Con cuidado coge un papelillo, un puñado de tabaco, y comienza a liarse un cigarrillo justo después de tomarse un café tímidamente bañado con unas gotas de leche. Son las siete en punto de la mañana: primero toca repasar la prensa nacional y otear los titulares de las principales cabeceras autonómicas para acto seguido desplazarse a su bufete en Murcia, junto a la plaza de Toros. Empieza el día de Raúl Pardo-Geijo: el doblemente nombrado mejor abogado de España en materia penal por las prestigiosas editoriales jurídicas Client Choice y Best Lawyers. Muchas de las grandes causas de los juzgados españoles -Gürtel, Púnica, Malaya...- acaban en el despacho de este letrado, de 38 años.
“Me paso el día trabajando: solo descanso los domingos”, subraya Raúl Pardo-Geijo sobre la clave de que solo en 2020 haya recibido 12 galardones a nivel nacional e internacional. “Mi jornada laboral dura 14 horas con una parada de 20 minutos para comer algo”. El letrado no exagera sobre su rutina de trabajo porque cuando EL ESPAÑOL pudo contactar con él -a las dos y media de la tarde- acababa de salir de un juicio en Lorca donde defendía a una mercantil acusada de una presunta estafa de 3 millones de euros y en el momento de la llamada ya estaba reunido con otros clientes. “Déjame que acabe la reunión y quedamos en mi bufete cuando tome un bocado”.
Y lo del bocado es literal: se comió una lata de berberechos. “Leí que eran buenos por las proteínas”, aclara Pardo-Geijo mientras invita a este diario a entrar a su despacho. Pocos son los que pasan por su bufete: este año solo ha aceptado 30 casos de los 300 que le han ofrecido, pese a que en el listado de clientes potenciales había políticos de Valencia y Murcia, artistas, cabecillas de bandas criminales o colectivos profesionales que querían emprender acciones legales contra la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por la disputa de los taxis con los vehículos de transporte con conductor (VTC), incluso contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la gestión de la pandemia del COVID.
“No cojo nada que no tenga visos de prosperar y se lo argumento a la persona enviándole un correo electrónico después de haberme leído la documentación, para mí sería muy fácil estafarle y pedirle una cantidad diciéndole que voy a estudiar el caso para luego decirle que no hay posibilidades”, reflexiona Raúl Pardo-Geijo. “Yo prefiero directamente que el cliente no se gaste el dinero conmigo: no voy a cobrar si no hay una base legal para hacer algo”, insiste de manera tajante.
En los medios de comunicación se acumulan los elogios a la elegancia técnica de sus informes y precisión de sus recursos jurídicos, a la rapidez mental o el carácter incisivo de Raúl Pardo-Geijo: el abogado que siempre es retratado a la llegada de los juzgados luciendo pelo engominado -con nivel nueve de fijación- y que en un solo día de trabajo sería capaz de tumbar al mismísimo Juan Valdez tomando café. “Me tomo diez al día, a veces pienso que no llevan cafeína”, confiesa el penalista tras la mesa de su despacho cuya decoración alterna cuadros de Pepe Yagües y Antonio Ballester, con una colección de plumas, bonsáis y figuras asiáticas. “Me gusta la filosofía oriental”.
- ¿Cuál es la minuta del mejor abogado penalista de España?
- No hay precios fijos. Eso depende de la complejidad de cada caso. No es lo mismo estar acusado en un procedimiento que ser víctima. A las presuntas víctimas siempre las trato mucho mejor. Lo único que le puedo decir es que la mitad de lo que gano me lo quita Hacienda: de eso no me libro.
- ¿Usted se ve como el número uno del país en el ámbito penal?
- No, en absoluto. Me considero una persona excesivamente trabajadora.
- ¿Cree que usted despierta envidias en la profesión por los numerosos premios que ha recibido?
- A mí me tratan bien y me felicitan, pero eso no quiere decir que alguno pueda tener envidia. Yo también felicito a todos los compañeos que tienen triunfos judiciales. En general no creo que haya envidias entre los penalistas porque creo que hay casos y trabajo para todos. Además, cuando algún compañero me llama siempre le ayudo en todo lo que puedo.
Durante la entrevista con EL ESPAÑOL no deja de vibrar el móvil del letrado: llamadas, WhatsApps y correos electrónicos. A diario a su mail le llegan de 40 a 50 notificaciones judiciales sobre causas en Madrid, Alicante, Oviedo, Lanzarote... “Mi labor en el despacho es de biblioteca: debo desenmarañar cuestiones fácticas y jurídicas para que el proceso prospere”. Uno de los últimos sumarios que ha escudriñado es el mayor caso de corrupción en la historia de Ceuta: la ‘Operación Ghost’, con políticos y funcionarios acusados de prevaricación, falsedad, cohecho, blanqueo, tráfico de influencias y organización criminal por la dación ilegal de 490 casas protegidas a cambio de suculentas comisiones.
La agenda la tiene repleta de señalamientos mediáticos: el 10 de diciembre defenderá en la Audiencia de Granada a un profesor del Opus Dei acusado de supuestos abusos sexuales a una alumna del instituto donde trabajaba. El horizonte de 2021 pinta igual para Pardo-Geijo con la vista de la ‘Operación Sakura’ con ilícitos de corrupción, drogas, estafa, falsedades y organización criminal que supuestamente afectan a una multinacional japonesa y a guardias civiles de la provincia de Alicante.
- ¿Es más fácil representar legalmente a un político acusado de corrupción, a un empresario estafador o a un delincuente acusado de un delito de narcotráfico, abusos sexuales o asesinato?
- El nivel de trabajo siempre es el mismo sea el ciente que sea y siempre actuo con el mismo rigor.
- ¿Hay algún perfil de cliente para el que usted se niegue a trabajar por convicciones personales?
- A yihadistas y terroristas no cojo ni uno. No me interesan para nada: para mí no es lo mismo un asesino que mata a una persona que uno que pone una bomba y mata a 20 ciudadanos de manera indiscriminada. No llevo a esos clientes ni aunque me solucionen la vida económicamente.
Este afamado letrado se especializó en el ámbito penal aunque su vocación inicial era la de convertirse en notario después de acabar sus estudios en el CEU San Pablo de Molina y matricularse en Derecho en la Universidad de Murcia. “Me di cuenta de que mi memoria rinde mejor a corto plazo y pensé para qué me iba a meter en unas oposiciones si yo no valía para eso”. No habla en vano puesto que esa lucidez cortoplacista con las asignaturas le permitió concluir un año antes la licenciatura de Derecho y empleó el quinto curso en leer manuales mientras se empapaba del trabajo que se realizaba en el bufete de su padre: José Pardo-Geijo -otra leyenda de la abogacía murciana-.
- Usted lleva 14 años desempeñando su labor como letrado. ¿Ha ejercido más de defensa o de acusación a lo largo de su carrera profesional?
- En un 85% de los casos he sido la defensa y en un 15% la acusación y la mayoría de las veces porque la víctima me lo ha pedido, pero no me gusta acusar a nadie para que entre en prisión.
El motivo de tan abrumadora estadística de clientes que buscan la sabia defensa de Raúl Pardo-Geijo se debe a que solo cuatro de sus defendidos han sido condenados a penas que les han llevado a pisar la cárcel. Uno de ellos fue un conductor sentenciado con dos años y un día por cometer -bajo la influencia del alcohol- el homicidio de un motorista en una carretera de la pedanía murciana de Monteagudo. Los otros tres fueron los cabecillas del clan de narcos de ‘Los Pijetes’ por distribuir kilos y kilos de coca en la Región de Murcia. “Les pedían 30 años y les interesó una conformidad porque llevaban cuatro años en prisión y solo les condenaron a siete”, precisa el penalista.
Los últimos fallos favorables que le han notificado han sido sendas absoluciones de guardias civiles. Uno de ellos acusado de delitos de estafa y falsedad documental en Oviedo, mientras que el otro fue encausado por narcotráfico en Melilla. Pero en su currículum hay más victorias y muchas de renombre. Prueba de ello es la absolución que logró en ‘Púnica’ de la exsenadora del PP y exalcaldesa de Cartagena, Pilar Barrerio, investigada por utilizar dinero público para mejorar su reputación en un periódico digital y en redes sociales. Pardo-Geijo tambien logró evitar una pena de 20 años de cárcel a Vicente Sanz, exsecretario general de Ràdio Televisió Valenciana, a cambio de pagar 225.000 euros como multa e indemnizaciones a las periodistas de Canal 9 de las que abusó sexualmente.
En su cartera de clientes a lo largo de estos años ha habido todo tipo de perfiles desde delincuentes -ladrones, narcotraficantes, violadores...- a miembros de las altas esferas políticas, empresarios adinerados y funcionarios de las Fuerzas de Seguridad. De este último gremio ejerce la defensa de uno de los dos policías locales de Benidorm investigados por un presunto delito de odio relacionado con un vídeo que supuestamente se grabó estando de servicio los agentes, en pleno estado de alarma, y donde se podía ver a uno de ellos profiriendo distintos insultos a un transexual.
El caso de este vídeo despertó una gran polémica en todo el país, muchos titulares en la prensa y como casi siempre saltó a la palestra el nombre del letrado Raúl Pardo-Geijo. El abogado murciano argumenta que el policía local al que defiende no intervino en la grabación, no podía desautorizar en público al compañero que presuntamente profería los insultos a la mujer transexual porque es un superior y por ello acudió al jefe de servicio el día de los hechos para explicarle lo sucedido.
- ¿Qué opina de la reforma que impulsa el Gobierno de España de la ley de Enjuiciamiento Criminal donde serán los fiscales los que instruyan las causas y los jueces velen por las garantías procesales?
- Me parece que cada vez vamos a peor. Considero que es un despropósito y una falta de control de la actividad juridiccional. Estamos vendidos ante la opinión del Ministerio Público. Con lo cual todas estas reformas cada día van a peor.
- ¿Qué conclusión saca de sus batallas legales en estos años por los juzgados de todo el país?
- Los clientes siempre piensan lo mismo: cuando él gana es porque era inocente y cuando pierden y les condenan la culpa siempre es del abogado.