación. Actualmente, es presidente de honor del grupo Vocento, propietario del diario ABC. Patricio Echeverría y Ezcurdia, Conde de Echeverría de Legazpia, y María Victoria de Aznar y Arteche, Condesa de Arteche también ven su título peligrar.
Por otro lados, el Caudillo le dio a sólo un clérigo un título de noble. Se trataba de Juan Bautista Tedeschini y Danieli, representante del Vaticano en España entre 1921 y 1936. Le otorgó el Marquesado de Santa María de la Almudena, pero tras fallecer sin descendencia, nadie heredó el título. Posiblemente nadie lo ostente de nuevo.
Los académicos sí lo coservarán
Los únicos que se salvan, a priori, de esta retirada de títulos son los herederos de los académicos. Y es que el dictador concedió hasta cinco títulos nobiliarios a los intelectuales que sí han tenido heredero. Por ejemplo, en 1954 Franco creó y concedió —a título póstumo— el Condado de la Cierva al inventor español del autogiro Juan de la Cierva. Este título pasaría directamente a su hijo, Jaime de la Cierva y Gómez-Acebo, fallecido en 2008. Desde entonces el título ha estado vacante pese a que su hijo, Jaime de la Cierva Alvar, sigue vivo y podría llegar a ser el tercer conde de la Cierva si la Ley de Memoria Democrática lo permite.
Sin embargo, Franco no sólo concedió un título nobiliario póstumo al inventor. También lo hizo para homenajear al médico y Nobel español Santiago Ramón y Cajal. Fue su hija María Ramón y Cajal Conejero la que ha ostentado el Marquesado de Ramón y Cajal desde su creación hasta este 9 de mayo, fecha de su fallecimiento. Otro que podría quedarse sin título nobiliario es Ramiro de Maeztu y Manso de Zúñiga, heredero del literato que da nombre al propio instituto en el que estudió Sánchez y que ostenta el Condado de Maeztu.
Otro de estos intelectuales con título de noble fue un Premio Nacional de Ingeniería Civil en 2007: el segundo Marqués de Torroja, José Antonio Torroja Cavanillas. Además, se creó el Condado de Arruga en honor a unos oftalmólogos de renombre de Cataluña, cuyo heredero, Jorge Arruga Ginebreda, no ha llegado a iniciar los trámites de sucesión del título.
En todo caso, aún no es definitivo que estas personas vayan a perder sus títulos nobiliarios. El Congreso será quien tenga la última palabra. Pero, por el momento, gota a gota y paso a paso el Gobierno de Pedro Sánchez sigue adelante con su firme intención de sacar adelante su proyecto de Ley de Memoria Democrática, el cual haría que aumentase el número de plebeyos.