Casi nadie en la zona conocía a la pareja que protagonizó el suceso. Llevaban, dicen los habitantes del barrio de La Montserratina, pocos meses viviendo allí. En la planta baja del 55 de la calle Carles Altés (Viladecans, Barcelona). Una extraña pareja, al menos en apariencia. Él, Manuel Jesús, tenía 65 años. Ella, que responde a las iniciales de V.M.B.M., tiene 37. Ambos de nacionalidad española. Un total de 28 años de diferencia, sonoras discusiones entre ellos y poca relación con los vecinos.
Los hechos luctuosos sucedieron el domingo por la tarde. Pasaban las ocho y media de la tarde y ella subió al primer piso, muy alterada. "Mi marido se ha hecho daño", le dijo a los vecinos del primero. Los tres bajaron a la planta baja a toda velocidad, mientras la presunta homicida les explicaba que su marido se había caído y se había lastimado.
Llegaron al domicilio de la pareja y se encontraron el cuerpo inerte de Manuel Jesús. Al darle la vuelta se percataron de que la causa de su fallecimiento poco tenía que ver con una caída: el hombre tenía una puñalada certera en el corazín que había acabado con su vida. Cuenta El Periódico que otro vecino del bloque había escuchado una discusión previa. Gritos que desembocaron en la tragedia.
Aún no se conocen muchos más detalles del último crimen de Viladecans, dado que el juez que instruye la causa ha decretado el secreto sumarial. El último crimen, porque sus vecinos casi están acostumbrados a este tipo de sucesos de un tiempo a esta parte.
En esta población barcelonesa de 66.000 habitantes se han registrado hasta tres crímenes similares en los últimos 2 años. En mayo de 2019 hallaron el cadáver de la vecina Janet Jumillas, presuntamente asesinada por un íntimo amigo. En septiembre del mismo año, un dentista argentino residente en la localidad dejó morir a su esposa Susana de hipoglucemia, mientras él lo grababa en vídeo.
"Se ha caído"
El último de estos sucesos tuvo lugar a última hora de la tarde del domingo 31 de enero. Los Mossos d'Esquadra recibieron el aviso en torno a las 20:50. Un hombre yacía muerto en su domicilio, con una herida de arma blanca en el corazón. Poco se sabía del suceso, puesto que ninguno de los dos cónyuges antecedentes penales ni denuncias previas por nada.
El hallazgo del cadáver, sin embargo, fue cosa de los vecinos del primero. La presunta homicida, que ahora se encuentra detenida por los Mossos y pasará en breve a disposición judicial, fue la que les dio la voz de alarma. V.M.B.M subió nerviosa hasta el piso superior para pedir ayuda. O eso es lo que parecía en un primer momento.
"Mi marido se ha caído y se ha hecho daño", les repetía durante el breve trayecto del primero a la planta baja, donde residía el matrimonio. Cuentan en el pueblo que probablemente les pidió ayuda a ellos porque fue el primer piso que se encontró: en el rellano de la planta baja sólo hay un domicilio, el de la pareja protagonista del suceso. Así que subió y llamó a la primera puerta que encontró. Porque, coinciden los vecinos, esta pareja llevaba poco tiempo residiendo en el inmueble y todavía nadie los conocía. En lo que sí se ponen de acuerdo es en que discutían constantemente y que el motivo eran los celos que sentía ella.
Lo que hallaron estos vecinos al entrar en la vivienda fue al hombre que yacía boca abajo sobre un charco de sangre. Al darle la vuelta se percataron de que tenía una profunda herida de arma blanca en el corazón. Ella, cuentan esas mismas fuentes, solamente preguntaba si estaba muerto. Cuando llegó la policía y practicó las primeras pesquisas, se la llevaron detenida como presunta autora del crimen.
Dos crímenes más
"A ver si dejan de pasar estas cosas en Viladecans". Un deseo formulado en voz alta de una de las vecinas del municipio contactadas por EL ESPAÑOL. Y es que este tipo de sucesos no son ajenos en esta localidad. De hecho, la presencia del municipio en los informativos en los últimos años ha estado muy vinculada a dos sucesos trágicos acontecidos también en el ámbito doméstico.
Cronológicamente, el último fue la muerte de Susana Cortés, una vecina del municipio que regentaba un bar en la vecina Gavá. Ella mantenía una relación sentimental con Mariano, un dentista argetino conocido por sus fanfarronadas, su querencia por el alcohol y sus malos modos con los parroquianos del bar.
Mariano, según contaron a EL ESPAÑOL los propios trabajadores del bar El Recodo, maltrataba a Susana pegándole en lugares poco visibles. Ella era diabética y en la víspera de su cumpleaños sufrió una bajada de azúcar. Él, en vez de ayudarla, se limitó a grabarla con el móvil durante una larguísima agonía. Sucedió el 21 de junio. Al día siguiente, la fallecida hubiera cumplido 44 años.
Según eterminó la investigación, Susana sufrio esa bajada de azúcar a causa de una paliza que le propinó Mariano. La noche de autos estaban los dos solos en casa de ella. El hijo de Susana estaba pasando la noche en casa de un amigo. Mariano, muy pasado por los efectos del alcohol y las drogas (según apuntaban a este diario desde el entorno de la fallecida), tras oegarle una paliza, no solamente no la auxilió: también la humilló hasta que falleció.
Mariano le preguntaba cómo estaba, mientras grababa la escena con su móvil. Ella, agonizando, le contestaba “cómo voy a estar después de la que me has metido”. Susana se encontraba francamente mal y le pedía una Coca-Cola para que le subiese el azúcar. Él se la negó y siguió grabando. Cuando la mujer falleció, tras más de 10 horas de sufrimiento, el dentista argentino se largó.
El más mediático
Pero si hay un caso que puso a Viladecans en el foco mediatico durante meses fue la muerte de Janet Jumillas. Por el suceso en sí y por la serie de desgracias que aocntecieron a continuación en el entorno familiar de la fallecida. Janet, de 39 años y nacionalidad española, desapareció la mañana del 13 de marzo, día que eligió para ir a hacer gestiones al Ayuntamiento. Ahí se le perdió la pista.
Las pesquisas policiales se centraron en Aitor, un amigo de la finada que residía en Cornellá y con el que la mujer había quedado esa mañana. La coartada del presunto asesino fue que él había estado trabajando en la planta que Amazon tiene en El Prat de Llobregat. Las indagaciones concluyeron que Aitor había sido despedido de ese trabajo en febrero de 2019, a causa de sus constantes ausencias injustificadas.
Los investigiadores hallaron en el domicilio del hombre una fregona impregnada en sangre, cuyo ADN coincidía con el de Janet. El hombre había limpiado previamente con lejía la estancia, para eliminar cualquier rastro biológico de la joven. Algo más de dos meses más tarde (el 21 de mayo), dos operarios que desbrozaban en un descampado de El Prat de Llobregat (Barcelona) descubrían un macabro hallazgo: en una zanja, cubierto con una manta sucia, se encontraba el cadáver de una mujer. Realizadas las pertinentes investigaciones, concluyeron que era el cuerpo sin vida de Janet.
Aquel fue el colofón del annus horribilis para la familia Jumillas: unos meses antes había muerto María, la hermana mayor de la asesinada, a causa de una larga enfermedad. Tenía 55 años. El mes de abril falleció Paco, un hermano varón de 43 años que se atragantó con un perrito caliente. Sucedió justo después de participar en una manifestación en la que pedían encontrar a Janet. Y el 21 de mayo apareció el cuerpo sin vida de Janet.
Tres casos muy distintos entre sí, pero que han llevado el desasosiego a los vecinos del municipio. Los dos primeros casos ya están resueltos. Este ultimo, el de la muerte de Manuel Jesú, se halla en la fase más embrionaria de las pequisas. Sin embargo, fuentes próximas a la investigación han confirmado a EL ESPAÑOL que "parece que hay pocas dudas de la autoría del crimen". La mujer de 37 años, V.M.B.M., de momento, es la única detenida.